Artesanos y piteado. Manuel Vazquez Avila
Manuel Vázquez Ávila comenzó a bordar a los trece o catorce años de edad en el taller de Nemesio Torres y después estuvo trabajando con Guadalupe Lares Grano, con quien perfecciono la técnica y aprendió el oficio de talabartero, es capaz de hacer cualquier artículo de talabartería, con gran destreza y perfección: desde fundas, cinturones, hasta monturas. Actualmente reside en Californio, en un negocio completamente desligado a lo que es el trabajo del piteado, sin embargo aún continua haciendo trabajos bordados para el mismo, tiene en como próximo proyecto bordar una montura para adornar su casa. Todos los trabajos realizados por el son completamente a mano, de principio a fin. El escoge el diseño, e incluso realiza adaptaciones de dibujos y los reduce y modifica a las dimensiones del cinto. Los abre, los borda y les da el acabado final, todos ello sin la utilización de maquinaria, tal y como los antiguos talabarteros colotlenses realizaban su trabajo.
El Sr. Vázquez participó con el bordado de un basto de una montura que se realizo en el taller del Sr. Guadalupe Lares Grano, para el entonces presidente de la República Lic. Gustavo Díaz Ordaz, otros de los bordadores fueron Chalo López y José del Real. Dicha montura llevaba un trabajo exquisito de bordado, con una águila en la cabeza de la silla, y todos los herrajes plateados.
Entre los talabarteros más antiguos que el recuerda de Colotlán, cita los nombres de don Cruz Fernández y un señor de nombre amado, del cual no recordó su apellido, pero que señala como uno de los grandes y más antiguos maestros en este arte, que sin embargo no tiene actualmente reconocimiento alguno.
Desde hace por lo menos 30 años que reside en los EU. sin embargo no se ha desligado totalmente del piteado, no obstante, que ya no es su actividad económica principal, podría decirse que su pasión por el buen trabajo de piteado, lo ha convertido en un fanático del mismo. En sus tiempos libres le gusta rescatar o diseñar alguna greca especial, que en ocasiones el mismo trasporta a un cinturón piteado, o lo deja en manos expertas, los excelentes bordadores colotlenses, quienes convierten dicho diseño en una obra de gran valor artístico. La mayoría de estos trabajos tiene como destino final, artistas o personajes importantes del negocio de los espectáculos, a través del Sr. Manuel Escobedo, quien es el único cliente que ha conservado a través de los años, y quien exige no solo calidad en el piteado, sino también originalidad, características que muy difícilmente pueden ser proporcionadas por ninguna talabartería cuyo objetivo primordial sea el de generar ingresos, y que requieren de sensibilidad, compromiso, conocimiento y la voluntad para destinar una buena cantidad de horas, en la selección y diseño del grabado que llevará cada cinturón. Don Manuel lo ha dicho con mucha claridad, su compromiso es para con la calidad y originalidad, no con la cantidad, ni con las copias. El mismo ha señalado, que le gustan los cintos buenos y que por ello, prefiere no vender uno solo que no cumpla con sus estrictas regulaciones. Más cuanto que se ha encontrado con la dificultad de encontrar los artesanos que satisfagan con sus requerimientos.
Don Manuel Vázquez señala que no existe ningún registro de autoría de las innovaciones de diseño en grecas y estilos de piteado, situación por la cuál las aportaciones que diferentes talabarteros han hecho, no les son reconocidas, y que por lo menos debería de existir ese tributo a todos aquellos artesanos que con su dedicación y talento han hecho más rica la artesanía del piteado. Dice que muchos de sus diseños han sido copiados y han pasado a formar parte del patrimonio de todos los talabarteros de Colotlán, situación de la cual no existe constancia alguna. De Igual forma otros talabarteros se quejan de que sus diseños originales, son rápidamente copiados por los otros talabarteros, y esa es una de las razones por la cuál no les gusta exponer sus trabajos originales en la Feria Nacional del Piteado.
Don Manuel Vázquez Ávila nos platico de la forma en que le toco vivir la quebradita en los Estados Unidos, es decir el fenómeno musical de banda que transformo a los EU. hace unos pocos años.
Desde hace por lo menos 30 años que reside en los EU. sin embargo no se ha desligado totalmente del piteado, no obstante, que ya no es su actividad económica principal, podría decirse que su pasión por el buen trabajo de piteado, lo ha convertido en un fanático del mismo. En sus tiempos libres le gusta rescatar o diseñar alguna greca especial, que en ocasiones el mismo trasporta a un cinturón piteado, o lo deja en manos expertas, los excelentes bordadores colotlenses, quienes convierten dicho diseño en una obra de gran valor artístico. La mayoría de estos trabajos tiene como destino final, artistas o personajes importantes del negocio de los espectáculos, a través del Sr. Manuel Escobedo, quien es el único cliente que ha conservado a través de los años, y quien exige no solo calidad en el piteado, sino también originalidad, características que muy difícilmente pueden ser proporcionadas por ninguna talabartería cuyo objetivo primordial sea el de generar ingresos, y que requieren de sensibilidad, compromiso, conocimiento y la voluntad para destinar una buena cantidad de horas, en la selección y diseño del grabado que llevará cada cinturón. Don Manuel lo ha dicho con mucha claridad, su compromiso es para con la calidad y originalidad, no con la cantidad, ni con las copias. El mismo ha señalado, que le gustan los cintos buenos y que por ello, prefiere no vender uno solo que no cumpla con sus estrictas regulaciones. Más cuanto que se ha encontrado con la dificultad de encontrar los artesanos que satisfagan con sus requerimientos.
Don Manuel Vázquez señala que no existe ningún registro de autoría de las innovaciones de diseño en grecas y estilos de piteado, situación por la cuál las aportaciones que diferentes talabarteros han hecho, no les son reconocidas, y que por lo menos debería de existir ese tributo a todos aquellos artesanos que con su dedicación y talento han hecho más rica la artesanía del piteado. Dice que muchos de sus diseños han sido copiados y han pasado a formar parte del patrimonio de todos los talabarteros de Colotlán, situación de la cual no existe constancia alguna. De Igual forma otros talabarteros se quejan de que sus diseños originales, son rápidamente copiados por los otros talabarteros, y esa es una de las razones por la cuál no les gusta exponer sus trabajos originales en la Feria Nacional del Piteado.
Don Manuel Vázquez Ávila nos platico de la forma en que le toco vivir la quebradita en los Estados Unidos, es decir el fenómeno musical de banda que transformo a los EU. hace unos pocos años.
Don Manuel nos dijo:
“ Para mi la quebradita fue una moda suave, porque fue bonito ver como toda la gente, incluso negros y americanos adoptaron nuestras prendas bordadas en pita, el cinturón, la cuarta y la funda de la navaja, que se complementaba con el pantalón y la camisa vaquera, el sombrero y las botas. Era bonito ver a los mexicanos con sus nombres bordados en los cintos o la cuarta, en la que también estampaban el estado o pueblo del que provenían. Desde luego que hubo también quienes chotearon el vestido, al ponerse piezas que no correspondían, o al desfigurar el sombrero, como frecuentemente hacían los cholos, ahora vestidos de vaqueros. Fue halagador ver como la gente se vio involucrada en este movimiento, y comenzaron a surgir bailes de banda en todos los barrios, y todo el mundo se entusiasmo en aprender y competir, de tal grado que incluso las bandas (gangs) durante un tiempo dejaron de pelear y causar problemas. Podría decirse que todos los latinos, y más los mexicanos por un tiempo nos unimos y disfrutamos de nuestra cultura, olvidando nuestras diferencias y pleitos”
Don Manuel agrego también:
“ Con la quebradita el trabajo fino casi materialmente se borró del mapa en el mercado norteamericano, debido a que cualquier cinto de pita, hilaza, o de cualquier calidad, con que pareciera piteado se vendía como pan caliente, así que con la demanda de cinto barato muy pocas personas, que no conocen de piteado, habrían de comprar un cinturón de 600 o 1000 dólares habiendo de 60 u 80 dólares que parecían lo mismo. “
Manifestò que incluso Colotlán que se ha distinguido desde siempre por los buenos cintos piteados, pero que en ese periodo de auge del los artículos piteados: cinturón, la cuarta, y la funda de navaja, bajaron totalmente el nivel del bordado en pita y vendieron trabajo de escasa calidad, pero que sin embargo una vez pasado el fenómeno, las cosas comienzan de nuevo a tomar su nivel, y la calidad de los cinturones de nueva cuenta se comienza a elevar, y a producirse “cinto bueno”, como el le llama.
Don Manuel Vázquez nos aclara que el trabajo de bordado sobre piel con hilo de oro y plata, no es reciente que su antecedente hay que buscarlo muy atrás, nos dijo que a el hacia finales de los sesenta le habían encargado un trabajo de bordado en hilo de oro, pero que sin saber a ciencia cierta la época de su origen, bien puede remontarse al origen del mismo piteado, o ser este trabajo en oro y plata un antecedente de nuestro piteado.
Con toda sinceridad nos dijo que había visitado la X Ferian Nacional del Piteado, sin encontrar un solo trabajo a su gusto, es decir como para comprarlo para el mismo, que los trabajos allí expuestos eran trabajos no de la calidad de nuestros mejores bordadores, tal como debería ser dicha exposición, pero si a la altura de los visitantes inexpertos que no saben del verdadero trabajo de piteado. Dejo entrever la necesidad de buscar la excelencia en dicha exposición en futuros eventos, para atraer a propios y extraños a ella. El mismo nos prometió que si en sus tiempos libres el era posible, en este próximo año bordar una montura, la traería para la exposición de la próximo feria.
Nos mostró un par de cinturones realizados por el mismo, y que se distinguían por la excelencia de su trabajo, la finura de los hilos, el perfecto acomodo de los mismos, y la apariencia del bordado de estar acolchonado, resaltado suavemente sobre la piel, además que el diseño era original, un diseño único no conocido aun en colotlán, y que nos confeso el mismo que lo había rescatado del bordado de una servilleta, y adaptado al piteado en cinturón.
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