Sunday, September 27, 2009

Don Hilario







-Ya le digo. Mi padre trabajo 70 años en esas huertas, y yo trabaje 50 años y todavía esta allí mi hermano Rito como mediero. Esas Huertas eran de los señores Alejo. Ellos tenían propiedades al otro lado del río, donde es hoy de Rafael Sánchez, eran de ellos todas las mesas, los vallecitos hasta las barrancas; el baño de la primavera y la manzana allí donde ahora tiene don Luis Humberto Huerta su casa y deportivo, en este último lugar vivía el difunto Atanasio Aguilera, era una huerta muy grande, con muchas limas, aguacates, y a media huerta tenían una pista de baile emparrillada, debajo de los aguacates. Allí amenizaban un conjunto muy bueno llamado “los Chicharras”. Allí don Atanasio tenía más de quinientas gallinas, yo trabaje con el y recogía más de 400 huevos diarios, huevo bueno que Don Rafael de Haro vendía en México, junto con manteca y carnitas. El rastro de Colotlan si que trabajaba entonces, le cuento nomas que habìa tremendo cazo "El niño" era redondo grandote, cabían veinte puercos, se cocinaba con leña, entonces Colotlán olía a puro chicharrón. Los puercos eran engordados con puro maíz, sin químicos ni nada de herbicidas

El difunto Santiago les prestaba la huerta a los que querían hacer una fiesta. Otros de los medieros que trabajaron en esas tierras para los Alejo, fueron los señores: Pancho Gordiano, Jesús González, José Rivera y Francisco Cárdenas todos ellos muertos ya.

En la actualidad, las huertas donde trabajamos, pertenecen a la hermana de don Felipe Muro, ya hace muchos años que no veo a esa señora, y no ni donde viva ahora, antes si viva aquí.

-Yo también tengo mis añitos, así es que nosotros trabajamos como animales, en esas huertas, sobandonos el lomo bien bonito. Nosotros sembrábamos y plantábamos rábano, zanahoria, acelga, flores, lechuga, caña de castilla, naranjas. Muchos de esos terrenos yo los conocí limpios, y nosotros nos fregamos a sacar en chiquigüite las piedras a la ladera, para después sembrar naranjeras. -¡No pos, allí me crié yo!, ¡si no me daré cuenta yo!. Apenas podíamos caminar y ya lo traían a uno trabajando. - Vieras que no gruñía uno o le daban en el hocico. ¡Que esperanzas!, Nunca estaba uno presenciando las visitas cuando llegaban a la casa, nomás te hacían una seña de que te fueras, y si no hacías caso, con la mano te hacían vas a ver, y yéndose la gente, que chinga le daban a uno. No, no, de entonces ahora, hay mucha diferencia. Era duro, para todo, para todo era duro, para todos los pobres. Desde chiquito me trajeron chingándole! No!, a nosotros no nos tenían apapachados como ahora. Apenas podíamos trabajar y ya andábamos saloneando, sembrando y escardando a punta de azadón.

¡Ya todo eso se acabo, las huertas están ahora limpias! Ahorita lo único que siembran es maíz, esas huertas están arregladas con su riego, desde la época de don Agustín, quien fue el que arreglo en Guadalajara.

-Yo conocí y reconocí a Santiago grande y Santiago chico, pos allí me crié, ¡sino no los conocería! El grande todo el tiempo andaba alineado, con traje de casimir ingles y chalequito, era todo un señoron. El fue de los primeros que tuvieron carro en Colotlán, el tenía un foringuito, económico de gasolina. Antes de él tuvo un señor que le decían el cacahuate. De los ricos antiguos, de centavitos, también don José Jara, don Carmelo, tenían carritos antiguos, esos hombres.

Santiago chico nunca anduvo así de arreglado como su papá, el nunca se junto con los gargantudos, nunca hizo migas con los ricos. Se juntaba con pura gente pobre, medieros y gente humilde. Era muy buena gente. Santiago grande no era mal patrón, pero Santiago chico era más amable con lo pobres. Ya no me acuerdo en que año murieron los Santiagos, pero si me acuerdo que Santiago chico murió en Guadalajara, de un coraje que le dio un hermano llamado Wilibaldo. Quien le cobró una letra de $150, 000 pesos, de un terreno de una hacienda que tenían por allá por Guadalajara. A Wilibaldo nunca le gusto el trabajo, y por eso don Santiago grande no lo quería. Santiago chico nunca se caso, pero si tuvo un hijo adoptivo, Flavio, que fue quien vino acabando con el capital de los Alejo. Flavio Alejo se dio buena vida, tenía de novias a las artistas de la época. Ese hombre traía mucho dinero, tenía un carrito de carreras, roncando por las calles, y con un letrero en la defensa que decía:

“Humo en el mofle chupas”

-A mi un día me quiso cuerear, pero no me cuereo porque yo ya estaba grandecito y ya los tenía bien puestos. En aquel entonces no se andaba uno con tonterías. Allí donde esta el planeta rojo, allí vendían vinos y ese día llegue y pedí un vino y empecé a tomármelo, y saque mi cajita de cigarros Raleigh. Allí estaba Flavio, y al hombre le pareció mal. –Yo no le pedía nada, y nunca me dio un refresco, ni me invito nada. Y me dijo:

-¿De cuándo acá fumas Raleigh?

Yo le conteste: -Desde que murió tu papá a esta fecha. El traía una 22 fajada y quiso sacarla. Y allí se le pepenaron y le dijeron

–Que traes, que traes, el no te esta pidiendo nada, ni le estas dando nada, pos que traes.

Yo traía una 44-40. Ya para entonces cargábamos pistola todos. Lo aplacaron, yo me tome otro vino y me salí. Cuando iba saliendo le decían

–No le ande diciendo nada a la gente, ellos son su trabajadores y nunca les has disparado nada. Pos, estuvo mejor. Entonces había de chingazos de a de veras, ahorita no se ve casi nada. En aquel entonces había a cada rato muertitos, puñaleados y balaceados. Flavio Alejo se caso con Conchita Lozano y se fueron a vivir a los EU. Creo que tuvieron un hijo allá.

En aquellos años había mucha miseria, mucha hambre, mucha injodencia. Llegaba la gente y decía: –Ahora no tengo nada que comer. Había gente que se daba una sola comida al día.


La presa de la Toquilla la hizo don Alberto Macias y se la llevo la chingada, yo trabaje allí acarreando arena con Miguel Rodríguez. Un tiempecillo, poquillo. El problema fue haberla echo a lo buey, si llevaba cimientos. Esa presa la hicieron como una barda, no tenía fuerza suficiente para sostener el agua. Yo me bañe en esa presa. Se lleno en la época de aguas y se reventó. La hicieron a lo leño pa arriba. Cuando reventó yo no estaba aquí, me fui a Torreón a trabajar en una cuadrilla de celadores (los que reparaban la línea del telégrafo) trabajaba de montador, poniendo los postes, para montarles aisladores, crucetas, todo eso)

A Estados Unidos fui en las contrataciones pero me toco mal agüero, todavía cuando los encueraban y le daban una rociada como animales, su fumigada. Desde 1940, iba la gente en cantidad para allá, muchos se iban contratadas y muchos otros de ilegales. Yo no pude conseguir la carta. Fui a Obregón a granjearme la carta en la pizca del algodón, y uno hijo de su... vendió mi carta. En el valle del yaqui había mucho algodón, había que pizcar dos toneladas de algodón y yo las pizque, pero el que estaba allí le vendió mi carta a otra persona. En el año 49 me toco ver bailar a Tongolele, en Torreón. Yo vivía en Gómez Palacio. En el 50 estuve en Ciudad Juárez, y tampoco me toco carta, así que me pase de mojarra, por el cerro del Cristo. Estuve en Anthony en las Cruces, limpiando algodón del fino del Pillman. Allí andaban Fidel Cevallos y Felipe Sillas, el que fue peluquero. En 1951, fueron las contrataciones en Chihuahua y me toco mal agüero, tampoco conseguí carta.

3 Comments:

Anonymous Anonymous said...

En años atrás trabajar en verdad que era duro; y súmenle a ello el haber lidiado con gente prepotente que se sentían dueños hasta de la voluntad de los trabajadores. Yo no entiendo como es que se decía que los patrones tenían bien a sus trabajadores. ( si aquí Don Hilario nos narra de lo que en verdad eran los patrones, algunos buenos con sus asegunes)
Lo peor del caso, que hoy en día a los descendientes de esos llamados patrones cuestionan la pérdida de esa autoridad y estatus social, pues según sus dichos ¡la gente ya no los respetan!
En cuanto a las huertas una pena que ya no esten!!!

01 October, 2009 19:18  
Anonymous Anonymous said...

Una felicitación al señor Hilario.

01 October, 2009 19:18  
Anonymous Anonymous said...

ahora los verdaderos patrones estan a miles de kilometros de distancia de Colotlan, hasta alla los buscamos para que nuestras familias tengan de que sobrevivir, y permanezcan mientras que encontramos condiciones para acercarlos. Mientras tanto, quienes hemos dejado atras son el gran pretexto sobre el que se monta una sociedad de burocratas, que se ufana de haber reducido a la comunidad a una sociedad sin pasado y sin futuro, y sin patrones.

02 October, 2009 19:07  

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