México: El cuerno de la abundancia y el botín.
Si algo ha caracterizado la existencia de nuestro país desde la conquista, ha sido esa prometedora visión de riqueza rápida y abundancia. Cortez con su casi millar de soldados temerarios y avariciosos, entendió rápidamente que en esta país había mucho de donde medrar, le metió cuerpo al asunto y en cosa de dos años destruyo el imperio azteca y construyo el virreinato, de donde salio oro y plata por casi trescientos años que mantuvieron el boato y las guerras europeas de los monarcas españoles.
El ejemplo de los primeros conquistadores y virreyes has sido el que ha prevalecido desde entonces hasta ahora:
Invariablemente los virreyes llegaban por el puerto de Veracruz, apenas con una mano atrás y otra adelante y montadas en un par de borricos, pero al termino de su encargo cuando iban de regreso a Veracruz, por lo menos una recua de medio centenar de bestias cargadas de riquezas, les acompañaban en su despedida. Los conquistadores, mineros, comerciantes, la iglesia y criminales y aventureros de todo género hicieron lo propio, cada uno junto, del pillaje y explotación de lo indios y mestizos, tremendo botín.
Los españoles nos enseñaron que para alcanzar el éxito y la riqueza en México se requería de no tener valores, ni principios genuinos (pero había que simularlos), ser corruptos, insensibles, cínicos y tener el valor de agarrar de propia mano lo que se quisiera, con violencia de ser necesario. Precisamente eso es lo que ha venido sucediendo desde entonces.
Pueden pasar varias décadas e incluso siglos, en la que los gobernantes, los comerciantes, los empresarios, la iglesia, los traficantes ilegales (siempre los hay) y los criminales hagan de las suyas a diestro y siniestro entre la población de este país y que los suframos amargamente e incluso que lleguemos a ser parte e interiorizar esa cultura del despojo, la injusticia y la corrupción, pero siempre en algún momento llega alguien que sacude esta inercia y aún así momentáneamente nos pone en el camino de lo que deberíamos llegar a ser. La mayor parte de las veces es tan solo un reflejo fugaz e huidizo, pero suficiente para alumbrar las esperanzas de los mexicanos de buena fe que ansían un mejor futuro para su país. Hidalgo, Morelos, Juárez, Villa , Zapata, Cárdenas han sido algunos de los mas relumbrantes astros en nuestro universo.
En esos breves despertares clarividentes de nuestra historia, siempre ha existido un grupo de mexicanos insatisfechos con la realidad de su país que no han vacilado para sumarse a las luchas transformadoras, aportando la pasión de su valor, ideas, de su vigor, de su fuerza e inteligencia. De entre nuestros ciudadanos quizás los más puros e idealistas en todos los tiempos han sido los jóvenes, quienes se han ido estrellar contra la sinrazón y brutalidad de todos los gobiernos opresivos que han sojuzgado a México.
En nuestros días, lo mismo que en el 68, han sido los jóvenes estudiantes quienes han venido a sacar la cara por todo México, para denunciar esa mascarada democrática que tiene mas de ochenta años, en la que los grupos de poder en México nos juegan el dedo de las elecciones democráticas, imponiendo los mequetrefes mas a modo para beneficio de sus personales intereses. Hoy ese grupo de jóvenes que utilizando los beneficios del desarrollo tecnológico para organizarse, se opone al candidato del PRI, creando de esta forma una corriente de opinión nacional que se manifiesta hostil al abanderado priista y que con toda probabilidad le cambiara la cara a una elección, que parecía la crónica de un éxito anunciado a las de Fortiori. Por lo menos los medios de comunicación (y las encuestas manipuladas) se empeñaban en que fuera así desde hace por lo menos un quinquenio.
Como desde siempre que existe democracia en México, la pregunta en el aire sigue siendo la misma:
¿el régimen será capaz de respetar los resultados de la elección?
O tendremos que tragarnos nuestra inconformidad como en el 88 cuando se nos cayo el sistema o en las elecciones pasadas en que Fox se amacho a ganara su candidato, desoyendo el clamor democrático del pueblo mexicano que lo puso a él mismo en los pinos.