Colotlenses y curas
Excelentismo e Ilustrísimo, señor Doctor don Juan Cruz Ruiz de Cabañas.
Señor: cumpliendo con las superiores ordenes de nuestro ejercicio, continuo diciéndole que los vicios mas comunes en esta feligresía han sido siempre los de la embriaguez, que de sobra a ellos son muy propensos los indios, tienen abundantes plantíos de magueyes de donde sacan la bebida del pulque, de que hacen común uso, y aunque sobre la libertad con que se les permite tanto este uso, como la venta de semejante licor, e hecho varias insinuaciones a los Jueces Territoriales, ha sido muy poco el fruto que he logrado; sin embargo, como luego que se estableció el Ayuntamiento Constitucional me estreche con sus individuos a fin de regir sobre ellos tomasen las providencias oportunas y `parece hay alguna moderación, y me lo prometo tomando el empeño de reiterar con frecuencia sobre ello.
El estado de las Iglesias de este curato, y sus feligresías es el mas deplorable, con particularidad en esta cabecera, pues de cuatro capillas, que hay solo esta con alguna decencia la de Nuestra Señora de los Dolores, a la que compuse y repare con el fin de que sirva de parroquia, como lo expuse hace dos años, e impetre la licencia para depositar a nuestro amo; esta necesidad, me ha estrechado a no abandonar la fabrica de la iglesia, mayor que ha cuarenta y dos años, esta comenzado y en la que tengo invertidos la mayor parte de fondos de la fabrica, por mis motivos, son muy escasos. Solo dos están bajo un regular pie, que son de Nuestro Amo, y de la señora Santísima Trinidad de esta cabecera, las demás casi nada tienen, a excepción de la de San Diego en el pueblo de Tlalcosahua que cuenta unas trescientas reses.
Nada tengo que añadir a V. Excelencia mas de que acomete la enfermedad, de fiebres, dolores vehementes y extraordinarios. De que han muerto algunas gentes, y unas dos o tres sin confesión, ya por la distancia de sus rancherías, a que nos se ha podido ocurrir con violencia por la abundancia del agua y ya por que la violenta muerte a frustrado los ocurso. Sigo suplicando a V.E.Y muy rendidamente me provea de los eclesiásticos que tengo pedidos y que necesita esta feligresía.
Dios que a V.E.Y. la vida por m. A. Colotlán, Agosto 11 de 1820.
Excelentísimo e Ilustrísimo Señor.
Su menor y mas apasionado súbdito
Ignacio Suárez.
Señor: cumpliendo con las superiores ordenes de nuestro ejercicio, continuo diciéndole que los vicios mas comunes en esta feligresía han sido siempre los de la embriaguez, que de sobra a ellos son muy propensos los indios, tienen abundantes plantíos de magueyes de donde sacan la bebida del pulque, de que hacen común uso, y aunque sobre la libertad con que se les permite tanto este uso, como la venta de semejante licor, e hecho varias insinuaciones a los Jueces Territoriales, ha sido muy poco el fruto que he logrado; sin embargo, como luego que se estableció el Ayuntamiento Constitucional me estreche con sus individuos a fin de regir sobre ellos tomasen las providencias oportunas y `parece hay alguna moderación, y me lo prometo tomando el empeño de reiterar con frecuencia sobre ello.
El estado de las Iglesias de este curato, y sus feligresías es el mas deplorable, con particularidad en esta cabecera, pues de cuatro capillas, que hay solo esta con alguna decencia la de Nuestra Señora de los Dolores, a la que compuse y repare con el fin de que sirva de parroquia, como lo expuse hace dos años, e impetre la licencia para depositar a nuestro amo; esta necesidad, me ha estrechado a no abandonar la fabrica de la iglesia, mayor que ha cuarenta y dos años, esta comenzado y en la que tengo invertidos la mayor parte de fondos de la fabrica, por mis motivos, son muy escasos. Solo dos están bajo un regular pie, que son de Nuestro Amo, y de la señora Santísima Trinidad de esta cabecera, las demás casi nada tienen, a excepción de la de San Diego en el pueblo de Tlalcosahua que cuenta unas trescientas reses.
Nada tengo que añadir a V. Excelencia mas de que acomete la enfermedad, de fiebres, dolores vehementes y extraordinarios. De que han muerto algunas gentes, y unas dos o tres sin confesión, ya por la distancia de sus rancherías, a que nos se ha podido ocurrir con violencia por la abundancia del agua y ya por que la violenta muerte a frustrado los ocurso. Sigo suplicando a V.E.Y muy rendidamente me provea de los eclesiásticos que tengo pedidos y que necesita esta feligresía.
Dios que a V.E.Y. la vida por m. A. Colotlán, Agosto 11 de 1820.
Excelentísimo e Ilustrísimo Señor.
Su menor y mas apasionado súbdito
Ignacio Suárez.
Documentos de nuestra historia
1 Comments:
Si la gente no tenía ni para comer, el pulque lo producían ellos mismos. Bien hecho, la embriaguez hacía que se les olvidara el hambre.
Mondrigos sacerdotes, nada han bueno han dejado en nuestro Colotlán y nuestro país, más que culpas y sentimientos de que somos "pecadores".
Dice un proverbio: " Hacen más un par de manos trabajando que mil rezando". ¿a poco no es cierto?
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