La noticia del secuestro de una menor, ha levantado ámpula entre la población del municipio, sacándolo de su habitual marasmo y llevándolo a protestar airadamente contra semejante infamia y unos pocos amigos o familiares han salido en defensa de los sospechosos del delito de plagio, pero sin mucha convicción. El hecho de que los acusados sean miembros de la propia comunidad, ha levantado una mayor indignación entre los colotlenses, que ni tardos ni perezosos han pedido para los indiciados la máxima penalidad que aplica la ley, e incluso algunos de ellos han solicitado, linchamiento la pena de muerte, la ley del talión y algunas otras formas de venganza no menos cruentas y extensivas a sus familias.
Me pregunto porque esos que ahora piden tan estentóreamente sangre, no la pidieron también en otros y no menos lamentables casos, que han ocurrido recientemente en esta población, digamos el caso de la chica brutalmente asesinada y el de otras muchas personas levantadas y desaparecidas.Y me parece sospechoso la celeridad y eficacia con que actuaron las autoridades policiacas en esta ocasión, en ninguno de los anteriores secuestros o levantones hubo tanta suerte para las víctimas, yo no sé de ninguna que haya sido rescatada en forma tan efectiva y afortunada:
a) Seria quizás porque había de por medio dinero o alguien con un gran poder económico.
b) probablemente también la falta de pericia de los secuestradores, que dejaron muchos cabos sueltos.
c) O acaso que autoridades y criminales están tan bien sincronizados que cualquiera que les haga la competencia, es fácilmente detectado y nulificado.
Dice el dicho que "al perro más flaco es al que se le cargan mas las pulgas", y estamos precisamente ante ese penoso caso, los mas tarugos, inexpertos o desconectados sirven de chivos expiatorios para cubrir y esconder un poco las atrocidades que en la comunidad y la región han venido cometiendo en los últimos anos, criminales sin el mas mínimo respeto y aprecio por la vida de los hombres, capaces de las vejaciones y torturas mas infames que puede cometer un ser humano en perjuicio de sus congéneres.
Lo más triste de este secuestro, no es que los acusados sean nativos del pueblo y se hallan atrevido a cometer dicha acción, quizás lo más grave, es que ante el panorama general de corrupción, de ineficacia policiaca y sobre de todo impunidad con que se cometen infinidad de crímenes, nuestra gente comienza a pensar y a tener muy claro, que el crimen si paga. La idea de hacerse rico de la noche a la mañana, sin importar la manera de hacerlo, es una idea que ronda la cabeza de muchos de nuestros conciudadanos y la idea de secuestrar a alguien rico o meterse al narcotráfico, no son ideas aisladas, sino ideas recurrentes que poblan el pensamiento de muchos de nuestros jóvenes y no pocos adultos. Desafortunadamente, esos son los valores que se han venido posicionando entre las aspiraciones de nuestra comunidad, un buen numero de los jovencitos de secundaria y prepa tienen como sueño convertirse en narcos, el ideal de ser doctor, profesor e incluso norteño, han quedado totalmente opacadas por el brillante futuro de narco o secuestrador, ya ni siquiera los polleros tienen tanto atractivo como las otras dos actividades criminales.
Todo mundo sabe que la forma más efectiva de robar impunentemente es meterse de político, con excepción del gobernador Villanueva, no hay un solo político en las cárceles mexicanas o gringas, con todo y que los políticos de todos los niveles e instancias han saqueado y seguirán saqueando el erario nacional, sin ningún remordimiento o pesar. Pero para ser un político a la altura moral de nuestro México, se requieren de talentos muy especiales que no todos tenemos, tales como ser un gran demagogo, es decir mentiroso; rematadamente obtuso o simularlo muy bien. No tener ninguna clase de escrúpulos; ambición y prepotencia desmedidas; tener una lengua hábil y falaz, para lamer toda clase de zapatos encumbrados y buenas palancas, que en la mayoría de los casos eliminan cualquier obstáculo.
Y bueno después de la política, la segunda mejor forma de hacer dinero es meterse al narcotráfico, aunque las dos no son excluyentes y cada día se implican más la una a la otra. Todo esto para decir que los valores que privilegiamos en nuestra sociedad son precisamente los que se derivan de estas dos ocupaciones, nuestra sociedad nos demanda éxito económico y las formulas del pasado que involucraban esfuerzo, disciplina, ahorro, honestidad, perseverancia han quedado etiquetadas como anticuadas. Y el éxito social, no tiene más que una medida en términos de éxito económico, es decir que pretender llegar a constituirse en una figura moral importante para la comunidad es anacrónico. El maestro de escuela que ilumina a la comunidad con su trabajo educativo, el sacerdote que guía con su ejemplo y palabras, el comerciante honesto, el agricultor o ganadero exitoso y el norteño trabajador, no son ejemplos atrayentes para nuestra comunidad.
Esta transformación de nuestra mentalidad, no se ha dado de la noche a la mañana, sin poder precisarla con exactitud, podemos decir que los inicios de los ochenta del siglo pasado, podrían muy bien evidenciar algunos signos de la transformación. A principios de los ochenta se comenzaron a dibujar claramente los signos áureos de los nuevos tiempos, no que de mucho tiempo atrás, no se hubiesen registrado ya movimientos de esa índole en Colotlán y la región, pero sí que fue más abierto y evidente. Camiones completos de mota de empresarios locales enfilaban rumbo al norte. Avionetas completas cargadas de cocaína, realizaban maniobras en lugares tan lejanos como la pista de aterrizaje o los llanos de Santiago. El Capi, hizo época en nuestra comunidad y los primeros pioneros exitosos en el arte de accesar pollos al gabacho, despertaron furor entre los colotlenses, todo mundo quería ser parte de este mundo de éxito y candilejas. La feria de mayo había sido hasta recientemente, el tradicional escaparate del éxito de los fuera de la ley. En mayo se daban cita los más afortunados de entre todos y ensordecían al pueblo con las decenas de bandas tocando al unisonó en la plaza. Después de más de dos décadas, los resultados no han sido del todo positivos, muchos jóvenes han ido quedando sembrados en el camino y muchos otros: presos, enfermos y los más enviciados. Nuestra economía no ha tenido ningún repunte gracias a este rubro, pese a que las ganancias han sido millonarias en el sector, pero también las perdidas y sobre todo los despilfarros.
La única ganancia es que ahora ya nadie se interesa por trabajar y mucho menos por convertirse en un buen ejemplo de persona, de padre o madre de familia, de educador(a), de gobernante (a), de empresario(a), de sacerdote o de líder comunitario. Y bueno la punta del iceberg la acabamos precisamente de ver, con la acción de estos chicos, y que no es sino una muestra del refinamiento social que ha alcanzado nuestra comunidad.
Sobra decir que la sociedad civil está dispersa, desorganizada e incapaz de generar un esfuerzo en común que en el corto plazo facilite afrontar con energía la problemática presente, la sociedad está por demás dividida y buena parte de esta situación ha sido auspiciada por los partidos políticos, que en su búsqueda por sostenerse en el poder han agrandado las rencillas y agravios, que desde tiempo inmemorial pesan en la conciencia colectiva de la comunidad. El eterno desencuentro entre ricos y pobres; explotación y rebeldía; caciquismo y democracia; agraristas y cristeros, panistas y priistas, amén de otros puntos de suspicacia, han quedado a flor de piel entre los diferentes grupos sociales y políticos.