Martín Márquez
Yo me fui en el año de 1952 de bracero para los Estados Unidos, entonces no se acostumbraba mucho todavía ir al norte, en los últimos años ya les provoca mucho ir para allá. Yo trabaje en el campo sembrando y recogiendo la cosecha; los mayordomos eran japoneses, americanos y mexicanos. Comenzaba uno a trabajar a las siete de la mañana y trabajaba uno ocho horas y ya si querías horas extras. En aquel entonces no había oficiales de migración, ya cuando comenzó haber emigración, los japoneses hacían un escandalazo, que para que se llevaban a los mexicanos. Ya para los años sesenta ya había mas emigrantes que nos hacían la vida difícil y es que por el 67 nos fuimos un hermano y yo de nuevo, y allá me enferme de una ulcera, y nada mas trabajaba para el doctor, así que mejor me vine. También trabaje en una fábrica de cartón, y en una maderería. Aprendí un poco de ingles, para darme entender, pero ya se me olvido, llega el día en que se le olvida a uno todo.
Yo soy del Sauz Tostado, allí he vivido toda mi vida y soy ejidatario, a mi me toco andar encabezando para que nos dieran las tierras que eran de la nación, no de los que mal las poseían. Antes del reparto, la gente de la comunidad vivía bien fregada en el rancho. Pobrecitos de a tiro, muy pocos tenían una vaquita, y el que la tenia su agostadero eran los callejones del rancho. Todos trabajaban a medias, bajaban al pueblo a comprar su mandadito, el fríjol era el que peleábamos. En la epoca de secas, la gente del rancho iba al arroyo a robarse el agua, se la robaban, para poder saciar su sed, la de sus hijos y los poquitos animales que tenían.
Los patrones eran los Aldana, dueños del rancho de Pacheco no nos facilitaban ni suficientes tierras para sembrar. Eran propietarios también de la Hacienda de Santa Teresa, en donde tenían las grandes propiedades; cuando les afectaron los agraristas de por aquellos rumbos, de esa hacienda sacaron cuatro ejidos. El casco de la hacienda eran nada mas casi dos hectáreas. Los peones vivían dentro del casco, y había una puerta principal para salir con todo y su portero. Los peones no se podían detener a comer, tenían que andar con la yunta y comiendo. Ahorita el ejido del Sauz Tostado debe tener cerca de mil reses, toda la gente tiene sus vaquitas, ya no están tan fregados. En todas las comunidades la gente estaba igual de pobre, para todos lados que voltearas.
Los Aldana eran varios hermanos, de entre ellos, Jesús Maria era el encargado de la hacienda de Santa Teresa, y Eliseo aquí en Pacheco. Había un Pancho, y un Tereso, que hacían vida social, les gustaba el juego. También algunas damas que se casaron con los ricos del pueblo. Dicen que la Hacienda originalmente le pertenecía a un español y que don Jesús Aldana (el padre de todos ellos) era el administrador y se fue el dueño español y jamás regreso y así se quedo el al frente de la hacienda y después fue el propietario. Antes de que se viniera el reparto agrario, ellos tuvieron mucho tiempo para repartirse las propiedades, las que quedaron intestadas, porque el papa se había muerto sin testar, pero jamás se pusieron de acuerdo y como no tenían registradas mas que unas 300 hectáreas, eso fue lo que les quedo, lo demás era propiedad de la nación.
Nosotros somos ahorita 32 ejidatarios, de los que empezaron el ejido nomás quedo yo, Lázaro, Rubén, Diego, ya muy poquitos. La mayoría son nuevos. Nos entregaron a nosotros el 7 de abril de 1957. Una provisional, la definitiva nos la entregaron hace unos siete u ocho años. Actualmente solo nos queda en común el terreno de agostadero. Las parcelas las tiene ya cada quien en propiedad, con su propio titulo.
El que metió la solicitud en Pacheco fue un Pancho del Real, también del rancho y era el que andaba promoviendo el reparto, y al parecer estaba ya comprometido con los señores dones. En esa misma época estaba yo recién venido del norte y me mandaron llamar los que andaban en la revuelta de pedir la tierra; como que no me hacia mucha gracia, porque cuando estaba de soltero, me echaba uno vinillos y salí de pleito con varios de ellos. Me los moqueteaba y pos quedaban descontentos. Llegue y me dijeron, que pásate y pásate, me dijeron queremos ver si nos representas con este asunto:
-No yo no se nada de eso.
–No, nosotros te vamos diciendo.
De tanto y tanto me convencieron y que teníamos que ir a Guadalajara. En aquellos días todavía se afrentaba la gente de los ejidos, eran la admiración de la gente, entonces no había mas que el de Colotlán. Fuimos a la oficina agraria y no había nada de expediente. Lo tenia bien escondido. Nos regresamos muy tristes, pero seguí yo porfiándole, pero en eso vino el Prof. Diego Huizar y dijo que el nos ayudaba. El era diputado federal por Yahualica, un día me cayo un oficio donde me pedía que me presentara en Guadalajara, ya fuimos a la agraria, y llegamos pidiendo el expediente del Sauz tostado, y nos tuvieron mucho rato, y no lo encontraron, Diego Huizar me acompaño y me dijo:
-Mejor regrésate, no estés haciendo gastos, cuando aparezca yo te mando hablar. Nosotros estábamos fregados y nadie quería gastar los pocos centavos.
Finalmente después de varias semanas lo encontraron, y fuimos de nuevo, el lo estuvo el mirando y nomás movía la cabeza, dijo esta muy quedado este expediente, pero hay que lucharle no te desesperes.
Después de andar promoviendo la solicitud esa, me empezaron a aborrecer los ricos, nombre yo, ya no podía salir afuera en la noche. Se oían los ruidazos de los tropeles de caballos que andaban afuera de la casa. Yo ya no podía ni asomarme a la puerta, me traían cortito. Teníamos afectados la hacienda de Pacheco de los Aldana, un terreno de don Agustín de Ávila, el terreno del Cono, de don Jesús de Santiago, a don Zenaido Álvarez, le quitaron el Ochotal con la ampliación del ejido Colotlán; estaba la cosa que ardía. Cuando comencé a ver que los ricos ya no me podían ver, pues dije:
-Ahora si le voy a pegar con ganas, empecé a promoverme muy recio, y no, pos sacamos la provisional. Fue a los tres años de seguirle insistiendo que se vino al provisional, fue un ingeniero quien nos dio la posesión. Diego Huizar era muy amable, quedamos muy agradecidos con el y también Faustino Hernández, que también nos ayudo. Faustino Hernández casi no radicó en el pueblo, yo no me acuerdo de cuando fue presidente, también fue diputado pero tampoco me toco. A mi me toco principalmente cuando anduvo Sanabria y Mendoza. Sanabria y Sánchez de León, fueron uña y carne,
Ellos fueron muy buenos líderes para nosotros. Del Carrizal conocí a Secundino Márquez, era el delegado de los campesinos, pero ese a nosotros no nos ayudo en nada, de lo contrario nos entorpecía nuestras gestiones. Rafail Raygoza y Eliseo Navarro eran socios y junto con Secundino eran los caciques, y hasta tenían sus pistoleros un Chimiano, Maximiano Medina y Pedro Medina, todos ellos eran socios, al que les estorbaba lo desaparecían.
Antonio Sánchez de León, es de a tiro familiar de nosotros, el y su familia son también del rancho. Antonio casi nunca trabajo en el campo, pero su papa si. Cuando comenzó a crecer, se vino a Colotlán a las escuela y después se fue a estudiar derecho a Guadalajara. El fue partidario de la gente del rancho, no era egoísta, si ayudo a la gente, muy partidario con uno de pobre, no hacia menos a la gente, por irse con los ricos, ni cuando andaba con ellos.
Pero de primero, Antonio, era contrario nuestro. Un día andaba yo repasando la siembra con la yunta, y llego Antonio a caballo, con un alteron así de papeles, y me dijo:
-Mira, dicen los señores que la tierra que tu poseas te la van a dejar y te van dar una buena cantidad de dinero, pero que dejes eso, traigo estos papeles para que me los firmes.
Le conteste- Mira que bueno esta eso, Antonio yo no creía que después de ser del propio rancho te portaras así, en lugar de ayudar a la gente tratas de extorsionarla, y sabes que:
-¡Aquí todos beneficiados o todos jodidos!.
Contesto: -¡No, esto se los vamos a quitar¡
-Pos no le hace, no era de nosotros. Lo que si te advierto le dije:
-Es que andas ayudándoles a robarse un terreno que es de la nación, ellos se lo están robando a la nación. (Porque de ellos no eran mas que 338 hectáreas registradas ).
-Ahora verán, si se los vamos a quitar.
-Pos no le hace, ustedes pelean por quitárnoslo y nosotros por no dejarnos. Y Se fue Antonio muy enojado.
En esa época empecé a tener tratos con Avelino Navarro, por motivo del mismo ejido, y así fue como empezamos poco a poco a ser amigos. Cuando lo conocí yo tendría unos 24 años de edad, el era mucho mas grande que yo. Pomposo, era del rancho y agrarista como nosotros, pero le vendió la parcela a Alejandro, y después quería quitársela, fue entonces cuando nos empezó a ayudar Avelino. Un tiempo ese fue el coraje de Pomposo con Avelino, y solo termino con la muerte de Avelino. Los ricos ya tenían el plan de matarlo, porque no les convenía que se viniera de diputado.
Al poco tiempo lo mataron por los mismo problemas de las tierras. Cuando lo asesinaron, venían los de Tenzompa y decían que ellos sacaban a Manuel Barrios y al toro de la cárcel, los presuntos asesinos de Avelino, aunque los que lo mandaron matar fueron otros. A Avelino lo balacearon cruzando el puente del rió y salió bien de la operación, pero buscaron quien lo inyectara, dicen que entro una enfermera estando todos los familiares allí, y a la media hora se murió. Entre los que estaba esperando a Avelino para matarlo se contaban cuatro: Manuel Barrios, Pomposo, un Benjamín Minjares y este de Trinidad Lozano. Dicen que también metió las manos el general Anacleto López, y seria cierto porque al poco tiempo de la muerte de Avelino degradaron al general y al poco tiempo murió. El general López apoyaba a los ricos. Después de la muerte de Avelino Navarro se termino el liderazgo agrario. Fue recién que nos dieron a nosotros las tierras.
Esa época estuvo fea, yo llegaba del pueblo al rancho, y en lugar de llegar derecho llegaba con mi papa y allí desensillaba el caballo, y me iba por las huertas con la batería en un mano y la pistola en la otra. Nomás esperando que me saliera algo. Una vez me levante en la mañana y salí para la casa de mi papá, detrasito de mi, llego mi hija Elena encarrerada, y me dice:
-Oiga apa, allí esta Pomposo detrás de la cerca. Me fui por la huertas y ya no lo halle. Otra vez llego también Elena a decirme:
-Detrás de la caballeriza esta un viejo, y casi se parece a Jesús Maria, uno de allí del rancho. Y dije es el Trinidad Lozano, que se le parecía. En la noche los perros se agarraban una ladradera, y veíamos con el vislumbre de la luz, pasar gente por la huerta. Abrían portillos para que se saliera la yegua y que fuera yo a buscarla. Pero iba yo a buscarla bien amanecido. En ese tiempo los de la casa andaban listos para cuidarnos los unos a los otros. Los matones de los hacendados, nomás me andaban venadeando. Nada mas que no se llega el día.
Actualmente nadie interesa a comprar parcela, endenantes no faltaba quien se interesara. A la muerte de Sánchez de León comenzó a decaer el partido y Colotlán, el controlaba aquí y otros lugares. No mucho después se desbarato la unidad que teníamos y así fue como llego el PAN. Antonio era muy político y muy listo, además tenia muy buen perico, recuerdo que una vez fuimos a Totatiche y la gente estaba muy enojada pero ya comenzó a platicarles y los convenció y los dejo contentos. Gálvez, Chon Navarro, Ramiro López, Gómez Quezada, Trino López fueron de las gentes cercanas a Sánchez de León. El ejido Colotlán tiene predios en el Sauz Tostado, Hepazote, Mesa de Guadalupe, Lomas de la Cruz, el Zapote. El Zapote era de una Mercedes Pérez.