Nosotros, los migrantes.
Siempre que hay elecciones y llega un nuevo
gobernante a mandar en cualquiera de los niveles de gobierno del país, los
ciudadanos estamos siempre a la espera de que suceda algo, de que el estado de
cosas comience a cambiar para bien. Desde luego que uno no piensa que de la
noche a la mañana sucederán transformaciones radicales, pero si por lo menos
que un nuevo estilo de gobernar más plural, abierto y honesto se mostrara desde
los primeros días del cambio. Por lo general a la parsimonia y secrecía del primer
mes, le siguen otros 35 o 71, según sea el caso. Y el entusiasmo inicial de los
ciudadanos por participar, por manifestarse y concretar sus proyectos
personales o comunales, se va diluyendo lentamente hasta convertirse en una
insatisfacción sorda y visceral que no produce sino animadversión contra todo
lo que signifique gobierno. Y no termina
uno jamás de preguntarse ¿Porqué motivo los mexicanos no tenemos buenos
gobernantes?
Estas reflexiones nacen porque el otro día me
hablo mi hermano que vive en el gabacho en la costa oeste y me dice un tanto
molesto:
-Hace ya tiempo que le mande al nuevo
presidente colotlense una propuesta y sabes que ni siquiera me ha contestado.
Iguanas ranas carnal- le contesté- Yo también le
envié otra y tampoco se dignó responder.
Al igual que mi brother y yo, pienso que hay
mucha gente verdaderamente interesada por que Colotlán progrese. El interés no
es forma alguna gratuito desde luego, pues siempre existen razones personales
para querer que nuestra comunidad ofrezca más opciones de desarrollo en todo
sentido, para sus ciudadanos, no solo los que actualmente viven en el
municipio, sino también todos aquellos otros regados por el mundo.
En el caso de mi Carnavale, su interés estriba
en el hecho de que su madre y hermanas aun habitan en “El Paraíso”, y que con
todo el desgarriate de las balaceras, secuestros y demás desmanes que se han
vuelto comunes en nuestra tierra, pues no deja de tener sus preocupaciones y
desveladas, y entre rumiar y rumiar, se le ocurrió la brillante idea de darle una capacitación de esas de película a
la policía municipal. Estableciendo un contacto entre el gobierno de Colotlán y
un amigo suyo que es un Rambo boina verde cualquiera, solicitado por el
ejército de los E.U. para instruir a los soldados aliados en el medio oriente.
Desde luego que todo este proyecto siguiendo los correspondientes cauces
institucionales y haciendo valer el hecho de que Colotlán y Hood River son
ciudades hermanas, que es donde vive el susodicho.
Y bueno un colotlense en extranjia no deja
nunca de soñar en el regreso triunfante a la tierra prometida, ese pedazo de
tierra árida que le vio nacer y donde con toda seguridad quiere vivir la gloria
de sus no tan últimos días. Y este simple hecho marca un importante elemento
económico que nuestras autoridades no deberían desdeñar, por ignorancia o
indiferencia. Baste señalar que la no cuantificada ni reconocida influencia
económica de los braceros a la economía local en las cinco últimas décadas ha
sido tremendo. Las remesas que los colotlenses en el extranjero han enviado año
con año a sus familiares en este medio siglo, han hecho más por la población
que todos los programas sociales del gobierno juntos. Y bueno todo ese
potencial económico que representan los simpon-rodinos y sus agremiados, puede
muy bien ser utilizado como una palanca económica para lograr el desarrollo de
ciertos sectores productivos de nuestra comunidad y región. Aun cuando nadie se
ha preocupado por investigar cuales son las circunstancias presentes de ese grupo
de emigrantes que lograron la legalización a mediados de los años ochenta, con
la reforma migratoria de Reagan, pues baste saber que muchos de ellos han
alcanzado ya la edad para pensionarse y en los próximos años muchos mas van a
seguir ese camino. Para ellos se les
ofrece la posibilidad de quedarse a vivir en los EU., donde están a gusto, pero
no como en casa, y en donde además los elevados costos de la vida en el
gabacho, van a reducir tremendamente su nivel actual de consumo o desplazarse
hacia sus comunidades y darse la gran vida con los ahorros y la mensualidad de
su pensión. Inclusive pueden llegar a montar un negocio que les permita
invertir productivamente sus ahorros. Sin embargo esta segunda opción tiene las
terribles y atemorizantes desventajas siguientes:
1) la escalofriante inseguridad publica
2) la inexistencia de un sistema de
salud de buen nivel y calidad
3) una oferta muy limitada de
servicios, mercaderías y recreación
4) infraestructura urbana muy inferior
a la que están acostumbrados
La verdad es que con excepción de las pocas y
esporádicas visitas a nuestros paisanos en el norte, de los presidentes Pepe y
Enrique, no se ha hecho gran cosa por integrar a ese importante y pujante sector de la comunidad a participar
en la planeación y desarrollo de nuestro municipio. Y en la actualidad están
dadas las condiciones para que se tiendan lo lazos y se estrechen las
relaciones de carácter cultural, económico y educativo con ellos. Existe en
poder del ayuntamiento una importante base de datos de los migrantes
colotlenses a la que no se le saca provecho y tampoco se explota en beneficio
de la comunidad, como tampoco la riqueza cultural y la experiencia en el
trabajo que muchos de ellos tienen. Así como tampoco se ha buscado mantenerlos
integrados en una red que fomente los intercambios de carácter cultural e
incluso potenciaría el llamado mercado de la nostalgia, ni las posibilidades de
aprendizaje para nuestras comunidades que las hermandades de ciudades ofrecen.
Esta el caso de Colotlán-Hood River, que desde que se firmo la hermandad nadie
se ha preocupado por darle seguimiento y sentido a dicho acto.
Y bueno, muchos de los que vivimos lejos, nos
quedamos ensimismados con demasiada frecuencia, en todo aquello que se podría
hacer, y que por cierto jamás de hará. Y las causas o las excusas seguirán
siendo siempre las mismas, comenzando las culpas desde lo alto, hasta lo bajo
donde estamos el resto de los ciudadanos.