Un tipo con suerte…
Decía mi tía Concepción, plenamente convencida -“Hay gente que nace con estrella, y otros que nacen estrellados”, efectivamente Javier Guízar es un hombre que nació con estrella, una suerte envidiable que le ha ganado la mitad de sus triunfos: No hay duda que la belleza paga: ojos verdes, sonrisa colgate, no mal plantado, simpático y como dice el dicho, el diablo es más diablo por viejo que por diablo; la experiencia de andar por tanto tiempo en esos trotes de la política le han ayudado a afinar un feroz instinto político. Muy joven logró la presidencia municipal de Ahualulco del Mercado, después fue presidente nacional de las juventudes priistas, diputado federal, suplente y propietario y después local por el primer distrito, en esa época aún con sede en Colotlán, precandidato a gobernador del estado de Jalisco, presidente del PRI en Jalisco y probablemente un fuerte contrincante a la candidatura para gobernador de Jalisco en las próximas elecciones, si el lastre de las listas de candidatos adulteradas y el mote de mataperros, no se lo impiden.
Un político sin suerte, no es político, para Javier cuando parecía que su carrera política estaba acabada, con la vergonzosa salida de la presidencia del PRI en Jalisco, motivada por un grupo de descontentos con sus políticas internas de selección de candidatos a regidores, pero el abrumador triunfo electoral de su partido en el estado de Jalisco en el mes de julio, lo regresa triunfal a la arena política. Un crecido número de sus candidatos alcanzaron el triunfo en las pasadas elecciones, principalmente en aquellas posiciones más sentidas (zona metropolitana y diputaciones), lo que lo coloca de villano en héroe, con todo y que sus detractores lograron echarlo de la dirección del partido, Guízar es el hombre del momento del PRI. Le regresan sus créditos y sus credenciales y se le reconoce el mérito de haber dejado un PRI jalisciense unido, todos en favor de su salida, incluida su gente y amigos, que lo traicionaron dejándolo morir solo.
Es curioso que un hombre con ese fino talento político para las negociaciones, los acuerdos, las alianzas y la detección de los candidatos ganadores, haya encontrado su talón de Aquiles en una región que debería de haber sido su fortaleza, por conocerla tan bien. La zona norte de Jalisco, en donde de diez municipios, nueve quedaron en manos del PAN, primera vez en la historia de nuestros pueblos, y nada que ver con aquella vez en que Guízar logró la diputación local en esta zona, donde siete de diez quedaron en manos del PRI, junto con las diputaciones local y federal, y en donde Jorge Arana si ganó claramente la elección. Probablemente su intempestiva salida de la dirección estatal del PRI, no le dio tiempo para ajustar todas las piezas que habrían resultado en más triunfos, por lo menos en Colotlán al candidato del PRI si le faltó su sabia dirección.
En el año 2000, el entusiasmo partidista que despertó la precandidatura de Jorge Arana, entre los jaliscienses y específicamente entre los priistas de la zona norte de Jalisco, favoreció el nacimiento de un crecido número de expectativas de renovación y cambio en el partido. Mucha gente desligada o ajena a la actividad política se sumo sin reservas a la candidatura de Arana, un candidato joven al que la gente percibía como sencillo, motivado, honesto y convencido de las necesidades de una nueva forma de hacer política. Esa gente le llevó a ganar la candidatura y sobre ese tren se subieron muchos de los candidatos a diputados locales, federales y presidentes municipales, entre ellos Javier Guízar Macías, Osbaldo Leaños Medina, Lito Carrillo Alegría, Marcos Bramasco, Luís Alcalá, entre muchos otros. Una vez que Arana ganó la candidatura a gobernador y se llegó el momento de los acuerdos con los dinosaurios del partido, la gente que creyó en él, fue desplazada de los puestos de dirección de la campaña y subieron a ellos la gente añejada en la política partidista, allí perdió Arana el empuje ganador que traía. Sus seguidores perdieron entusiasmo y los nuevos coordinadores de las campañas se preocuparon más de llevarse a sus bolsillos el dinero que fluía a la campaña, que de apuntalar el triunfo del candidato.
Cuando Jorge Arana vino por vez primera a la región a solicitar el apoyo de los priistas de estos lares, era un político fresco, accesible y sincero. Cuando después regreso como candidato, fue imposible volver a platicar con él, Guízar y todo el sistema se cerraron sobre él haciéndolo totalmente inaccesible para la gente con la que había trabado relación y que habían apoyado su candidatura. Pero eso sí Guízar no se le despego ni un segundo y de una forma u otra consiguieron que aún a regañadientes todo mundo se subiera en ese nuevo tren. Ganó Guízar y con él siete presidentes municipales de la región y Arana se quedó en la raya, después de una caída más del sistema y de las eufemísticas explicaciones del IFE. La verdad el estado impuso a las de wilson a Francisco Ramírez Acuña y este se la tomó muy personal la reconquista del bastión norte del estado. Para ello empoderó al grupo de los Carrillo, borrando del mapa a Jesús Alejo y su gente, quienes habían optado por Tarcisio en las elecciones internas, desestimando a Ramírez Acuña, quién tan pronto como pudo se tomó la revancha.
El desenlace de las elecciones no dejo muy satisfechos a los priistas colotlenses, así que cuando Ingeniero Javier Guízar Macías convocó a los militantes priistas a manifestar su descontento frente a las oficinas del IFE, por lo menos medio centenar de simpatizantes se reunieron a la hora señalada. Guízar como siempre fue el último en llegar y se presentó como torero partiendo plaza, y como una exhalación, sin decir agua va, se metió a las oficinas, todo mundo pensamos que a pelear por Arana. Minutos después salió ondeando en lo alto su constancia de mayoría, tal como si fuera el cinturón de campeonato de lucha libre. Igual de rápido y discreto como llegó, así se fue. Abordó su auto y adiós, nos dejó con un palmo de narices. La mayoría de los que estamos allí creo que pensamos: -politicazo, que faena nos a hecho este infeliz, fenomenal pase de capote y allí nos dejo nomás abanicando. Nadie dijo adiós, todo el mundo escurrió el bulto, agachando la cabeza avergonzado. A partir de allí conocimos del colmillazo enroscado que se cargaba el chico de la sonrisa colgate.
Una vez que fue electo diputado Guízar Macías buscó liderar a los siete presidentes priistas, y como muestra de buena fe, implemento un taller de administración municipal que se verificó en el municipio de Villa Guerrero y al que acudieron todos los próximos y flamantes funcionarios públicos de varios municipios. Fue todo un éxito, sin embargo pronto fue evidente, que ninguno de los siete presidentes electos era precisamente dócil, por lo menos cuatro de ellos tenían en su agenda, llegar precisamente a la posición de Guízar Macías, y desde luego lo que menos querían era ningún tipo de colaboración con sus similares y el diputado. Como quién dice cada araña por su hebra y el que tenga más saliva que coma más pinole. No hubo disposición para desarrollar proyectos conjuntos y Guízar Macías así lo entendió tampoco insistió.
Los ciudadanos siempre nos quejamos de que los diputados, después de ganar la elección no regresan ni por el cambio, hay que hacerle justicia a Guízar, que no fue precisamente de esos. Por el contrario se volvió en arroz de casi todos los moles, cualquier evento político, celebración, informe, cumpleaños, graduación o quinceañera y allí estaba Guízar, bien arreglado, sonriente y simpático como siempre. Para no perder la tradición, era el último en llegar, cuando precisamente todo mundo estaba ya sentado y el evento en proceso, por allí entraba Guízar, discreto y callado y la amplia sonrisa a flor de labios. Aún no terminaba el evento y ya estaba despidiéndose, como evitando que alguien le fuera a pedir prestado. Siempre diplomático incapaz de contradecir a nadie y mucho menos de llegar hasta una discusión o enfrentamiento. Siempre poniendo prudente distancia de por medio y muchas sonrisas, imposible pelearse con un tipo así. De hecho no sabía uno si de verdad había estado allí o era una remembranza de algún otro evento.
Como diputado presentó decenas y decenas de proyectos de ley, de los que jamás supimos que hubiese sido aprobado y convertido a ley, ni un solo, y todos ellos sobre cuestiones tan anodinas que ni siquiera una idea de lo que trataban quedo en nuestro cabeza. Desde luego ninguno de ellos que beneficiara a la zona norte del estado, o que por lo menos buscara mejorar nuestras condiciones de vida. Socialmente apoyó a varios grupos de graduados con la fiesta y contribuyó generosamente algunas causas nobles o a gentes en necesidad.
Después buscó la gubernatura del estado de Jalisco, para esto se mandó sacar un impresionante fotografía vestido de traje, como de modelo de ron Bacardi, mostrando la mazorcota y con una mirada soñadora, de verde fulminante. Y la colocó en lugares estratégicos de la ciudad. Los carteles no decían nada, el discurso jamás fue su fuerte, pero la prestancia del pelado, fue suficiente para ponerlo en el mapa de las elecciones. No hizo absolutamente nada más, excepto esperar para recoger los frutos de su campaña. Llegado el momento negoció su claudicación a favor de Zamora, el candidato que parecía llevar la estafeta del relevo. Lamentablemente el priismo en esa ocasión cayó en otra de las celadas del pan, Zamora que parecía tan sólido resulto que tenía pies de plomo, cuando denunciaron sus supuestos vínculos con el narco, entendimos por que tanto interés de FRA, porque Zamora fuera el candidato. El daño estaba ya hecho y Zamora entregó la gubernatura a cambio de evitar el escándalo y de verse reducido a la prisión.
Como dirigente del PRI Jalisco, Javier Guízar buscó en todo momento, que el PRI no se confrontara con la sociedad ni con actores como el cardenal Juan Sandoval. Inclusive los diputados del PRI apoyaron la propuesta del PAN en favor de la vida, con la ley antiaborto. Estableció alianzas con Raúl Padilla y el Grupo Universidad, Patricia Retamoza ganó el Distrito 15 y Trinidad Padilla López el Distrito 8.La coalición Alianza por Jalisco con el Partido Nueva Alianza fue otro de los logros de Guízar. Así como los acuerdos con la Asociación de Iglesias Cristianas, a la que pertenece La Luz del Mundo y con las cúpulas empresariales de Jalisco. El presidente del Consejo Mexicano de Comercio Exterior (COMCE) Occidente, Mario Gutiérrez Treviño, volvió a ocupar un lugar en las planillas del PRI, en el lugar primero y que antes era reservado al sector empresarial. Guízar apuntaló todas las alianzas posibles para regresar al PRI a la senda triunfadora, lo único que le falto fue venderle su alma al diablo, quien no ofreció mucho por ella.
El futuro parece volver a sonreírle a Guízar, esperemos que los priìstas no le paguen con una ingratitud tanto esfuerzo y desvelo.
Un político sin suerte, no es político, para Javier cuando parecía que su carrera política estaba acabada, con la vergonzosa salida de la presidencia del PRI en Jalisco, motivada por un grupo de descontentos con sus políticas internas de selección de candidatos a regidores, pero el abrumador triunfo electoral de su partido en el estado de Jalisco en el mes de julio, lo regresa triunfal a la arena política. Un crecido número de sus candidatos alcanzaron el triunfo en las pasadas elecciones, principalmente en aquellas posiciones más sentidas (zona metropolitana y diputaciones), lo que lo coloca de villano en héroe, con todo y que sus detractores lograron echarlo de la dirección del partido, Guízar es el hombre del momento del PRI. Le regresan sus créditos y sus credenciales y se le reconoce el mérito de haber dejado un PRI jalisciense unido, todos en favor de su salida, incluida su gente y amigos, que lo traicionaron dejándolo morir solo.
Es curioso que un hombre con ese fino talento político para las negociaciones, los acuerdos, las alianzas y la detección de los candidatos ganadores, haya encontrado su talón de Aquiles en una región que debería de haber sido su fortaleza, por conocerla tan bien. La zona norte de Jalisco, en donde de diez municipios, nueve quedaron en manos del PAN, primera vez en la historia de nuestros pueblos, y nada que ver con aquella vez en que Guízar logró la diputación local en esta zona, donde siete de diez quedaron en manos del PRI, junto con las diputaciones local y federal, y en donde Jorge Arana si ganó claramente la elección. Probablemente su intempestiva salida de la dirección estatal del PRI, no le dio tiempo para ajustar todas las piezas que habrían resultado en más triunfos, por lo menos en Colotlán al candidato del PRI si le faltó su sabia dirección.
En el año 2000, el entusiasmo partidista que despertó la precandidatura de Jorge Arana, entre los jaliscienses y específicamente entre los priistas de la zona norte de Jalisco, favoreció el nacimiento de un crecido número de expectativas de renovación y cambio en el partido. Mucha gente desligada o ajena a la actividad política se sumo sin reservas a la candidatura de Arana, un candidato joven al que la gente percibía como sencillo, motivado, honesto y convencido de las necesidades de una nueva forma de hacer política. Esa gente le llevó a ganar la candidatura y sobre ese tren se subieron muchos de los candidatos a diputados locales, federales y presidentes municipales, entre ellos Javier Guízar Macías, Osbaldo Leaños Medina, Lito Carrillo Alegría, Marcos Bramasco, Luís Alcalá, entre muchos otros. Una vez que Arana ganó la candidatura a gobernador y se llegó el momento de los acuerdos con los dinosaurios del partido, la gente que creyó en él, fue desplazada de los puestos de dirección de la campaña y subieron a ellos la gente añejada en la política partidista, allí perdió Arana el empuje ganador que traía. Sus seguidores perdieron entusiasmo y los nuevos coordinadores de las campañas se preocuparon más de llevarse a sus bolsillos el dinero que fluía a la campaña, que de apuntalar el triunfo del candidato.
Cuando Jorge Arana vino por vez primera a la región a solicitar el apoyo de los priistas de estos lares, era un político fresco, accesible y sincero. Cuando después regreso como candidato, fue imposible volver a platicar con él, Guízar y todo el sistema se cerraron sobre él haciéndolo totalmente inaccesible para la gente con la que había trabado relación y que habían apoyado su candidatura. Pero eso sí Guízar no se le despego ni un segundo y de una forma u otra consiguieron que aún a regañadientes todo mundo se subiera en ese nuevo tren. Ganó Guízar y con él siete presidentes municipales de la región y Arana se quedó en la raya, después de una caída más del sistema y de las eufemísticas explicaciones del IFE. La verdad el estado impuso a las de wilson a Francisco Ramírez Acuña y este se la tomó muy personal la reconquista del bastión norte del estado. Para ello empoderó al grupo de los Carrillo, borrando del mapa a Jesús Alejo y su gente, quienes habían optado por Tarcisio en las elecciones internas, desestimando a Ramírez Acuña, quién tan pronto como pudo se tomó la revancha.
El desenlace de las elecciones no dejo muy satisfechos a los priistas colotlenses, así que cuando Ingeniero Javier Guízar Macías convocó a los militantes priistas a manifestar su descontento frente a las oficinas del IFE, por lo menos medio centenar de simpatizantes se reunieron a la hora señalada. Guízar como siempre fue el último en llegar y se presentó como torero partiendo plaza, y como una exhalación, sin decir agua va, se metió a las oficinas, todo mundo pensamos que a pelear por Arana. Minutos después salió ondeando en lo alto su constancia de mayoría, tal como si fuera el cinturón de campeonato de lucha libre. Igual de rápido y discreto como llegó, así se fue. Abordó su auto y adiós, nos dejó con un palmo de narices. La mayoría de los que estamos allí creo que pensamos: -politicazo, que faena nos a hecho este infeliz, fenomenal pase de capote y allí nos dejo nomás abanicando. Nadie dijo adiós, todo el mundo escurrió el bulto, agachando la cabeza avergonzado. A partir de allí conocimos del colmillazo enroscado que se cargaba el chico de la sonrisa colgate.
Una vez que fue electo diputado Guízar Macías buscó liderar a los siete presidentes priistas, y como muestra de buena fe, implemento un taller de administración municipal que se verificó en el municipio de Villa Guerrero y al que acudieron todos los próximos y flamantes funcionarios públicos de varios municipios. Fue todo un éxito, sin embargo pronto fue evidente, que ninguno de los siete presidentes electos era precisamente dócil, por lo menos cuatro de ellos tenían en su agenda, llegar precisamente a la posición de Guízar Macías, y desde luego lo que menos querían era ningún tipo de colaboración con sus similares y el diputado. Como quién dice cada araña por su hebra y el que tenga más saliva que coma más pinole. No hubo disposición para desarrollar proyectos conjuntos y Guízar Macías así lo entendió tampoco insistió.
Los ciudadanos siempre nos quejamos de que los diputados, después de ganar la elección no regresan ni por el cambio, hay que hacerle justicia a Guízar, que no fue precisamente de esos. Por el contrario se volvió en arroz de casi todos los moles, cualquier evento político, celebración, informe, cumpleaños, graduación o quinceañera y allí estaba Guízar, bien arreglado, sonriente y simpático como siempre. Para no perder la tradición, era el último en llegar, cuando precisamente todo mundo estaba ya sentado y el evento en proceso, por allí entraba Guízar, discreto y callado y la amplia sonrisa a flor de labios. Aún no terminaba el evento y ya estaba despidiéndose, como evitando que alguien le fuera a pedir prestado. Siempre diplomático incapaz de contradecir a nadie y mucho menos de llegar hasta una discusión o enfrentamiento. Siempre poniendo prudente distancia de por medio y muchas sonrisas, imposible pelearse con un tipo así. De hecho no sabía uno si de verdad había estado allí o era una remembranza de algún otro evento.
Como diputado presentó decenas y decenas de proyectos de ley, de los que jamás supimos que hubiese sido aprobado y convertido a ley, ni un solo, y todos ellos sobre cuestiones tan anodinas que ni siquiera una idea de lo que trataban quedo en nuestro cabeza. Desde luego ninguno de ellos que beneficiara a la zona norte del estado, o que por lo menos buscara mejorar nuestras condiciones de vida. Socialmente apoyó a varios grupos de graduados con la fiesta y contribuyó generosamente algunas causas nobles o a gentes en necesidad.
Después buscó la gubernatura del estado de Jalisco, para esto se mandó sacar un impresionante fotografía vestido de traje, como de modelo de ron Bacardi, mostrando la mazorcota y con una mirada soñadora, de verde fulminante. Y la colocó en lugares estratégicos de la ciudad. Los carteles no decían nada, el discurso jamás fue su fuerte, pero la prestancia del pelado, fue suficiente para ponerlo en el mapa de las elecciones. No hizo absolutamente nada más, excepto esperar para recoger los frutos de su campaña. Llegado el momento negoció su claudicación a favor de Zamora, el candidato que parecía llevar la estafeta del relevo. Lamentablemente el priismo en esa ocasión cayó en otra de las celadas del pan, Zamora que parecía tan sólido resulto que tenía pies de plomo, cuando denunciaron sus supuestos vínculos con el narco, entendimos por que tanto interés de FRA, porque Zamora fuera el candidato. El daño estaba ya hecho y Zamora entregó la gubernatura a cambio de evitar el escándalo y de verse reducido a la prisión.
Como dirigente del PRI Jalisco, Javier Guízar buscó en todo momento, que el PRI no se confrontara con la sociedad ni con actores como el cardenal Juan Sandoval. Inclusive los diputados del PRI apoyaron la propuesta del PAN en favor de la vida, con la ley antiaborto. Estableció alianzas con Raúl Padilla y el Grupo Universidad, Patricia Retamoza ganó el Distrito 15 y Trinidad Padilla López el Distrito 8.La coalición Alianza por Jalisco con el Partido Nueva Alianza fue otro de los logros de Guízar. Así como los acuerdos con la Asociación de Iglesias Cristianas, a la que pertenece La Luz del Mundo y con las cúpulas empresariales de Jalisco. El presidente del Consejo Mexicano de Comercio Exterior (COMCE) Occidente, Mario Gutiérrez Treviño, volvió a ocupar un lugar en las planillas del PRI, en el lugar primero y que antes era reservado al sector empresarial. Guízar apuntaló todas las alianzas posibles para regresar al PRI a la senda triunfadora, lo único que le falto fue venderle su alma al diablo, quien no ofreció mucho por ella.
El futuro parece volver a sonreírle a Guízar, esperemos que los priìstas no le paguen con una ingratitud tanto esfuerzo y desvelo.