El campo fue para nosotros siempre una empresa estéril, exceptuando esos meses de verano en los que la familia se congregaba alrededor de la abuela y marchábamos hacia el rancho todos y cada uno de sus nietos y nietas a disfrutar el agua y del sol en la tierra que durante generaciones fue nuestra. Además de los recuerdos pocas cosas han resistido al paso del tiempo, A los duraznos, los nogales, los nopales y el agave se los llevo la falta de visión, la negligencia y la estupidez; lo mismo les paso a las granjas de puercos, de pollos y al ganado. Al igual que el esfuerzo, la tierra que no se trabaja con inteligencia se vuelve yerma y vacía. El rancho debio de ser el espacio sagrado y especial para vivir y disfrutar nuestra niñez. Los tractores Zetor 511 y el 711, de manufactura checoeslovaca, sus aditamentos, rastras, volteadoras, molinos, nada es suficiente cuando no existen las condiciones en las que se finque exitosamente una empresa agrícola para la cual no existe el mercado óptimo para su desarrollo y consolidación. Los EE.UU. apenas empezaban a proyectar su influencia sobre nuestros jóvenes y un país que aun creía en un proyecto nacionalista e independiente (aunque fuera a medias). Los jovencitos amarrados a un pedazo de tierra que les heredo la reforma agraria en las comunidades rurales ya miraban con desden el trabajo de la yunta y el ganado y se asomaban ávidos a las promesas que se ocultaban detrás de la frontera. Navegamos casi a la deriva con un timonel perdido pero enjundioso, su mítico “El dorado” le aparecía en las platicas de negocios milagrosos y espontáneos y el valor y los arrestos le renacían, cierto de que en cualquier empresa por osada que fuera, lo harían fuerte sus “Querubines“, voluntariamente a fuerzas, queriéndolo o no, suministrando el poder operativo de tan ilustre emprendedor; su gran tesoro siempre fueron sus hijos y su (hasta el momento) inquebrantable inclinación a pedir prestado.
- !Abro un hoyo, para tapar otro…! Decía de los dineros que procuraba para salirle al paso a las “ drogas” como gustaba referir a las deudas contraídas por afición y deporte.
Es fácil pretender olvidar, darle vuelta a la pagina y dejar que el polvo del pasado se reincorpore a la calle y sus sopores. Los segundones de los segundones, es una marca que se lleva como estigma, la sombra de nuestros progenitores nos sigue guareciendo toda la vida, los fantasmas no se ahuyentan fácilmente y las miradas se llenan de juicios cuando se reconoce el árbol que nos gesta. Vivir ignorantes de nuestro escalafón y darte cuenta de tu alzada por lo poco serio del trato que te dispensan. Mi niñez fue vivir en un mundo de desprendimiento en el que las gentes cercanas a mi condición se fueron soltando de la mata del terruño en busca de mejores aires, solo los mas aferrados, o quienes como nosotros tuvimos el ancla de los intereses y los afectos intentábamos una y otra cosa para mantenernos al dia con las necesidades de consumo que la vida moderna poco a poco nos fue haciendo presentes. Pero al igual que muchos de los jovencitos de rancho y barbecho, de escuela primaria y arduo trabajo, el tiempo llego para mudar de ambiente y abrir con nuestras propias manos el caudal de maravillas que el primer mundo nos ofrecía apenas trasponías el trauma del cruce y el asombro….
El campo fue para nosotros siempre una empresa estéril, exceptuando esos meses de verano en los que la familia se congregaba alrededor de la abuela y marchábamos hacia el rancho todos y cada uno de sus nietos y nietas a disfrutar el agua y del sol en la tierra que durante generaciones fue nuestra. Además de los recuerdos pocas cosas han resistido al paso del tiempo, A los duraznos, los nogales, los nopales y el agave se los llevo la falta de visión, la negligencia y la estupidez; lo mismo les paso a las granjas de puercos, de pollos y al ganado. Al igual que el esfuerzo, la tierra que no se trabaja con inteligencia se vuelve yerma y vacía. El rancho debio de ser el espacio sagrado y especial para vivir y disfrutar nuestra niñez. Los tractores Zetor 511 y el 711, de manufactura checoeslovaca, sus aditamentos, rastras, volteadoras, molinos, nada es suficiente cuando no existen las condiciones en las que se finque exitosamente una empresa agrícola para la cual no existe el mercado óptimo para su desarrollo y consolidación. Los EE.UU. apenas empezaban a proyectar su influencia sobre nuestros jóvenes y un país que aun creía en un proyecto nacionalista e independiente (aunque fuera a medias). Los jovencitos amarrados a un pedazo de tierra que les heredo la reforma agraria en las comunidades rurales ya miraban con desden el trabajo de la yunta y el ganado y se asomaban ávidos a las promesas que se ocultaban detrás de la frontera. Navegamos casi a la deriva con un timonel perdido pero enjundioso, su mítico “El dorado” le aparecía en las platicas de negocios milagrosos y espontáneos y el valor y los arrestos le renacían, cierto de que en cualquier empresa por osada que fuera, lo harían fuerte sus “Querubines“, voluntariamente a fuerzas, queriéndolo o no, suministrando el poder operativo de tan ilustre emprendedor; su gran tesoro siempre fueron sus hijos y su (hasta el momento) inquebrantable inclinación a pedir prestado.
- !Abro un hoyo, para tapar otro…! Decía de los dineros que procuraba para salirle al paso a las “ drogas” como gustaba referir a las deudas contraídas por afición y deporte.
Es fácil pretender olvidar, darle vuelta a la pagina y dejar que el polvo del pasado se reincorpore a la calle y sus sopores. Los segundones de los segundones, es una marca que se lleva como estigma, la sombra de nuestros progenitores nos sigue guareciendo toda la vida, los fantasmas no se ahuyentan fácilmente y las miradas se llenan de juicios cuando se reconoce el árbol que nos gesta. Vivir ignorantes de nuestro escalafón y darte cuenta de tu alzada por lo poco serio del trato que te dispensan. Mi niñez fue vivir en un mundo de desprendimiento en el que las gentes cercanas a mi condición se fueron soltando de la mata del terruño en busca de mejores aires, solo los mas aferrados, o quienes como nosotros tuvimos el ancla de los intereses y los afectos intentábamos una y otra cosa para mantenernos al dia con las necesidades de consumo que la vida moderna poco a poco nos fue haciendo presentes. Pero al igual que muchos de los jovencitos de rancho y barbecho, de escuela primaria y arduo trabajo, el tiempo llego para mudar de ambiente y abrir con nuestras propias manos el caudal de maravillas que el primer mundo nos ofrecía apenas trasponías el trauma del cruce y el asombro….
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El campo fue para nosotros siempre una empresa estéril, exceptuando esos meses de verano en los que la familia se congregaba alrededor de la abuela y marchábamos hacia el rancho todos y cada uno de sus nietos y nietas a disfrutar el agua y del sol en la tierra que durante generaciones fue nuestra. Además de los recuerdos pocas cosas han resistido al paso del tiempo, A los duraznos, los nogales, los nopales y el agave se los llevo la falta de visión, la negligencia y la estupidez; lo mismo les paso a las granjas de puercos, de pollos y al ganado.
Al igual que el esfuerzo, la tierra que no se trabaja con inteligencia se vuelve yerma y vacía. El rancho debio de ser el espacio sagrado y especial para vivir y disfrutar nuestra niñez. Los tractores Zetor 511 y el 711, de manufactura checoeslovaca, sus aditamentos, rastras, volteadoras, molinos, nada es suficiente cuando no existen las condiciones en las que se finque exitosamente una empresa agrícola para la cual no existe el mercado óptimo para su desarrollo y consolidación. Los EE.UU. apenas empezaban a proyectar su influencia sobre nuestros jóvenes y un país que aun creía en un proyecto nacionalista e independiente (aunque fuera a medias). Los jovencitos amarrados a un pedazo de tierra que les heredo la reforma agraria en las comunidades rurales ya miraban con desden el trabajo de la yunta y el ganado y se asomaban ávidos a las promesas que se ocultaban detrás de la frontera.
Navegamos casi a la deriva con un timonel perdido pero enjundioso, su mítico “El dorado” le aparecía en las platicas de negocios milagrosos y espontáneos y el valor y los arrestos le renacían, cierto de que en cualquier empresa por osada que fuera, lo harían fuerte sus “Querubines“, voluntariamente a fuerzas, queriéndolo o no, suministrando el poder operativo de tan ilustre emprendedor; su gran tesoro siempre fueron sus hijos y su (hasta el momento) inquebrantable inclinación a pedir prestado.
- !Abro un hoyo, para tapar otro…! Decía de los dineros que procuraba para salirle al paso a las “ drogas” como gustaba referir a las deudas contraídas por afición y deporte.
Es fácil pretender olvidar, darle vuelta a la pagina y dejar que el polvo del pasado se reincorpore a la calle y sus sopores. Los segundones de los segundones, es una marca que se lleva como estigma, la sombra de nuestros progenitores nos sigue guareciendo toda la vida, los fantasmas no se ahuyentan fácilmente y las miradas se llenan de juicios cuando se reconoce el árbol que nos gesta. Vivir ignorantes de nuestro escalafón y darte cuenta de tu alzada por lo poco serio del trato que te dispensan.
Mi niñez fue vivir en un mundo de desprendimiento en el que las gentes cercanas a mi condición se fueron soltando de la mata del terruño en busca de mejores aires, solo los mas aferrados, o quienes como nosotros tuvimos el ancla de los intereses y los afectos intentábamos una y otra cosa para mantenernos al dia con las necesidades de consumo que la vida moderna poco a poco nos fue haciendo presentes.
Pero al igual que muchos de los jovencitos de rancho y barbecho, de escuela primaria y arduo trabajo, el tiempo llego para mudar de ambiente y abrir con nuestras propias manos el caudal de maravillas que el primer mundo nos ofrecía apenas trasponías el trauma del cruce y el asombro….
El campo fue para nosotros siempre una empresa estéril, exceptuando esos meses de verano en los que la familia se congregaba alrededor de la abuela y marchábamos hacia el rancho todos y cada uno de sus nietos y nietas a disfrutar el agua y del sol en la tierra que durante generaciones fue nuestra. Además de los recuerdos pocas cosas han resistido al paso del tiempo, A los duraznos, los nogales, los nopales y el agave se los llevo la falta de visión, la negligencia y la estupidez; lo mismo les paso a las granjas de puercos, de pollos y al ganado.
Al igual que el esfuerzo, la tierra que no se trabaja con inteligencia se vuelve yerma y vacía. El rancho debio de ser el espacio sagrado y especial para vivir y disfrutar nuestra niñez. Los tractores Zetor 511 y el 711, de manufactura checoeslovaca, sus aditamentos, rastras, volteadoras, molinos, nada es suficiente cuando no existen las condiciones en las que se finque exitosamente una empresa agrícola para la cual no existe el mercado óptimo para su desarrollo y consolidación. Los EE.UU. apenas empezaban a proyectar su influencia sobre nuestros jóvenes y un país que aun creía en un proyecto nacionalista e independiente (aunque fuera a medias). Los jovencitos amarrados a un pedazo de tierra que les heredo la reforma agraria en las comunidades rurales ya miraban con desden el trabajo de la yunta y el ganado y se asomaban ávidos a las promesas que se ocultaban detrás de la frontera.
Navegamos casi a la deriva con un timonel perdido pero enjundioso, su mítico “El dorado” le aparecía en las platicas de negocios milagrosos y espontáneos y el valor y los arrestos le renacían, cierto de que en cualquier empresa por osada que fuera, lo harían fuerte sus “Querubines“, voluntariamente a fuerzas, queriéndolo o no, suministrando el poder operativo de tan ilustre emprendedor; su gran tesoro siempre fueron sus hijos y su (hasta el momento) inquebrantable inclinación a pedir prestado.
- !Abro un hoyo, para tapar otro…! Decía de los dineros que procuraba para salirle al paso a las “ drogas” como gustaba referir a las deudas contraídas por afición y deporte.
Es fácil pretender olvidar, darle vuelta a la pagina y dejar que el polvo del pasado se reincorpore a la calle y sus sopores. Los segundones de los segundones, es una marca que se lleva como estigma, la sombra de nuestros progenitores nos sigue guareciendo toda la vida, los fantasmas no se ahuyentan fácilmente y las miradas se llenan de juicios cuando se reconoce el árbol que nos gesta. Vivir ignorantes de nuestro escalafón y darte cuenta de tu alzada por lo poco serio del trato que te dispensan.
Mi niñez fue vivir en un mundo de desprendimiento en el que las gentes cercanas a mi condición se fueron soltando de la mata del terruño en busca de mejores aires, solo los mas aferrados, o quienes como nosotros tuvimos el ancla de los intereses y los afectos intentábamos una y otra cosa para mantenernos al dia con las necesidades de consumo que la vida moderna poco a poco nos fue haciendo presentes.
Pero al igual que muchos de los jovencitos de rancho y barbecho, de escuela primaria y arduo trabajo, el tiempo llego para mudar de ambiente y abrir con nuestras propias manos el caudal de maravillas que el primer mundo nos ofrecía apenas trasponías el trauma del cruce y el asombro….
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