Saturday, July 31, 2010

Gorditas

Es en fechas relativamente recientes que las famosas gorditas de chilaquiles del señor Carrera han pasado a formar parte de mí horizonte gastronómico, no que ignorase su existencia, sino que muy apenas entendí a disfrutarlas. Muchas gracias querido lector por recordarme su feliz existencia y por ello le dedico con cariño este manojo de palabras.

Para un individuo famélico y anhelante, perseguir una carretilla por todo el pueblo en busca de las famosas gorditas de chilaquiles, puede resultar frustrante. Es más sencillo que lo encuentres de pronto por casualidad, y como un rayo te nazca el deseo de comerte una riquísima gordita, a que tengas las ganas y desfallezcas por saber si el Sr. Carrera estará ya en la Centenario o camina aún por la Hidalgo. Durante mucho tiempo se tuvo la certeza que a la hora del refrigerio de los alumnos de la foránea, necesariamente lo encontrarías allí, pero las revolucionarias políticas monopolistas de las cooperativas mercachifles de chatarra, ahuyentaron a los independientes, entre ellos al Sr. Carrera, que con todo y carretilla y los chiles de amor…didas tuvo que encontrar mercados menos politizados.

En alguna ocasión que desaforadamente hambriento buscaba por la famosa carretilla, alguien me sugirió:

¿Y porque no vas a comprar las gorditas a su casa?

Fue una de las pocas revelaciónes trascendentales de mi vida. Todo el mundo en Colotlán sabe que en la esquina sureste de las calles Cinco de Mayo y Paseo, viven los Carrera, familia de industriosos artesanos de la pita, y hasta allá dirigí mis pasos. En la talabartería de la esquina me indicaron la puerta correcta y alguien me hizo pasar por la habitación principal dedicada a la Virgen de Guadalupe, y de allí por un vericueto de patio-jungla, abigarrado de plantas y macetas hasta el chirríon de cocina. Una señora de tez blanca, trenza y delantal tomó mi orden con gesto amable y después con diestra habilidad se dedico a darle forma a la masa, para mis gorditas. En un enorme comal sobre un fogón de leña las coció y después lleno de chilaquiles, raspándoles una generosa dotación de queso enchilado, que bajo de un cierzo, que colgaba en un extremo de la pequeña habitación.

A primera vista el tamaño de la gordita y la grasa te parecen excesivas, pero después de embriagarte con su aroma y cuerpo, te das cuenta que es el tamaño ideal y la grasa deja de preocuparte, creo que es allí donde te vuelves adicto y no queda otro remedio que rendirle pleitesía.

Pienso que de los fanatismos de Pepe, el de construir monumentos, debería de ser aprovechado para construir una colosal escultura a las gorditas de los Carrera, que es una de las siete maravillas culinarias que Colotlán le ha aportado al mundo, sin que los expertos se hallan podido poner de acuerdo respecto de las otras seis.

Se va otro de los Pepes

Es casi ineludible que la noticias que verdaderamente interesan a la comunidad jamás las publican los medios o aparecen tarde y mal, en fechas recientes hemos querido tener una versión oficial de los rumores que corren en internet sobre el secuestro de vehículos y autoridades de Colotlán y la suspensión de Pepe Serrano, en comunicación social, pero solo hasta hoy Voz del Norte cubre parcialmente la segunda noticia y lo hace mal, pues fija como fecha de la suspensión agosto del año pasado y tristemente no aclara los motivos que condujeron a su separación del cargo.
Por lo demás creo que es una bendición para Colotlán y para Pepe Serrano que se vaya a trabajar a Tlaltenango, todos salen ganando. Pepe se había perpetuado en el cargo sin aportar nada relevante a la comunidad y llenando solo de eufemismos su actividad periodística, o explíquenme mejor:

¿Cuál radio cultural?

Por lo demás es una importante oportunidad para que aprenda a escribir y se profesionalice aún más como comunicador, llenando de ideas nuevas y frescas su dorada cabecita. Nuevo trabajo, nuevos retos y a Colotlán le deja un importante legado en….(déjenme investigar).

Para el ayuntamiento de Colotlán es la oportunidad de traer a un equipo inteligente y emprendedor, dirigido por alguien joven y con nuevos proyectos e ideas, tal como Ibis Vianney Guzmán, que construyan verdaderamente esa radio cultural, esas investigaciones, esos museos y esas publicaciones que necesita nuestra comunidad.
"En el pecado llevará la penitencia.- Por un arrebato de protagonismo, del regidor del PRI, Alejandro Mayorga, el Ayuntamiento de Colotlán que preside José Luis Carrillo, suspendió varias semanas al vocero oficial José Alonso Serrano Campos, quien dada su experiencia profesional, de inmediato fue contratado por el próximo Ayuntamiento de Tlaltenango, Zacatecas, en el mismo cargo.Con la salida de Serrano Campos, Colotlán se quedará sin vocero oficial, tomando en cuenta que este funcionario es creador de varias páginas Web de municipios de la región, y fundador de la radio cultural colotlense que transmite desde la presidencia municipal en el 87.7 de FMEl aludido se despidió de sus compañeros el pasado miércoles 28 de agosto, para prestar desde septiembre 15, sus servicios al ayuntamiento panista que presidirá Marco López. "
(Voz del Norte)
PD. Felicidades tlaltenanguenses, se llevan la joya de la corona.

Museos y libros

Una certeza que viene ganando cada día más fuerza entre los alcaldes del norte de Jalisco, es la necesidad de fortalecer las actividades y ofertas culturales autóctonas. Así el alcalde de Huejuquilla le apuesta a la formación de museos que muestren la riqueza cultural de su comunidad, el museo Wixarica es una realidad y se encuentran en ciernes algunos otros como el de la Judea, en tanto que los alcaldes de Villa Guerrero han apoyado con todo la publicación de libros, de autores y temas locales. Don Marino Quezada, es una agradable realidad con sus relatos de aparecidos y recientemente se publico el libro de cuentos “Esperando que nazca el viento y otros relatos”, de autores de la zona Norte y la novela, “Nostalgia por mi Tierra” de Jesús Godinez.

Y como dijera alguna vez don Manuel Caldera:

“Colotlán, el gigante del norte, continua dormido”

No digamos solo dormido, sino en estado de coma o por lo menos cataléptico.

Desde el primer mandato de Pepe Carrillo, su director de cultura planteo la inquietud de construir un museo municipal y se dio a la tarea de conseguir las piezas, vino después Enrique y su director repitió la misma cantaleta, solicitando incluso una casa prestada para el dichoso museo y ahora regresa nuevamente Pepe, y el famoso Museo aún no se concreta y como dijo don Teofilito:

-Ni se concretara.

Falta voluntad y compromiso para hacer realidad tan trascendental proyecto y hay que reconocer que la cultura no es precisamente el fuerte de nuestro presidente, o algo que lo “fanatice” así que las propuestas de construir museos o apoyar publicaciones, son sueños guajiros que en Colotlán, durante este breve trienio, no lo verán nuestros ojos. Si Pepe en su momento no fue capaz de apoyar la publicación de una larga y acuciosa investigación histórica sobre nuestra comunidad, quizás halla mas suerte con textos mas breves, pues no hay que olvidar, como ya lo señaló él puntualmente, que su fuerte son los relatos cortos, es decir todo aquello que pueda ser leído en una sentada en el baño. Desafortunadamente sus dimensiones corpóreas, nos indican que ese no es un placer del que guste de disfrutar con mucha frecuencia o por periodos prolongados.

El Dr. Candido González, primer rector del CUNORTE, adoleció de muchos vicios y vanidades durante su gestión, pero jamás el de ser mezquino con la cultura, en publicaciones invirtió una pequeña fortuna, así como le dio forma a los coloquios y encuentros de especialistas sobre la zona norte de Jalisco.

Cuando Alberto Castellanos reemplazo al Dr. González, en el puesto de rector, le pregunte si le iba a dar continuidad a la política de publicaciones de su antecesor y muy claramente contesto que no, que solo iba a publicar obras de calidad y rigor académico.(What a moron, pensé para mis adentros y ). Y efectivamente ya no se publico nada, seguramente no encontraron nada que llenase tan altas expectativas y se terminó una de las trascendentes aportaciones culturales para la comunidad de Colotlán. Probablemente muchos de los títulos que de publicaron en el periodo de González, no llenaron las expectativas de perfección, redacción, rigor lógico, académico o científico que hubiese demandado Castellanos para ser publicables. Y quizás el flamante rector tampoco se tomo la molestia de leerlos, para encontrarles otro valor mas que el literario o científico, pero algunos pocos que si tuvimos la oportunidad de hacerlo, encontramos una amplia y rica trayectoria histórica de nuestra comunidad que nos era desconocida.

Estos libros nos abrieron los ojos a una historia y un discurso, de una región que por siglos había estado muda. La lista incluía los trabajos y ponencias presentados en los diversos foros organizados por el CUNORTE, recopilaciones de trabajos e investigaciones importantes publicados sobre la región, testimonios de nuestra gente, novelas y relatos de la cristeada, así como novelas de escritores jóvenes, entre lo que recuerdo. Estas publicaciones fueron un preciado tesoro cultural para la gente de la zona norte de Jalisco, complementado con los escasos trabajos publicados por la gente del municipio en los últimos cien años. A saber los dos libros de compilaciones de Felipe Valdez, el libro de Renato Haro y Bernardo Carlos Casas, la investigación de Alejandro Caceres Villafaña y el estudio de tesis de Adalberto Ortega, entre los principales. Es conocido que hay una cantidad enorme de documentos sobre nuestra comunidad que se han venido construyendo con los diplomados del Colegio de Jalisco, sin embargo nadie se ha tomado la molestia de conjuntarlos y darles forma impresa o subirlos al Internet, lo que seria una formidable contribución a nuestra comunidad.

Comentario aparte merece la historia de Colotlán de Gabriel Ramos Arechiga, que probablemente sea el mejor trabajo sobre la historia de Colotlán en el periodo que abarca la guerra cristera y el periodo de la educación socialista y que fueron publicados parcialmente en una de las compilaciones de Felipe Valdez. Y hasta donde tengo conocimiento nadie se ha tomado la molestia si quiera de comentar la importancia de este trabajo y el valioso legado que nos dejo este insigne colotlense, lo que en Colotlán no es novedad, pues los hombres de letras jamás no han merecido mucho respeto y como no le rendimos pleitesías, ni le hacemos caravanas a nadie, mucho menos a un puñado de intelectuales aburridos y lunáticos.
Y bueno el nuevo rector del CUNORTE el Mtro. José Alberto Becerra Santiago, es una incógnita aun en materia de cultura, sabemos que ha tenido el valor para denunciar los problemas de inseguridad publica que se viven en la región, pero me llama la atención su parquedad, en poco mas de dos años que fuimos vecinos sobre cinco de mayo, jamás dijo Buenos días, eso me habla un poco de lo empapado que puede estar con el sentir de la gente de Colotlàn.


Es una pena que la ya de por si larga estancia del panismo en el municipio, no deje instituciones sólidas y trascendentes en materias tan sentidas como la educación y la cultura. Hasta el momento han privado los intereses partidistas, el amiguismo, los compadrazgos y el inmovilismo por sobre los intereses de la comunidad. Los panistas se han conformado con repetir año tras años las mismas formulas trilladas inauguradas por el visionario señor Jesús Alejo, variando muy poco los actores y apenas si los decorados. Y bueno hay que darles el crédito que políticamente les ha funcionado, con todo y sus cuadros mediocres y sus propuestas nimias, siguen allí trepados en el árbol, y sabrá el cielo por cuanto tiempo más.

Suerte nos de Dios que lo demás nos tiene sin cuidado.

Saturday, July 24, 2010

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Thursday, July 22, 2010

Comunicadores. Por lector

Hay situaciones dignads de comentar. El otro día escuche a un "conductor" de noticias que siguiendo la opinión del "Colotleco" invitaba a los "medios de comunicación" a "unirse" para medio informar a la población, esto a raíz del presunto "secuestro", "robo" vaya usted a saber de la camioneta "oficial" de la presidencia, bueno parece que estos mediocres de la comunicación están fuera de orbita, porque despues de dos años de acontecimientos en la zona norte y en especial nuestro municipio ha vivido una serie de sucedos indignates conocidos por todos, menos por estos "comunicadores" de quinta que nada más lo que hacen es medio leer (porque las deficiencias en la decodificación es muy evidente), y copiones de notas periodisticas de medios de comunicación escritos nacionales (voz del norte, así la población se "informa" a través del rumor de robos, asaltos, levantones, asesinatos y otros tanto delitos que no han podido dar cuenta con cierto grado de profesionalismo. Un medio de comunicación a nivel nacional y que cuenta con suplemento de Jalisco dio cuenta de estos acontecimientos de manera profesional e incluso haciendo entrevistas en las poblaciones señaladas y al rector del CUNORTE, se pueda dar cuenta de la realidad de las cosas incluso que se desonocian, por eso es aberrante contar con estos medios de comunicación tan miseros en sus contenidos, tan rampantes y tan serviles de presidentes municipales y diputados que han buscando dádivas para "hacer" su famoso periódico, a estos vividores de la comunicación dan pena por la poca objetividad, y la falta de talento y de creatividad para desarrollar un trabajo tan importante e interesante, además del compromiso social que es informar con VERACIDAD a la población de los acontecimientos. En la actualidad en los municipios del norte de Jalisco en nula la inversión en obra pública, por lo que callan y optan por recibir la migajas del poder y de la ambición, parecieran más bien paleros de los ayuntamientos al pasar algunas "actividades" del DIF de Santa María, cuando hay mucha información digna de ser conocida por los ciudadanos de este municipio, pero la falta de sensibilidad y el mínimo conocimientos de estos aspectos llevan a desinformar a todos los pobladores, otro "conductor" que hace entrevistas acomodaticias y aduladoras a los familiares de Enrique Alvarez, cuando hay otros jóvenes que han sobbresalido y nunca se les toma en cuenta, aquí se ve claramente lo tendencioso y la falta de ética periodistica que debe haber en un medio de "comunicación" serio y digno de ser escuchado, visto o leído por todos los ciudadanos. Por eso pasan sus aniversaarios inadvertidos por la falta de compromiso con la sociedad por eso los únicos que "felicitan" a estos medios son los personajes a los que sirven, porque ningun ciudadano común y corriente que tenga algo de crítica se atreve a felicitar a estos patanes.En Colotlán existen muchas deficiencias, que muchos sueñan o crren con cumplir pero la verdad es que dista mucho de la realidad en la que estamos inmersos. Por esos señores para ser "comunicadores" se debe de tener tres cosas muy importantes: compromiso social, ética y algo de prefesionalismo y creatividad para poder desarrollar un actividad tan noble y tan importante en estos tiempos de sociedades de la comunicación y del conocimiento. La invitación es hagan algo mejor si no mejor dejen el espacio aunque sea en blanco porque NO estan cumpliendo ninguna función social.

Saturday, July 17, 2010

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Friday, July 16, 2010

Otras cenas...

Todos los domingos y a veces entre semana, apenas comenzaba a obscurecer, la abuela enviaba al primero de nosotros que se aparecía en escena a traer el pollo frito del abuelo, empresa que unánimemente repudiábamos. Mi hermano mayor incluso llegaba al extremo de esconderse debajo de la cama, de donde no fue posible sacarlo ni una sola vez, sino hasta que el emisario del pollo había partido. La abuela comenzaba a llamar por nuestros nombres y era una vergüenza y una carga de conciencia no acudir, lo más que a veces lograba uno era lograr un acompañante, que le hiciera menos penosa la espera. En si, la tarea no debió de haber sido tan horrenda, a no haber sido porque la dueña de la cenaduría era tortuosamente execrable. Doña Chilo Ramos, descendiente indudable de antiguos huachichiles, por lo menos así la denunciaba, su corta estatura, el pelo escaso, intensamente oscuro y dolorosamente agarrado en una cola que le hacía los ojos chinos. Una nariz como cortada a hachazos. La piel muy oscura y amarillenta, brazos y piernas nervudos, de gran fuerza física y determinación inquebrantable, sin lugar a dudas un hermoso y claro ejemplar de las razas autóctonas locales. Pero también una mentalidad terriblemente retorcido y llena de vericuetos. Su mundo se dividía esquemáticamente entre ricos y pobres, y se relamía los dientes atendiendo a la aristocracia local, que la hacia explícitamente parte de su mundo, con saludos, bromas y arrumacos. En ese momento en que los Ruizes, los Leones, Los Vázquez habitaban su mundo, todo era felicidad y dulzura. Los mejores guisos y los platillos especiales adornaban la mesas de sus regios comensales y ella desde su brasero se convertía en la reina que hacia posible el real convite. Pero para los tristes pobres o medios pelos que se atrevían a aventurarse en la pocilga de cenaduría que tenía por negocio, la mas glacial e incluso desconsiderada atención les era prodigada, eso si con creces. Todos aquellos que nunca fuimos ricos, tuvimos que sufrir los desplantes aristocráticos de la bruja, y aún ser de los primeros en llegar teníamos que esperar que atendiera a sus favoritos, conforme se iban presentando, y después de dos o más horas de tediosa espera finalmente llegábamos a casa de la abuela cargados del delicioso pollo frito. Porque eso si, la condenada mujer, tenía una manera única de preparar el pollo, lo convertía en manjar de dioses. Desde luego ese platillo, solo era reservado a los afortunados ricos capaces de pagar, lo que en aquellos tiempos significaba una pequeña fortuna, en un Colotlán donde el pollo siempre ha sido caro. Don José Ortega, uno de los ricos del pueblo, hizo famoso la frase:

-Comerían pollo.

Mientras recriminaba las crecidas cuentas que sus empleados le presentaban por alimentos cuando salían a repartir el gas a otras comunidades.

Otra de las delicias que preparaba doña Chilo, lo eran sus tacos de picadillo, las enchiladas y su curtido. Quizás hasta valía la pena aguantar los desplantes y la espera infinita, con tal de comer las delicias que salían de su brasero cargado de manteca. Alguna gracia debió de haber tenido la mentada Chilo, quien gozo del favor de poderosos señores que ascendieron al poder en los años cuarenta, con los Avilas-Camacho y Migueles-Alemán.
Dios la tenga en su santa gloria.

El sabor de los recuerdos

Hay ciertos olores indeleblemente grabados en mi memoria y que se asocian indefectiblemente a los momentos felices de mi niñez o adolescencia, sin apenas darme cuenta, en innumerables noches como la de hoy, cuando mi estomago comienza a pedir alimento, se despierta también la añoranza, por la cena de la abuelita Licha.

Nunca supe si la abuela era una gran cocinera o no, pero todo lo que preparaba sabia delicioso. Su cocina era en extremo estrecha, un chirrión angosto con el refrigerador y la estufa por un lado y en el otro apenas una pequeña mesa de pesada losa de granito y a un costado el fregadero. Empotrado en el muro de la pared una inmensa alacena que celosamente escondía los más ricos tesoros del mundo y un enjambre infinito de enseres de cocina y estrafalarios utensilios, todos ellos cuidadosamente custodiados bajo doble llave. Gustábamos de visitar a la abuela, de juguetear en el patio, deshojar la camelina de olorosas florecillas moradas, sentarnos en el reducido quicio de la puerta y mirar pasar la gente. O simplemente deslizarnos sigilosamente hasta la pieza donde se ubicaba la biblioteca de la casa, un solo librero rebozante de gruesos volúmenes acaparaba nuestra atención, encendía nuestros cerebros y hacia brillar nuestra codicia. Allí conocí los clásicos de la literatura universal y me olvide de las revistas de Lagrimas y Risas, Por Favor, Fuego e incluso de Marcial La Fuente Estefanía. Desde luego siempre de forma callada, subrepticia, no se porque pero hasta en eso los libros leídos a escondidas siempre fueron los mejores, los mas incendiarios, los mas apasionados. Allí descubrí mi gusto por la literatura pecaminosa: Cumbres Borrascosas, La Taberna, Nana y las historias románticas de Napoleón Bonaparte me llevaron en ese derrotero y me apartaron del confesionario o por lo menos me hicieron hipócrita en materia de fe.

Pero apenas caía la noche, y nada se comparaba con el terrible y pernicioso olor que se colaba desde la cocina, a todas las habitaciones de la casa y de allí hasta la calle. Un buen plato de frijoles chinitos, aderezados con delgadas tajadas de queso rojo y un celestial chile de tomatillo esperaban a cada uno de los nietos. Un vaso de leche bronca recién hervida, con todo y la dulce natita se alineaba junto al plato, y en una primorosa servilleta bordada se apilaban las ricas tortillas de maíz torteadas a mano. Por si fuera poco, de una cacerola milagro, se hacían presentes los crujientes y doraditos panes de Santa María, rellenos de derretida mantequilla y espolvoreados con blanca azúcar. Parece poco pero era todo un sueño, un agradable festín a nuestros estómagos infantiles. Uno podía llegar a casa de la abuelita a cualquier hora del día o en las primeras horas de la noche y encontrarla científicamente concentrada en la elaboración de algún guiso, pastel, gelatina que haría la delicia de sus afortunados comensales. Una pequeña balanza era amiga inseparable de sus trabajos en la cocina e infinita fuente de curiosidad de cada uno de sus nietos, que cada uno a su vez y a su debido tiempo, preguntaba desconcertado que era aquello y para que servía. En la casa de los abuelos tenían dos áticos, tapancos o buhardillas. Uno en el corral, sin escalera de acceso y donde se guardaban las petaquillas de remotos años y viajes, donde mi curiosidad me llevó a encontrar algunas de las obras de Jardiel Poncela, censuradas probablemente por frívolas. Al otro tapanco, ubicado en el patio, se llegaba por una escalera muy parada de metal y conducía a la despensa de conservas y las pesadas vasijas de cajeta de membrillo, que año con año se preparaban en el corral de la casa, en el siempre reluciente cazo de cobre. En ese mismo desván se guardaba también perfectamente cerradas y catalogadas las botellas de miel de abeja y maguey. En casa de los abuelos nunca podría faltar un buen postre y estoy seguro que mi natural glotonería se gesto a medias entre los muros de la casa de los abuelos y nuestra propia casa: las frutas cubiertas, los dulces de leche, la cajeta de camote y celaya, la capirotada y el dulce de fideo con almendras en la cuaresma, los dulces de guayaba y coco venidos de lejanos trópicos, los finos chocolates llegados de la ciudad de México, el chocolate casero, los mazapanes y turrones, eran todos ellos parte de su repertorio culinario que nos atraía como moscas a su casa. Sin contar los exóticos y deliciosos platillos que era capaz de preparar: platillos locales, nacionales e internacionales. Jamás antes de hoy me detuve a pensar como se gesto esa increíble formación gastronómica de la abuela, quizás su vida un tanto monástica después de perder a su marido siendo aun muy joven, le llevaron a encontrar otro tipo de satisfacciones en la vida: la comida, la moda y su familia.

Sunday, July 11, 2010

Vazquez




En Colotlán, Vázquez es sinónimo de albañiles, buenos albañiles y el adjetivo no es para nada superfluo. Sus dotes de alarifes les vienen de antaño. Ser albañil es un viejo oficio en esta familia, que se remonta a las épocas en que casi toda la construcción en el poblado se realizaba con adobón, barro, cantera y cal. Estos primeros constructores dividían el año, trabajando de medieros en el campo durante las aguas y de albañiles en las secas. Es muy probable que cuando el padre Terán termino la iglesia de san Luis Obispo, algunos de los Vázquez ya anduvieran allí, pero lo que si es seguro es que cuando se construyo el bordo del río para prevenir las inundaciones y conocido como “El calicanto”, los Vázquez trabajaron en el proyecto, así como en la presidencia de don Agustín Rivera y ya más para acá en los drenajes, los pozos de agua, el adoquinado, la presidencia, los hoteles y muchas de las fincas del poblado. Es a partir de los años setenta, con el auge de los nuevos métodos de construcción, que involucraban cemento, ladrillo, cuñón y varilla que hicieron de la construcción una forma permanente de vida, sin embargo al igual que muchas otras familias colotlenses, tarde que temprano, también les llegó la llamada del “Norte”. El presente relato aborda algunas anécdotas relativas a esta familia.
Don Ubaldo Vazquez:


No sé por que me fui a trabajar con José y Vicente andaba con José, y salimos de pleito Vicente y yo, total que andábamos haciendo la mezcla halla con Víctor Frausto, estaba yo chico pero me acuerdo bien; estábamos batiendo la mezcla, y por algo salimos mal y Vicente me quiso dar una patada y le agarré el pie y con su mismo impulso lo avente y cayó de nalgas en la pura mezcla y a correr y me siguió ya me iba a alcanzar y de milagro que me le escapo, y ahí vengo encarrerado en chinga a la casa y de ratito llega José:

-Ándale vámonos a trabajar!

-No aquel me va a fregar.

-No, no, ya hable con él, no te friega

Y así me regrese, y Vicente ya no me dijo nada, pero si se enojo mucho, Vicente en ese tiempo era una de las personas muy enérgicas, aunque eso si ya enojado le valía con quien se peleaba. Una vez bien enojado, siguió a mi compadre Miguel como unas tres cuadras, gritándole que quería pelear con él y que quería pelear con él, y el otro nomás le decía:
- Quítese pa´ allá y Vicente atrás de él le gritaba que si, que si. Estaba bien loco.

Vicente trabajo poquito en la obra, porque él se fue chico para el norte (USA), pero todos sabíamos trabajar bien porque empezamos desde chicos, desde los doce o trece años ya andábamos en esos trotes. Miguel a la edad de 19 años ya era maistro. El único de nosotros que no trabajo igual fue Mario, porque Mario si fue a la escuela. Yo de por si estaba chaparrito, bien chiquillo de edad y bien trabajado, porque eso si la obra es dura y luego mal comidos y bien golosos. Miguel por ejemplo todo el tiempo fue bien goloso, le gustaban mucho las guzgueras y cuando yo estaba chiquillo él se iba a sembrar yo le acompañaba, porque era su sembrador, y siempre me mandaba a donde era la tienda de los Gueros. Pero en ese tiempo no era de Otilio era de un viejito, que no me acuerdo como se llamaba y con ese viejito me mandaba a pedirle fiado. Galletas ó pan, a mi compadre Miguel le gustaba mucho eso, y era a escondidas porque a mi apa no le gustaba que pidiéramos fiado.


Me acuerdo que una vez me mando mi compadre, córrele a la tienda y me traes unos bolillos. Y me fui y apenas venia con mi bolsita en la mano y en eso que me encuentro a mi apa:

-¿Qué traes allí?
-Pos pan
¿Y de donde?
-De aquí arriba
-¿Y con que lo pagaste?
-Lo pedí fiado
-¿Y quien te mando?
-Pos Miguel.

Noooombre ese día nos dio una regañada. Fiuuuu.


Una vez andábamos trabajando con las García, esas que tienen la tienda en la esquina de 5 de Mayo con Marcos Escobedo, me acuerdo que un hijo del dueño de la finca tenia una novia que era hermana de Gonzáles y el muchacho llego a echarle malo a Miguel, que porque la novia por allí pasaba y seguramente la piropeaban y comenzaron a discutir, que si la novia así, que si la novia asa. No pos que tu esto y que tu lo otro y que se le sale a Miguel decirle que la vieja estaba re fea, no pues entonces si salieron de pleito y comenzaron a pelearse; el novio traía a un chaparrillo de unos veinte años, yo tenia unos trece catorce años y ándale que comienza a querer agarrar pleito conmigo y nos comenzamos a dar de empujones. El señor con el que se andaba peleando era mucho mas alto que Miguel, y Miguel le daba sus guantadas y ni le hacia nada, lo buenos que el otro nunca le atino a Miguel. En eso se dio cuenta Miguel que nos andábamos aventando y paro la pelea y le dijo:

No, noooo, que andas haciendo, él esta chiquillo para ti, total que así quedo el pleito.


Antes los papas eran muy duros, Miguel decía que mi papá lo arreglo a él muchas veces, a mi una pura vez y esa vez no era ni para mi esa friega, era para Mario. Estábamos chiquillos y nos mando mi papá a Mario y a mí a comprar chorizo, nos dijo:

-Vayan con Juan “El Choricero” a traer unas bolas de chorizo.

Y hay vamos los dos al encargo. En ese tiempo daban clases en el Colegio en la tarde y los salones que dan a la calle tenían las ventanas abiertas y nos quedamos los dos fisgando por una de ellas y donde a Mario no se le ocurre agarrar una piedra y la avienta para adentro y se echa a correr y yo detrás de él, hasta con Juan “El Choricero”. Cuando veníamos de regreso, ya le habían hablado a la policía y en cuanto la vio Mario se echo a correr.

Y como dicen “El que nada debe, nada teme”. Yo no corrí, yo no hice nada, pero que agarran y me suben en un bochito que tenían los de la policía.

-¿Dónde vives?

En ese tiempo, nos conocíamos casi todos en el pueblo y no mas les dije de quien era hijo y me llevaron a la casa. Para esto Mario ya estaba metido quien sabe donde y le dijeron a mí apá:

-Aquí le traemos a su muchacho, que anda haciendo maldades. Tiraron una piedra y ya mero le pegaban a un niño.

-No si yo ahorita lo arreglo, me acuerdo que dijo mi papá y me metió adentro de la casa y agarro una soga “Chavinda” y téngale y téngale y Mario viendo y no dijo nada. Yo tampoco dije nada y ya cuando me habían puesto mi friega, estaba yo allá en un rincón llorando y entonces llega Mario y me dice:

-Gracias hermanito, gracias.

Todavía estaba temblando de miedo.

-Gracias hermanito, gracias que no le dijiste que fui yo.

Miguel si se acordaba de muchas cosas y él decía:

-Yo no quiero que el día que mis hijos no estén conmigo, se acuerden como yo me acuerdo, de lo que yo batalle. Quiero que se acuerden ellos de mí con gusto.

Miguel si era muy vacilón con sus trabajadores, se la pasaba todo el tiempo bromeando y echando charras, así el rato se les pasaba más rápido; el siempre estaba contento y él nunca los regañaba. Solamente que de atiro de atiro lo cansaran, pero jamás se desquitaba con ellos.


Yo empecé a trabajar desde muy chiquillo, desde que estaba en la escuela y comencé lavando vasos con el Pepe Chuy, él tenia una tienda, aquí en la Ramón Corona y la Paseo, allí cerquita del mesón, donde hoy esta una tienda de ropa. Allí llegaban muchos cuates de los ranchos y yo iba y le lavaba los trastes, porque él en las tardes vendía vino. Llegaba la gente y le decían:

-Dame una copita.

Y yo iba y le lavaba los trastes, en la tarde y por la mañana; en la mañana iba tempranito antes de irme a la escuela iba y le lavaba la loza y saliendo de la escuela de nuevo y me quedaba hasta que cerraba. Es más hasta le más le lavaba sus calcetines. Jajajaja. No, no es verdad porque él era solo. Me acuerdo que ahí llegaba el papá de los Pinedo, el mero grande, papá de Víctor y Nacho Pinedo. También era cliente el Sr. García, el que lo mato, eran bien amigos ellos dos, tomaban juntos y bien tranquilos. Creo que todo fue por un mal entendido y lo mataron por acá por el rumbo del panteón. Yo me acuerdo que los dos traían su pistola escuadra y el Sr. García traía un caballo negro y el otro Señor traía un caballo alazán. Llegaban, amarraban sus caballo se ponían a tomar y cunado se iban, se iban los dos. García lo mato a traición por un mal entendido, lo venadeo, no me acuerdo porque pero el que sabia bien fue Pepe Chuy. Total que este García tenia muchas tierras, eran ricos ellos, y después del asesinato el se desapareció de Colotlán. Yo estaba chiquillo en ese tiempo, oía las pláticas y yo no entendía cual era la situación. Tenía dieciséis años y era más la curiosidad. Me acercaba a mirarles las pistolas y luego me salía a verles los caballos.

Pepe Chuy también les daba botana y les decía:

-¿Qué, una botana?

Y ahí estoy yo picando cebolla, jitomate y que un abalón y que los atunes, camarón y ahí me daba yo uno también.

Era costumbre que el sueldo de todos se los dábamos a mi papá, él lo juntaba y ya se compraba lo que se necesitaba en la casa: mandado, leña, maíz y todo. Ya si sobrara algo nos daban para gastar. Yo todavía me acuerdo que no me daban mi raya, me daban mi domingo. Había veces que me daban 20 pesos. Yo ganaba alrededor de unos 120 a 180 pesos a la semana. Y no decía uno nada, los agarraba uno los veinte pesos del domingo de muy buen grado, así era la costumbre.

Y te voy a decir una cosa, ya de grandes cuando necesitábamos algo nos decía mi papá:

-Vayan con Manuel Herrera que se los de a mi nombre.

-Vayan con Jaime Haro que se los de a nombre de Jesús y no daba vergüenza pedir fiado, era algo común, porque ya sabían los comerciantes que mi papá pasaba a pagar.

Nos decía: -vayan por una camisa o un pantalón unos zapatos y del mismo sueldo él pagaba. Yo no tuve unos zapatos ya hasta de muy grande. Una vez me compraron unos zapatos choclos y yo quería una botas y ni modo iba yo triste con mis zapatos y hasta la fecha no puedo ver los choclos. Esto fue ya casi para salir de la escuela, para un desfile.

Le dije a mi papá que yo quería unos botines, no unos zapatos, y se fue mi papá a la plaza y me trajo unos choclos. Nomás los miraba y los miraba y decía:

-Hijo….

Me acuerdo que esa vez nada más salí del desfile y me fui derechito a la casa, bote los choclos y me puse mis huaraches.

Manuel y José se acordaban mucho de cuando los mandaba a vender tunas y Miguel de cuando los mandaba a cuidar montones de pastura, y cuando vendía paletas y que no vendían nada, pero que pasaba por la casa y entre todos se las comían. Contaba que al final del día apenas salía tablas.

Miguel contaba:

“…de bien chiquillo me mandaban con las cargas de tazole: y pues se me caían y me sentaba a llorar y por allá pasaba uno y me decía:

¿Porque llora guerito?
y les decía:

-No, es que se me cayó la carga y no la puedo levantar. Me la cargaban y al ratito caminaba y se me volvía a caer. Bien que batallaba,

Y entonces me decían:

¿Y luego tu papá?

-No, mi papá en la casa.


Me acuerdo que éramos todos muy vergonzosos, nos mandaba mi apá a vender leña y no nos gustaba nadita. Yo era el más chico, y los otros me cargaban la leña y me mandaban con el burro por delante y ellos se venían por otro lado. Llegaba yo con el burro lleno de leña y ellos ni que esperanzas.

Cuando salíamos a llevar la Virgen siempre nos la amargaba mi apá, en cuanto llegábamos al lienzo charro, enfrente de la prepa, siempre de allí nos regresaba.

Un tiempo me dio por la charrería, junto con Víctor y Juan Lares. Coleábamos allá por la carretera en la mañana y en la tarde terminábamos las otras suertes charras en la plaza de toros, que era en lo que hoy es el Centro Social. Así se realizaban las competencias de charros. Jineteábamos y hacíamos de todo. Hubo una vez una competencia regional aquí, vino Jerez, Tepetongo, Tepechitlan, Huejucar, eran como siete equipos. Estuvo la Banda del Recodo y esa vez nosotros nos ganamos la mejor “Jineteada de yegua”. Yo me la saque y también ganamos en el paso de la muerte y en manganas, Manuel Gonzáles gano en manganas y un muchacho que le decían “la Guayaba”, ese gano en el paso de la muerte, y es que ese jineteaba al revés y nos dieron de premio, nuestro trofeo.



Otro deporte que me gusto mucho fue el béisbol, el padre Timoteo, al que le decían el padre pelotas, lo impulso mucho cuando estuvo sirviendo aquí en Colotlán. A él le gustaba mucho el béisbol, tenia su equipo y se llamaban: “Rojos de Colotlan”. Antonio Lares destacó mucho en el béisbol, lo contrataban ya equipos profesionales, él fue uno de los mejores lanzadores de por aquí, se lo llevaron a probar equipos profesionales, pero el nunca se quiso ir definitivamente. Fue el quién enseño a Artemio Lares, un hermano de mi esposa, a lanzar la bola, era muy bueno también; tenia muy buenas curvas y él le enseño a mi hijo Ubaldo y él también anda jugando béisbol en el equipo de la escuela. Ahorita anda enseñando a su hijo Tony a lanzar.

Hace como unos quince años formamos un equipo de béisbol allá en el otro lado y en ese tiempo salimos como tres veces campeones, tenemos los trofeos y todo. Artemio Lares era nuestro pitcher y jugaban también los Iturriaga, los primos todos ellos; los Mayorga primos de mi esposa, también Miguel García y “El Mozo”, yo era el Manager. Hay ligas como aquí, con primera, segunda y tercera división. Empezamos jugando callejeramente, nos juntábamos los domingos y nos íbamos todos al parque, allí había otros equipos y que pos que un partidito y pos órale y que de a cervezas. A veces andaban jugando Roberto y Jaime Huizar con botas y corre y corre. Jugábamos, digamos, de unos 20 o 30 dólares, y ya de ahí nos íbamos a una casa, de cualquiera a comernos una carne asada y eso y ya después dijimos:

-¿Por que no entramos a la liga?

-¡Vamos metiéndonos a la liga!

Entramos a la liga y nos dieron nuestras credenciales, le entramos a la primera división y salimos campeones, de ahí nos subieron a segunda división pero cuando sales campeón de primera división primero tienes que competir con el campeón de segunda división y luego con el campeón de tercera división, para eliminarse. Cuando eres campeón en primera división automáticamente te suben a la segunda, pero también puedes quedar campeón de campeones.


Así fuimos subiendo hasta tercera división, allí ya eran unos peladones, unos negros grandotes, para ese tiempo ya andaban cuatro refuerzos por parte de mi esposa, sus hermanos Gustavo, Artemio y Víctor, menos Roberto.

Nos daba risa cuando nos tocaba pichar, se paraban los negrotes a batear, y no mas abanicaban, hacían el swing pero no le pegaban a la pelota, este Artemio era bueno en ese tiempo. Artemio estaba soltero y ahí fue donde conoció a Yolanda su esposa, ellos no se conocieron aquí en Colotlán, se conocieron en el béisbol. Como se juntaban todas las familias para ir a verlos jugar y para convivir después del juego. Ella fue con Manuel mi hermano y pues así fue donde se conocieron.

Ahorita Artemio trae a su niño jugando en la liga infantil, Tony empezó a jugar de seis años, al igual que Ubaldo, mi hijo también lo metí desde chiquillo. Desde los dos años comencé a jugar pelota con mi hijo. A esa edad le compré su primera manilla. A los seis años los inscribe uno a la liga infantil y son puros errores, puro reír. Les están apenas enseñando como se paren, como peguen con el bat a la pelota. Para esa edad Ubaldo ya cachaba. le fallaba al pegarle a la pelota, pero ya se paraba bien, porque a veces los niños los paran y los papá van a moverles el piecito y Ubaldo ya se paraba, ya cachaba y ya bateaba ponle no todas pero ya lo hacia; él ya sabia lo que andaba haciendo por que los niños, el primer año es pura risión y cometen muchos errores y los maestro nos decían que si el niño ya había jugado. Por que él ya sabia y nosotros pusimos en la forma que era su primera vez y ya Adriana mi hija les dijo:

-Es que mi papá juega con él.
- ¡A con razón!

Pos puro Ingles por eso fue ella, la que les dijo.


Ubaldo ahorita te juega todos los deportes, cuando ve televisión le gusta ver puro deporte. Él te sabe de los jugadores más importantes, lo que hicieron, su vida, como murieron porque es lo que ve. Él ahorita juega en el equipo de su escuela, él esta en la Junior High, lo que es aquí la Prepa. Él juega como Short-stop y es Pitcher; lo ponen a veces como taponero, cuando tiene ya bases llenas, porque él es muy seguro y muy certero. No tiene un brazo fuerte, pero él es muy seguro pero si sabe mover la bola, donde le dicen que ponga la bola, allí la pone. Esa es su habilidad como lanzador. Ahorita están jugando nomás siete entradas en esa liga escolar. El entra al relevo del pitcher cuando tienen casa llena; el otro dí lo metieron las últimas tres entradas y tenían casa llena, y en esos tres innigs, hizo 7 ponches. Le gusta mucho el deporte, si tú le dices vamos a ir a un parque de diversión, digamos Disneylandia y va a tener juego, él mejor se va a jugar.


A él siempre lo llaman al final del año a formar parte del MVT, que son a las personas que escogen para el equipo de jugadores seleccionados, es como el de las estrellas y él siempre ha estado allí. De cada uno de los equipos que jugaron en el torneo, escogen a uno o dos jugadores, los mejores y hacen un equipo para jugar con todos los demás. Este año fue duro porque con todo y que sea buen jugador, a veces de nada les sirve, porque también tiene que tener buenas calificaciones y disciplina, porque es parte de la escuela. O sea que si es buen jugador, pero no tiene buenas calificaciones no lo llevan. Esta vez el quería venir, pero no pudo porque tenía que jugar y cuando entran les dicen:

-No hay vacaciones, no hay día libre no hay nada. Aun cuando estés enfermo siempre tiene que presentarte a los juegos, aunque no juegues.

El usa lentes de contacto y un día en un juego me habla con señas que me acerque.

Me aproximo y le digo:

-Que paso mijo,

-Fíjate a ver si se ve mi lente por aquí.-Apunta a su ojo.

Le digo: -No hijo no se ve ni maíz,

-Hay ya se me tiro.

Ni modo ese día se quedo en la banca, y al final le dijo su Couch.

-Para que la próxima te traigas unos lentes de repuesto o por lo menos los de armazón.

Retratos de familia...Mis abuelos







“…No fue casualidad que durante mi niñez me quebrara dos veces mi brazo, era una niña muy inquieta, muy chirriona en palabras de mi nana, me encantaba treparme a los árboles, subirme a la azotea, de donde me caí más de una vez, fue por ese entonces que vino a vivir con nosotros mi abuelita Rebeca, y se convirtió en una figura trascendental en nuestra vida, ella era una mujer muy dulce, atenta y servicial. Cada vez que mi madre me perseguía con la determinación de castigar alguna de mis travesuras, mi abuelita se convertía en mi tabla de salvación. Tras la muerte de su viejito don Guadalupe Villareal, ella estuvo un año en los Estados Unidos, con su hija mayor, la tía Chilo y después vino a vivir con nosotros a Colotlán. Allá en Santa María, quedo abandonada su hermosa casa, de cuatro corredores y centenares de plantas, la cual poco tiempo después vendió e inundaron con su menaje nuestra casa: delicados y olorosos muebles de maderas preciosas, decenas de valijas con su ropa personal y de cama. El cuarto más grande de la casa, se convirtió en el de los trebejos, y fue insuficiente para contener todo el mobiliario de la abuela y de paso se transformó en mi lugar favorito de la casa; portentoso paraíso que desafiaba mi curiosidad y mordisqueaba mis tiempos libres. La llegada de la abuela significó una sorprendente renovación del mobiliario de nuestro hogar. La cocina se adorno con un precioso comedor de ocho sillas, de pesada y olorosa caoba. Sillas, mecedoras, recamaras, chifonnieres, enorme reloj de pedestal, alcanforadas colchas bordadas, delicada vajilla y la cuchillería de plata, objetos todos que entraron a formar parte del uso diario de nuestro hogar y una familia que creció aceleradamente, en un santiamén dio cuenta de aquellos objetos reunidos, de pieza en pieza durante una vida de trabajo, tribulaciones, reposo y felicidad…”

Entre aquellos tesoros lo que más llamaron mi atención, además de los vestidos largos y pesados, herencia porfiriana, con los que gustaba jugar a engalanarme, fueron los tres pesados arcones repletos de libros que se hospedaron en un rincón de mi nuevo escondite secreto. Me sentaba sobre una mecedora averiada y allí pasaba mis tardes hojeando los pesados libros del abuelo, sobre todo aquellos que tenían delicadas ilustraciones; metafísica, medicina, historia, filosofía, literatura, derecho y algunas enciclopedias de duras cubiertas y rancio olor a viejo fueron algunos de los volúmenes concentrados allí, que exaltaron mi imaginación en mi niñez.

Mi abuelo Don Guadalupe Villareal había sido un ávido lector de libros, autodidacta y probablemente un poco controversial, algún pariente lejano había sido uno de los primeros anarquistas mexicanos durante el porfiriato, y el abuelo sin llegar a aquellos extremos se habría proclamado liberal y progresista. La revolución le llevo a ocupar la presidencial municipal de Santa María, por vez primera durante el gobierno de Obregón y un par de veces más en el Callismo, convirtiéndose en un importante factor de concertación entre los diferentes grupos políticos de la comunidad. Don Guadalupe fue un hombre honesto, sincero, justo, una suerte de hombre virtuoso de provincia, que era apreciado por la mayoría de sus coterráneos; buen amigo de la gente menuda y la gente de sociedad de Santa María de los Ángeles. Se caso con mi abuela Rebeca Márquez, perteneciente a una de las más linajudas familias de aquellos tiempos, cuyos orígenes de su familia se remontaban a los años del virreinato español; y cuando el obispo Cabañas realizó si primer visita pastoral en 1799, los Márquez ya figuraron en el informe parroquial de la época, al igual que los Villareal, como deudores de la cofradía de Nuestra Señora de los Dolores, que era la única compuesta por españoles y criollos, y que administraba dinero en efectivo, funcionando como banco de crédito para los agricultores de origen hispano que comenzaron la explotación de las ricas tierras de labranza y horticultura en la zona de Tlaltenango y en las fecundas labores de las huertas, vergeles que surtirían de frutas y legumbres la zona durante muchos años. Así don Luis Márquez adeudaba 200 pesos y don Martín Villareal 30.


El Porfiriato con todas sus desigualdades e injusticias, la explotación de campesinos y obreros y los cientos de pecados más de que se le acusa, ha sido una de las épocas doradas de nuestra región, por lo menos en lo que a cultura e ideas se refiere. Fue bajo las condiciones del porfiriato que se expandió la economía de la región y que permitió la formación de un número cada vez mayor de rancheros acomodados, quienes desde el virreinato habían sido relegados a vivir en la periferia de los pueblos de indios, y que a partir de la guerra de reforma, vinieron a asentarse en estos lugares, edificando sus casas y permitiendo que sus hijos asistieran a las escuelas públicas y privadas. La mejor fisonomía urbana de nuestras comunidades se logró en esta época, con el estilo porfiriano, casas de amplios corredores, dinteles, pórticos, ventanas y sobrios detalles en cantera para los vivos, y para los muertos hermosas tumbas talladas en cantera con profusión de detalles. Los principales templos de nuestras comunidades habían sido resultado de épocas precedentes y durante el porfiriato se enriquecieron sus interiores.

En comunidades como Jerez, Colotlán, Tlaltenango, Santa María, Huejucar y Monte Escobedo florecieron pequeñas aristocracias locales preocupadas por las artes, la literatura, la política y las normas sociales. Estos grupos privilegiados de cada comunidad, establecieron un contacto permanente de intercambio económico, cultural y social. Un número importante de alianzas matrimoniales favoreció que los lazos se estrecharan aún mayormente, al igual que las fortunas. La alianza matrimonial de don Guadalupe y doña Rebeca, no se acogió precisamente a la regla. La familia de los Villareal no eran precisamente ricos, vivían en la decorosa medianía, de las familias decentes e ilustradas, pero sin lujos. En cambio los Márquez, si hacían ostentación de riqueza y poder, tenían incontables propiedades rurales y urbanas, mucho ganado así como capital en oro y plata. El casco del rancho o hacienda, era amplio al estilo porfiriano, con grandes trojes para el grano, corrales de manejo de ganado, panadería y carnicería. En el Porfiriato llegaron a la cúspide de su poder y riqueza. Recordaba con mucho pesar mi abuelita Rebeca, que cuando en el rancho se supo que había estallado la revolución, uno de los criados, quizás resentido por los abusos y malos tratos, lo primero que hizo fue y mató al patrón de un balazo.

La revolución trajo grandes cambios y transformaciones, una de ellas fue que se acabo la casa de los Márquez; con la muerte del patrón vino también la anarquía y la mala administración y los excesos de los herederos dieron al traste con la otrora poderosa hacienda. Los hermanos varones de mi abuelita cuando ya habían agotado el capital y el ganado, distribuyeron a su antojo la herencia, dejándoles a las dos únicas mujeres lo menos posible. Así a la tía Cuca y a la tía Rebeca, les tocaron sendos ranchos y casas en Santa María, y algunas reses. El rancho de la abuela se llamaba “La Manga” y contaba que ya después cuando los repartos de tierra, los agraristas le echaban vueltas y más vueltas, y medidas y más medidas, pero jamás les dio el tamaño suficiente como para afectarlo. Gracias a eso se salvo su escasa hacienda.

El abuelo Guadalupe, además de ser comerciante, ganadero y agricultor durante un tiempo fue minero, dicen los sobrinos que aun le sobreviven, que en algún momento formaron una sociedad minera que exploto sin mucho éxito una mina de oro y plata ubicada al poniente de Santa María, y que el mineral lo vendían a la compañía de Bolaños.

Las historias de muertos y aparecidos han sido siempre de mi predilección, de pequeña mi abuela Rebeca me deleitaba contándome un sin fin de historias, pero sobre todo me encantaba escucharla contar de cómo mi tía Chilo había llegado a llamarse así.

Ella decía que estaba recién casada y esperando a su primer hijo, cuando su marido: Guadalupe quien por mucho tiempo se veía molestado por el espíritu de una mujer, al que siempre rehuía, y que por instancias de un amigo, se había animado finalmente a encarar. Se había dado valor tomándose unos tragos de licor y en el momento preciso había increpado a la mujer para que le dijera porque lo buscaba con tanto ahínco. Total que ella le dijo que lo quería era que don Fortunato Barrientos, un reconocido personaje de la comunidad, le mandara decir las misas que ella le había encargado y para las cuales le había dejado expresamente dinero. Mi bisabuelo fue directamente con don Fortunato y le platico lo que le había acontecido, a lo cual el susodicho le respondió que era verdad y supongo que cumplió su compromiso. Sin embargo, a resultas de la entrevista, mi bisabuelo perdió la razón y todos los días cuando el sol despuntaba salía al campo sin dirección y no regresaba sino bien entrada la noche con la ropa deshecha y cubierto de raspones, cortadas y magulladuras. Mi abuelita lo llevo al medico y lo atendió sin remedio por un buen tiempo, hasta que finalmente se lo encargo a María Auxiliadora, quien le hizo el milagro de curárselo. Para ese tiempo su primera hija ya había nacido, y en señal de agradecimiento le pusieron su nombre.

Otra de sus historias decía que cuando vino la Guerra Cristera, don Guadalupe, su esposo, tenía una pequeña tienda de abarrotes, y una noche cuando ya estaban acostados vinieron hasta su puerta, un grupo de hombres, golpeándola con las culatas de los rifles y amenazando con tumbarla y matar a todo mundo sino la abrían. Mi abuelo, ni tardo ni perezoso, en paños menores y con todas las dificultades de su edad tuvo que saltarse la barda del patio y perderse en la oscuridad del campo. Cuando finalmente entraron los hombres, se declararon cristeros y preguntaban por un Guadalupe, al que tenían que matar por ser enemigo de la causa. Cuando vieron al rollizo Juan, único hijo y aún adolescente, intentaron atraparlo, pero el obeso joven haciendo demostración de portentosa agilidad, con veloz carrera y un solo brinco libro la barda y siguió a su padre hacia el descampado. Una vez que se fueron los hombres regreso mi abuelo a su hogar y a partir de allí guardo las debidas precauciones. Tiempo después los jefes cristeros, a los que siempre había apoyado, le mandaron una disculpa diciéndole que los hombres que habían ido aquella noche se habían equivocado. Que los habían mandado a buscar a un Guadalupe Rivera, que coincidentemente también había abierto una tiendita en el pueblo y que era declarado callista, pero que no se preocupara, que a los culpables ya les habían dado su merecido.
Con cada vez mas frecuencia evoco los días felices de mi niñez y con una oración agradezco los bellos momentos que nos prodigo nuestra abuelita. Dios gracias por la oportunidad de convivir y disfrutar de ese ángel que fue mi abuelita.

Friday, July 9, 2010

Deja-vu?

Es viernes aun de vacaciones, el momento matutino del cafe y las obligaciones domesticas forman parte de las mananas de verano. Me entero de una noticia que me devuelve la esperanza para retomar el rumbo que el pais ha perdido en los ultimos anos. Andres Manuel Lopez Obrador se postulara acomo candidato a la presidencia de la republica; no es un Deja vu, como inicialmente se pudiera pensar, es la confirmacion de que se abre una posibilidad de rectificar la historia que tan tragico sezgo ha dado desde las elecciones presidenciales pasadas, creo que el pais y los mexicanos merecemos otra oportunidad. Para mi es claro, la miopia y la ceguera que nos llevo a esta escalada de violencia pueden ceder finalmente. Veo en AMLO lo obsecado de quienes tienen la determinacion de contruir un mexico mejor. El pais es diferente, el fraude lo convirtio en un pais sin leyes y sin moral, las complicidades lo hundieron aun mas, sin respeto y sin autoridades solo quedo la anarquia. Necesitamos fanaticos de la patria, seres que envisionen un mexico con prosperidad para los mexicanos, que no teman el trabajo duro y la linea de lo que debe ser. Muchos anos de campana, de no desistir, de perseverar en la lucha por un pais mejor son sus mejores recomendaciones. La nacion ya le concedio su aval una vez. ?Se lo daremos nuevamente en estos tiempos tan aciagos?

Un adios

Son cerca de las tres, mi jornada llega a su fin, mi jefe, mi principal... mi Guru ( como desde hace algunos anos le llamamos) se encuentra cargando las ultimas cajas atiborradas de recuerdos y de "suvenirs" que acumulo en los cuarenta anos de carrera como maestro; le digo:
-!Hasta manana!
Lo digo como siempre en la formula habitual de quienes hacemos del trabajo la cita cotidiana de los que han sido puestos en contacto por el destino y la necesidad, lo digo sin saber que para el no hay manana, que es su ultimo dia como principal y que igual que cualquier persona que deja un empleo debe llevarse todo lo que le pertenece para dejar el espacio a quien habra de suplirlo, debe de igual manera despojarse de lo que en algun tiempo formo parte de su investidora: las llaves de acceso al edificio, las credenciales, el acceso electronico, el aire de familiaridad con el que deambulo por el oficio...
Somos los ultimos en abandonar el edificio, todos los demas se encuentran vacacionando, por ello somos testigos privilegiados del fin de una epoca, de el adios de un hombre que ( a su manera) nos hizo mejores dandonos guia y ejemplo de trabajo, equidad y respeto.
!Hasta manana! -me despido-
! Not me! - me responde-
deja junto a su auto la ultima caja que se resiste a ingresar a la cajuela y se acerca con una mirada que nunca antes le habia visto, esta cargada con toda la emocion que puede caber en un momento unico y decisivo de nuestras vidas, esta cargada de un adios definitivo que no encierra mas que el encuentro ocasional, esta cargada de un certeza de desprendimiento y de aceptacion y paz, esta llena de buenas intenciones para con nosotros y de un instinto por protegernos y arroparnos aun mas alla de los limites de su propio tiempo y oficio. Desprevenido me quede naufragando en el mar de su abrazo y su mirada, un "gracias" que fue mas alla de el agradecimiento del trabajo cotidiano, en este abrazo y en esta mirada se comprimieron la gratitud que vamos a llevar por toda una vida. No se porque pero en el adios todos somos mejores, incluso el Guru a quien la vida matrimonial le martirizo de tal manera que hasta sus subordinados nos alcanzaba su resentimiento y frustracion. En el adios todos tenemos una frase amable para recordar a los que se van, como dice la conseja popular: "los defectos salen cuando te casas y las virtudes cuando te mueres". El Guru no se esta muriendo, le esperan dias de sol y solaz, de recrearse en el tiempo libre que a lo largo de la vida laboral siempre es mezquino.
En el adios y en la certeza de que nos desenganchamos de la imposicion del trabajo todos podemos ser mejores y tener un momento de voluntad pura y de buenas intenciones que alcanzan para todo y a cualquiera, en el adios se resume lo mejor de nosotros y se inicia la epoca de memorias y de nostalgia.

Friday, July 2, 2010







Thursday, July 1, 2010

EL TRECEAVO APOSTOL

Entre Huizar todo parece siempre discurrir en eterna lucha de contrarios, sin que podamos jamás arribar a la síntesis dialéctica. Los hay españolados, completamente rubios, con ojos de color, tanto como morenos aindiados; gordos y flacos tal como chaparros y altos; trabajadores ejemplares y flojos sin remedio; aventureros y timoratos; santos y demonios; tan piadosos unos, como mezquinos y mustios, otros. Católicos fervientes y protestantes de hueso colorado; agraristas rojizos lo mismo que capitalistas despiadados.

Entre todos ellos y tantas historias, se encuentra también la del treceavo apóstol, mi bisabuelo don Aureliano Huizar, hombre de buen corazón y encendida devoción. Hijo de don Serafín Huizar, señor que a decir del vulgo, se veía muy bien plantado a caballo, jinete excepcional y dueño de una buena parte de las tierras que se extienden de los linderos del pueblo de Colotlán hasta San Nicolás y un poco más allá.

Se dice que algunos de los mayores de estas gentes fueron marineros que vinieron del norte de España, de las provincias vascas, apenas entrado el siglo XIX y que en sus ojos trajeron, el azul profundo del mar Cantábrico, los cabellos rubios y un poco del tintineo de la lengua de Moliere. Sin prejuicios ni manías se ayuntaron con tanta prolijidad con indias y mestizas, que legaron a esta tierra, generosa descendencia de todos gustos y sabores. Entre sus muchas aficiones, jamás se olvidaron, de los toros, la religión y la política.

Don Aureliano Huizar fue hombre apacible y sincero, amigo de los amigos y católico a carta cabal. Le toco vivir en una época difícil de guerras y enfrentamientos, un momento histórico en que los Huizar se desgarraron por conflictos ideológicos, religiosos y políticos. Luchas enconadas entre hermanos y familiares por defender la idea de un mejor Colotlán futuro. En esas aguas navegó don Aureliano intentando no naufragar y no cometer injusticias. Actor y testigo ponderado, fue incapaz de amainar el vendaval, que segó la vida de sus primos, Primitivo y Paco, actores políticos que en la lucha por el poder, perdieron la existencia, en compañía del no menos entrañable amigo-enemigo, Agustín Rivera, jefe agrarista de los cuatro cañones. Diego y Hermelinda, fueron los primos de las grandes diferencias ideológicas, discusiones inagotables, que minaron la paciencia pero jamás el amor y el respeto de primos, de familia.

En María de la Torre, encontró la fiel compañera de toda la vida, con ella procreo generosa prole. Quienes les recuerdan, fijan su residencia en la finca ubicada entre Zaragoza y Guerrero, a un costado del cine Colonial, y no se olvidan de los hijos, especialmente el padre Abraham, que dejo ejemplo de dulzura y bondad, en este mundo.

A mi me gusta recordarle siempre sonriente, con su barba y pelo blancos y los ojos profundamente azules. Alto vestido con chamarra y pantalones de gabardina, sombrero de palma y zapatos negros, de doble suela. Sin faltar los tirantes que ayudaban a sostener, la suave curva de su abdomen. Contento de poder imbuir en los nietos su pasión centenaria por la fiesta brava, mientras les conducía firmemente de la mano hasta su asiento en “La Plaza de Toros el Progreso”, en una época en que todavía quedaba una generación de aficionados a los toros en Colotlán.

Era un hombre de historias y palabras suaves, un narrador obsequioso capaz de embelesar y divertir el exigente gusto de una parvada de risueños niños, mientras mondaba una caja completa de naranjas agridulces, untadas de chile y sal. Justo bajo la sombra del naranjo a mitad del patio. Era un hombre tan prodigo con sus bienes, como con sus dones. No escatimaba con sus sonrisas, sus historias, las mesadas y mucho menos con los alimentos de su mesa. Llegada la hora de comer, simplemente decía:

-Se quedan a comer, María pon más platos en la mesa.

Y la abuela con todo su desacuerdo, obedecía puntual la orden.

Un buen día hace cuarenta años, se acostó a dormir la siesta y se quedo tranquilamente a vivir sus sueños por siempre. Nosotros aún le extrañamos.