El gobierno de los agraristas fue un mal gobierno para Colotlàn, con Guadalupe Rivera se soltó luego luego la robadera de ganado. Se perdían las vacas de las calles de Colotlàn. Yo hasta fui con el gobernador García Barragán en representación de los ganaderos y tuve una discusión medio acaloradona con él. Estábamos como dos borrachos en una pulquería, alegando y el me decía:
-¿A ver que me propone usted?
-Le dije: -Mire usted a sido un militar muy ameritado, un hombre con mucha cultura, director del Colegio Militar, pero si se le cierra el mundo no tenga cuidado, nosotros le pondremos solución, si usted no se la halla.
En una ocasion uno que era mi compadre, tenia unos documentos mios y como el tenia unas deudas con don Eliseo Navarro, le ofreció firmarle unas letras, pero don Eliseo mejor le agarro las mías, y luego me las quiso cobrar, en la puerta de su casa y yo me le enoje, le dije:
-Yo ni de palabra tengo compromiso con usted. Y me contesto:
-Pero usted las firmo.
Entonces si me enoje y les dije:
-Miren, hijos de la chingada, a don Rafail, don Eliseo Navarro y don Pascual Rodríguez que estaba en su carro con Cuco Raygoza al volante. –Ustedes lo que tienen lo han amasado a base de sinvergüenzadas, Pero a mi con la pistola que no me abonen les doy un buen adelanto, hijos de la chingada.
Se quedaron con la maltratada. Después supe que Rafael Raygoza iba a la carrera a su casa, a sacar la pistola, vivía por la independencia. Le pregunto una persona
¿A donde vas tan de carrera Rafael? Y contesto:
–Hay nos acaba de maltratar un jijo de acá y jijo de más pa allá.
Rafail mato mucha gente, escudándose en que era maleantes y rateros. Junto con Eliseo hicieron muchas pendejadas. A don Pascual lo robo también, compraban ganado con dinero suyo, y cuando murió se lo cogió. Eran ventajosos. Eliseo fue ministerio publico y también le vendía la justicia al mejor postor. Eran chuecos, Rafail tenia sus matones Pedro y Maximiano Medina, y otros. En ese tiempo ellos manejaban la política, pero después Adalberto Ortega los bajo del macho, porque el General La Carra tenia ascendente en México con Ávila Camacho, y el les metió de diputado a Adalberto Ortega, Gil Preciado y Francisco Torres Rojas manejaban la política regional, ellos querían meter a Rafail Raygoza de diputado y La Carra les metió a Adalberto Ortega. El cacicazgo del orteguismo duro muchos años también. Don Antonio Sánchez Macias, Cuculelo Ortega, don Felipe Macias, fueron presidentes de ellos.
Cuco Raygoza ha sido un hombre con cultura, cuando vino la primera vez el gobernador Yánez a Colotlàn, dizque por allá dijo que no sabían que tenia una hermana sino también se la habían pedido. El gobierno que mangoneaba Alberto Ortega, le hizo un recibimiento muy agrio. Después el que metió mucho la mano en la política fue un señor de Huejucar, don Jesús Vanegas Vela, que fue dos o tres periodos jefe de la policía, el fue el que influyo a don Santos Salas Aparicio de la camarilla de Vanegas, ellos hicieron presidente a Cuco. Después volvió a venir Yáñez y le hizo un señor recibimiento y se lo hecho a la bolsa, lo recibieron en el barrio alto con danzas. El gobernador Yañez le tenia muchas deferencias a Cuco, en una ocasión que regreso Yánez de una comisión a Asia, fue de los únicos que acepto recibirlos en el aeropuerto. Para mi Cuco es el mejor presidente que ha habido, es un hombre con cultura, respetuoso del derecho y muy preparado. La presa de Tenasco es una de las obras gestionadas por Refugio, la principio Yañez y la termino Juan Gil. El mayor merito, para mi de Cuco, fue en una ocasión en que hubo mucha escasez de maíz, y el consiguió fondos entre los riquillos de Colotlàn, se fue a Guadalajara con el diputado Vicente Manderostro, y nomás le apretaron las manos que no hallaron ni como, y después Cuco se fue a México con un amigo senador y consiguió comunicarse con la firma Corn Gil Company, para comprarle maíz. Ni el gobernador ni el diputado le pudieron ayudar y el se las ingenio. Después tuvo el problema de que no tenía suficiente fondo, para mantener el abasto constante de maíz. Si se esperaba a realizar el maíz que venia por ferrocarril para encargar otro convoy, iba a ser insuficiente el abasto. Así que solicito una carta de crédito en el banco y con eso garantizo la continuidad del abasto, no solo para la gente del municipio, sino de las comunidades cercanas, que venían a abastecerse de maíz. Esa fue una obra maestra de Cuco.
-¿Quién se acuerda, el que trae la panza llena, difícilmente se acuerda del que no come? Cuco fue un hombre preparado y extraordinario, también fundo la banda de música. A uno por hay le limosneaba un uniforme y a otra gente un pito. Busco al maestro que la formo. El palacio municipal fue obra de el, el adoquín, el drenaje, el agua potable son obras de el.
El fue heredero de Pascual Rodríguez el heredo el potrero de San Lorenzo, cerca del Plateado, propiedad que peleo más de 45 años con la comunidad agraria de San Lorenzo, y finalmente lo gano, pero a medias., porque se lo pagaron pero no a buen precio.
Varios ejidos de Colotlàn y Santa María, los dieron en la hacienda de la Encarnación, que pertenecía al conde don Pancho Federico Moncada. Gente muy lista, organizada y trabajadora.
Don Jesús Aldana, era prestamista, que tenia dinero en oro que era una barbaridad. La Hacienda de Santa Teresa, fue de las que organizo el Conde de San Mateo.
La Hacienda del Hepazote era de un señor llamado Juan Quiñónez, la vendió en 1000 pesos 1892 a don Eusebio Barragán, que era dueño de muchas fincas en Colotlàn. Ya de viejo se disimulo y no pagaba la contribución, se aplomo y se la remataron, Toña Macias la compro en sociedad con don Alberto y don Felipe. Don Felipe Macias estuvo de administrador de ella. Ellos eran muy hermanables pero tenían muy mal genio, y se pelearon y se dividían, Toña le quito su parte a don Felipe y se quedo de dueña. Cuando fuimos a ver a García Barragán ya les habían dado una parte al ejido de Colotlàn y otra parte al ejido del Hepazote. Iba un campesino con nosotros a ver los de la ampliación y les dieron otro pedazo, el potrero los Pozos, quien eran cincuenta yuntas.
La hacienda de Huacasco era de una familia Sánchez Castellanos, durante 100 años, ellos se la vendieron a los Zulueta. Allí repartieron tierras a los ejidos, y los pedazos que quedaron les quedaron a las herederas de los Zulueta. Ellas le vendieron a Rodrigo Ortega, hijo de Fernando Ortega el administrador. Cuando Fernando comenzó a administrarla estaba en bancarrota, el la levanto de nuevo, balanceo la economía dela hacienda y le metió mucho ganado. Los hijos de Rodrigo han vendido en pedazos, yo le compre a Julián un potrerito de unos 100 hectáreas, que le había comprado el capitán Carrillo de Taltenango, que era piloto aviador, y se dedicaba al narcotráfico, el iba a traer cocaína hasta Venenzuela. A el lo mataron en una pista clandestina por la costa de Jalisco. El potrerito esta sobre la mesa del ingles, y es un potrero muy parejito, como mesa de billar. El Capitán Carrillo pensaba hacer una pista clandestina, pero lo descubrió el ejercito, y le llenaron de piedras grandes y palos, para que aterrizara ninguna avioneta. Al terreno le puso la gente el Aeropuerto.
Avelino Navarro fue un bribón bien hecho, era muy hábil, y labioso, siempre andaba militando, a el le gustaba la política, y siempre andaba en los partidos de oposición, después se hizo líder agrario. Avelino era convenenciero y vividor, agarro la bandera de liderar campesinos, y se echo malas con todos los ricos de Colotlàn. Estaba como los becerros “no hallaba de chiche colgarse” Un día que paso el candidato al gobierno de Zacatecas, aquí llego a Colotlàn y nos juntamos algunas gentes a saludarlo. Le dije en confianza.: -Tu eres ya muy agrarista, ¿De donde nos saliste tan campesino? Tu llevaste el Enriquismo a Huacasco, tu fuiste a sembrar esa semillita, los volaste de que Enrique Guzmán era el bueno. Don Agustín Rivera y el eran muy amigos, pero al último no se pudieron ver, un día entro al hotel con los Espinoza, y don Agustín Rivera era bravero, saco la pistola y fue y lo echo para afuera y lo insulto. Siempre andaba en la oposición, en el ejido de Colotlàn metía la mano a la tesorería y los amolaba con dinero. Hasta una calle lleva su nombre.
El general López era un hombre muy ladino, tenia una psicología, que no mas veía llegar a la gente y parecía que los traslucía, no lo hacia pendejo nadie. Una vez fue Avelino Navarro, acompañado de un teniente Guillén, que había perdido una pierna en la guerra de Jiménez, a poner en mal a Rodrigo Ortega: El gallino acusaba a Rodrigo de que él controlaba la robadera de ganado y sabe cuanta cosa más. En cuanto Avelino y el teniente Guillén se fueron, uno de los yernos del general desmintió su dicho y le dijo: -No General eso que le dijo ese señor no es verdad. Rodrigo Ortega no es eso. El General mando que lo trajeran de regreso, pero ya no los alcanzaron, lo que los salvo de una maltratada.
El General Anacleto López fue amigo mío por cuarenta años, ya en la ultima etapa de su vida. El era del norte de Durango, participo en la revolución de 1910, fue un viejo muy valiente, y con muy buena estrella, hizo proezas militares y le toco salir con vida de todas sus empresa. El anduvo con don Pablo González. El dueño de la Hacienda de Víboras era Daniel Ochoa, lo derroto y se posesiono de la hacienda. A el le gusto la región y aquí se quedo. La estabilidad política de Zacatecas se le debe al General López, el general Contreras, formó un partido de coalición, y ya le andaba al general López.
Me contaba su comandante segundo, Pedro Méndez Espinoza, mejor conocido como Pedro Garnica, que en una ocasión estaba un revolucionario Barraza levantado en armas en Durango, los generales que había ido a combatirlos a todos los derrotó, a uno de ellos hasta le avanzo la artillería, estaba el tal Barraza muy engrandecido y amenazaba con tomar la ciudad. El general López estaba en Querétaro y lo mandaron llamar, el era parte de los contingentes que pensaban enfrentar a Barraza. El general bajo su regimiento en la estación del Calabazal y se fue a hablar con el jefe de operaciones, el era muy hablador y les dijo: -Déjenme ir a calar ese jijo de la... –Yo les detengo ese jijo de allá y acullá. El jefe de operaciones le contestaba. - No espérate, cálmate. Barraza se encontraba ya a 17 kilómetros de Durango, y el gobierno civil y militar, ya estaba listo con los trenes para evacuar la plaza. El general tanto estuvo neceando, que lo dejaran ir, hasta que los canso y lo dejaron ir. El general se metió en la sierra con su regimiento, y se refugiaron el casco de una hacienda, ubicada en una explanada y dominada por un cerro. En la cumbre del cerro se encontraban los revolucionarios, que les decían los colorados, traían una gorra texana grandota, con camisa colorada, y chivarras, gente escogida, bravos y montados en buenos caballos. Con rumbo al oriente de la hacienda había un lienzo doble, y por la noche el General mando gente a hacer portillos, porque creía que en la mañana iba a ser el combate. Las avanzadas de Barraza los detectaron y les marcaron el alto, por ordenes del general, no respondieron el fuego. Los revolufios, ya sabían que había gente en el casco de la hacienda. Al amanecer el general mando una compañía de soldados que saliera de huida. Detrás de ellos salió una partida de revolucionarios a corretearlos, y tras de ellos mando otras dos compañías, en total unos cien hombres. Los revolucionarios creyeron que eran ya todos los hombres, y salieron en desbandada tras ellos y fue entonces que les salió el grueso de la compañía del general. Recordaba el general con entusiasmo, como si lo viviera de nuevo: -“Nos cruzamos con ellos, nos revolvimos y nos dimos una aporreada buena. Las compañías que salieron primero, tenían orden de regresarse inmediatamente que salieran ellos, tal y como hicieron agarrando a los colorados entre dos fuegos, como a las dos horas, salieron huyendo los alzados y yo y mis hombres, detrás de ellos”- Comentaba orgulloso el general López.
Al pasar por un rancho, el administrador le dijo al general: -Entre los hombres que viene correteando ya no viene Barraza. -¿Lo conoces? Le pregunto el general. –¿Pues como no si aquí asiste? Entonces se regresaron a donde había sido la rebatinga, y comenzaron a buscar entre los muertos y heridos. Al poco rato de buscar le dijo el hombre: - Mire aquel soldado trae la pistola de Barraza. Le preguntaron que de donde la había agarrado, y encontraron su cadáver a unos pocos metros de donde había caído también el caballo del general López. Cargo los muertos y los llevo a Durango, y se los aventó en los pies a los oficiales. Decía el general que brincaba el jefe de gusto, y que le llovían las felicitaciones de sus compañeros de armas y de la defensa nacional. Así en dos horas termino con la amenaza de Durango.
Cuando la revolución de 1920, cuando estaba de candidato... a el lo agarraron en Guadalajara, justo le habían quitado el regimiento, y lo había relevado otro. Entonces el General Dieguez, como tenia fama de valiente, lo invitó a secundar el movimiento en contra del gobierno, pero no acepto. El general López en compañía de 31 oficiales, habían acordaron secuestrar al general Dieguez, que dormía en un vagón en la estación del ferrocarril, para llevárselo a Obregón para que lo fusilara. Era un constante estar jugando con la muerte, si los descubrían les formaban consejo de guerra y los fusilaban de inmediato. Entre los que estaban en el complot, comenzaron a ver uno muy nervioso, misterioso y triste. Comenzaron a sospechar de el y cuando lo llevaban a Chapala para matarlo, confeso que era miedo, que era una empresa muy difícil, y ya no lo mataron. Al General Dieguez, no lo pudieron secuestrar, pero si se llevaron el tren con toda y la escolta de yaquis. Agarraron el camino hacia Irapuato, y por el camino iban matando a los de la escolta. Al pasar por una estación uno de los telegrafistas, también obregonista, les dijo que ya había pasado el mensaje para que el General Neira viniera a detenerlos. Al llegar al crucero en lugar de meterse a Zacapu, se fueron rumbo a México, no sin antes volar un pedazo de vía y los puentes. Decía el general, que su regimiento estaba en Michoacán y los localizo para que se vinieran con el, muchos de sus hombres lo siguieron y en los pueblitos se le unió otra guarnición. En Morelia, los alcanzo el general Neira, y los saco de la ciudad. El general López le anduvo sacando el bulto hasta que se pertrecho y ya que se sintió fuerte se le volteo y lo derroto. El general Neira tenía unos cofrecitos llenos de monedas de oro, que cayeron en poder de López, pero la mujer de Neira le comprobó que el dinero de uno de los cofres era suyo, parte de una herencia. Pero después de que se lo dio, ella ,le pedía el otro cofre. Entonces el general le dijo: -No este es mío, este yo se lo avance. El general era muy dinerero, siempre que atacaban una plaza, el mismo se dirigía derechito a los bancos, otros le tenía miedo a los balazos, pero el no. –Hay como robábanos.-decía el general López.
El general López era un hombre con mucho poder en el estado de Zacatecas y en toda la región. En una ocasión, levantaron la partida, la judicial federal en Zacatecas, sacaron al Secretario de Gobierno, lo sacaron con las manos arriba y le aventaron el dinero y los amagaron. Don Luis Delgado que era amigo del general, el ponía la partida en Jerez, Zac. Dijo- No, en Jerez si vamos a jugar. Pusieron la partida y el general le puso a una compañía de soldados. Allí sino se presentó nadie a detenerlos.
De los militares de Colotlàn, Eli Pinedo fue el más desafortunado, Benjamín Ortega y Guadalupe Olguín de Santiago, llegaron al grado de general. Ellos fueron compañeros de la primaria. Benjamín y Herminio se fueron con el General José Justo la Carra Rico, que vino durante la revolución y se caso con doña Elena Ortega, hermana de don Fernando. El general La Carra conoció a Don Herminio Sánchez y lo quiso bien. Don Herminio era una gran persona, honrado, honesto, cumplido, excelentísimo amigo. En memoria de don Herminio, el general la Carra, metió a Benjamín y Herminio al Colegio Militar.
Guadalupe Olguín y Eli Pinedo, se fueron con el general Tasolla Caballero, anduvieron por hay, Olguín fue de la gente de García Márquez que se suicido en Guadalajara, pura gente buena. Cuenca Díaz, no quería a los oficiales de tropa. En una ocasión García Márquez llegó y saludo a todos los militares y al general Cuenca lo brincó. En repuesta cuenca Díaz le mando el relevo a Guadalajara y García Márquez, como había sido revolucionario, le mando mentar la madre y no entrego el mando militar. Lo destituyo y le aplico un arresto domiciliario, de coraje García Márquez, se mató de un tiro.
Don Herminio era muy hombre, con 17 cristeros le acabo el regimiento al general Arenas, su primo don Felipe Sánchez no era tan bragado como el, le decían Felipe Carreras, porque corría dondequiera. Me contaba un señor de Santa María, que una vez entre mi papá y un tío le hicieron un rodeo, en el Soyate a Don Pascual Granillo, el jefe político( gobernador de la zona norte). Los que andaban echando los toros, eran un Ignacio Sandoval y el padre de don Alberto, los que andaban echando toros se enojaron y se agarraron a leñazos con los garrochas. A don Pascual Granillo se le hizo fácil sacar la espada y darle unos cintarazos a uno de ellos, que era muy amigo de don Herminio. Don Herminio nomás le dio un tirón al látigo a apretar la silla, desenvaino la espada y fue a mentarle la madre a don Pascual, y le dio unos cintarazos. Mi padre y tío quedaron en vergüenza, porque don Herminio les ninguneo al jefe político, era muy valiente don Herminio. Me decía Cuco Dávila que en Talesteipa o Cicalco había un indio muy bravo, Don Herminio fue de los primeros que llevo vehículos de motor a Colotlàn, y que andando de viaje, se le atasco el auto enfrente de la casa del indio. Para desatascarlo le agarro piedras de la cerca, y el indio estaba enfurecido, don Herminio parecía que estaba sordo, que no le oía sus improperios. Cuando saco el auto, se limpio las manos y la ropa y le dijo – ¿A ver que es lo que quieres? Y le dio una tranquiza al indio, de Dios y su santa ley.
Fue muy amigo de don Román Sánchez de Villa Guerrero, un viejo muy valiente, que en un pleito por allá mato a algunos. Cuando don Herminio se levanto en armas, lo saco de la cárcel. Don Román anduvo con el cuando asaltaron la hacienda de Villalobos en Tlaltenango y les quitaron la caballada a los soldados. En las Atarjeas, cuando murió don Herminio, decía que allí estuvo con el hasta el ultimo momento y que don Herminio no perdió el animo que les decía: -No se dejen, no nos hacen nada.
Emilio Valdez, era un tipo desalmado y loco de la defensa de Villa Guerrero, cuentan que cuando Gorrostieta tomo Mezquitic, les decía a los de Villa Guerrero que si había uno que fuera hombre se quedara a esperar con el a los cristeros en la plaza. Uno de los de la defensa decía que quien le hacía caso, que en la balacera todo era confusión, que todos andaban asustados y que al cruzar el río parecía que hervía el agua de la balacera. Por el rumbo de la plaza oyeron unos balazos, y pensaron –Ya mataron a Emilio. Se detuvieron en un lienzo doble en una lomita para resistir a los cristeros, y cual no fue su sorpresa que mezclado con los cristeros venía Emilio echándoles bala. Los cristeros comenzaron a aminorar la velocidad de sus caballos y le decían a Emilio: -¡No compañero ya no¡. Emilio si detenerse brincó la cerca, amarró el caballo y se echo a dormir. Cual miedo, ni cual confusión ni cual nada. Cuando los sacaron los cristeros de la defensa del lienzo, no lo podían hacer recordar. Don Herminio Sánchez era moreno con los ojos verdes, y en una ocasión se le ocurrió decir a Emilio que don Herminio tenía ojos de gato entre la leña, comentario que llegó a sus oídos, y que no le gustó a Don Herminio, así que le hizo piernas al caballo, brinco un lienzo y luego de regreso y desenvaino el machete y maltrato a Emilio, este ultimo no le quiso entrar. De hombre a hombre, don Herminio era gallazo. Contaba don Fortunato Barrientos, que era un prestamista y comerciante de Santa María, al que don Herminio le debía dinero, que cuando se fue don Herminio a la revolución el pensaba –Ya perdí mi dinero. Pero que un día al oscurecer, llego un hombre cobijado y le pregunto si era don Fortunato Barrientos, a lo que contesto –Si, señor. El hombre se descobijo y le dijo-Aquí le traigo un encargo de don Herminio Sánchez, le entrego una bolsa con monedas. Don Herminio era un amigo excepcional, muy cumplido y pagador.
El hijo de don Herminio Sánchez se llamaba Loreto, pero a la muerte de su padre, adopto el nombre del padre. En una ocasión en el colegio militar lo criminaron poniéndole objetos robados entre sus cosas, y de vergüenza se deserto del ejercito. El General La Carra le arreglo su reingreso. El padre de don Herminio se llamaba Loreto, era ranchero acomodado con buen rancho y ganado.
Sánchez de León, era un líder sin cualidades y sin virtudes, el fue discípulo de Yánez, una casualidad lo llevo a la presidencia. En una ocasión en que se llevaron detenidos al del registro civil del Refugio y Sánchez de León por un fraude con actas falsas. Yo fui el que le hice el quite, Yo fui muy amigo del teniente Coronel, Gilberto Bañuelos y del coronel su hermano Rodrigo. Ellos eran muy amigos del General Pamanes Escobedo, gobernador de Zacatecas. En aquel entonces el gobernador de Jalisco, era Romero de Velasco. Los dos gobernadores habían sido compañeros de cámara en la diputación. Le solicitamos al general Pamanes Escobedo que intercediera ante Romero de Velasco por la libertad de Antonio Sánchez de León. Delante de nosotros estuvo hablando el gobernador de Zacatecas con el de Jalisco, con una voz ladinita. De esta manera salió de la cárcel, Sánchez de León, sin que jamás nos lo agradeciera. Ni siquiera Leal Sanabria pudo arreglarle el problema.
Nos juntamos y formamos la Asociación de Charros de Colotlàn, Jalisco. Nos adherimos a la federación nacional. Yo coleaba muy elegante, mi compadre Simón era el más de a caballo, pero yo era el que coleaba más elegante. Yo era gallo, y también como era muy delgadito era el azote para correr caballos en al región. Los fundadores de la Asociación fueron Simón Navarro, Manuel de León, Rodrigo, Fernando, Arturo, Armando de los hermanos Ortega, Ramón Mayorga, Flavio Ortega. Todos eran de a caballo. Cuando inauguramos el Lienzo Charro de Tepatitlan competimos con 17 de los mejores asociaciones de la republica, y sacamos primero y segundo lugar en individuales y primero por equipo. Vieras como nos hacían cariño en los congresos. Colotlàn tenia fama porque venían los charros de Jalisco y les hacíamos un rodeos con 150 y 200 toros. Una vez que fuimos a Guadalajara, y estaban divididos los charros. Unos nos hicieron una fiesta en Chapala y los otros en el lienzo Charro Aceves Galindo. Flavio Alejo era de los fundadores, montaba a caballo, pero el no hacía nada. Era muy buena gente.
Rosendo Márquez no fue de la asociación, pero andaba siempre de charro, muy bien vestido, tenía buena presencia y mucha aceptación con las damas El me compró un caballo que traía “Jorge negrete, en así se quiere en Jalisco”. Yo compre el caballo en los Altos de Jalisco, era del fierro de don José de Anda de Tepatitlan, me lo dio a cambio de un caballo muy bueno, y 1500 pesos. El se lo regalo a su suegro don Facundo Martínez.
También tuve amistad con don Agustín de Ávila, el era un hombre flaco, flaco, hablaba muy quedito y casi no se le entendía lo que decía. El día que nos casamos Agustinillo, nos llevo a la Iglesia. Manuel Lozano era un tipo desconocido, como la mierda del cuije ni olía ni hedía, pero ya ves las cosas se van dando de tal forma que no se explica uno como. Creo que Manuel Lozano le grito una bobera a don Agustín cuando era presidente, y Agustinito lo maltrato y lo reto y le agarro la palabra Manuel y se fue y lo mato. Decía don Agustín que lastima que no estuvo Benjamín allí, porque el si lo agarra.
Cuando la Chabela mato a Tito Saucedo hasta los cuicos le tuvieron miedo, yo fui y lo alcance, lo agarre y le puse una pistoliza que ya lo mataba. La Chabela fue secretario del comandante militar, y se fue como voluntario de conscripto, y regreso como sargento de transmisiones. Tito tuvo la culpa, porque la Chabela andaba jugando a la sortija, y en una de las pasadas le lanzo un naranjazo que le paso rozando la nariz, hasta le hizo cosquillas. Volteo y estaban allí Tito, Rodolfo pinedo, Luis Pinedo el quirrin y una allí de pura gente medio maricones y no se animo a decir nada. En la segunda carrera que dio, Tito se hizo a media calle y le estrello un naranjazo en medio de las paletas, y se regreso la Chabela pistola en mano diciendo que que jijos de la ...traía. Tito era muy provocador, pero también muy sostenedor. Tito se le arrimo y le agarro la pistola por el cañón, pero la Chabela, se la jalo de la cacha y le dio el tirón para arriba, y le metió un balazo en el pescuezo, que se le fue a alojar en la medula espinal. Todavía de caído le bailo el caballito encimo y le tiro dos o tres balazos más. Después se volteo y nos baboseo a todos y nos dijo que si alguien y nos dijo que si alguno no estaba a gusto, era el momento. Nadie dijo nada, yo no traía pistola y no me venia el saco. El se vino en el caballito para el pueblo y venia recargado en un estribo y tonconeandose, como muy tranquilo, porque ni los cuicos dijeron nada. En esos días se había recibido el gobierno municipal de los del Carrizal, de don Guadalupe Rivera. Le dije yo al chaparro Pérez: -Oiga chaparro vamos agarrando a este tal por cual. Y dijo: -Vamos. Pero no hacía movimiento. Le pregunte yo ¿Pos que no trae la pistola? Me contesto-Si, y saco la pistola y se la puso en la manos como diciendo, aquí esta la pistola, ve si quieres. Le agarre la pistola y fui a seguirlo a pie a corre y corre. La Chabela iba muy confiado, y cuando le grite: -párate jijo de la chingada. Cuando le hable hizo ademán de sacar la pistola, la traía fajada en la cintura. Pero yo le levante la quijada a la pistola Colt 41, que me habían prestado y lo encañone. No se animo a sacarla. Me eche sobre de el, le agarre del cuello, le di el tironcito, lo ladee tantito y le di el primer pistolazo en la cabeza. Al darle el golpe trono la pistola y el se vino de clavadito al piso. Le quite su pistola y cuando se andaba queriendo levantar le daba yo otro y lo mandaba nuevamente al suelo, nada más levantaba las patas. Lo deje como un santo cristo bañado en sangre. Entonces llego Elías Gandara en el caballo de Manuel de León y con el machete en la mano, yo tanteaba que era contra mi y le dije: -También para ti tengo. La pistola se la había dado a Otoniel Navarro que había ido a darme apoyo. Ya me dijo que era de la policía que iba para que se lo entregara. Todavía le dije yo: -Son como el arcoiris, salen después de la tempestad. Se lo llevó y cuando iban llegando a la esquina, vi que la Chabela ya se iba recuperando, y lo alcance se lo quite y le di otra. La Chabela era hijo de la treinta-treinta, una querida de don Agustín. Carlos Bracho era salubrico en Colotlàn y era amigo mío, decía que cuando vieron caer a la Chabela pensaron este ya lo mato. Tito Saucedo no murió luego luego se lo llevaron a Zacatecas y allá murió después de días.