Monday, December 7, 2009

Sr. Enrique Garcia.







Hay una cosa muy conocida, las mujeres no tenían las mismas aventuras que los hombres, cuando la guerra no se daban cuenta bien de todo lo que pasaba, no salían, encerradas en su casa, desde don Porfirio Díaz, pura friega y friega.

A Agustín Rivera lo mataron en la presidencia, así como mataron también a los sacerdotes, él fue el que desbarato el panteón allá arriba en el Seguro para hacer la presidencia. Eran puras estatuas de cantera las que tenían los viejos aquellos ricos. En cuanto acabo la presidencia ahí lo mataron. De la familia Ortega, a don Ramiro Ortega, que fue comandante lo mataron allí en la esquina y a don Prisciliano Ortega lo mataron allá para el río. A don Segundo Ortega lo mataron allí debajo del árbol, en la plaza, a Don Alejandro Argüelles lo mataron en el Portal, al mero grande de los Aldanas, don Salvador, hermano de don Eliseo, de don Tereso y de don Ramiro, también lo mataron, allí donde estaba el arco oriente del mercado.


Del diez para acá, desde que estallo la revolución había cambiado el pueblo, todo el mal estuvo en esto: El general Herminio Sánchez, general de colegio, de estudio de carrera de salio general cuando la revolución de villa el gobierno le dio elementos para que viniera a combatir con villa y vino y se metió de villista contra el gobierno Entonces estaba el general de Santiago en el hotel Hidalgo y el era general villista.


En el lugar donde tiraron a los padres ahí también tiraron a don Agustín y ese día que lo mataron a don Paco y a don Segundo, el comandante don Luís Pinedo los vio salir de la presidencia y les gritó que no salieran. No hicieron caso y dijo Paco al pasar junto a las manchas de sangre:

-Mire que sangre tan negra ¿así la tendremos nosotros? Se fueron al árbol y allí los mataron a los dos.

El líder agrario Avelino Navarro dijo que habían sido ciento cuarenta ejidatarios. Fue por el año cincuenta cuando les entregaron los títulos a la mayoría de ellos. Para entonces ya no quedaba nadie, ya nomás unos pocos, todos se habían muerto.

Tocante a Huerta, el no era de aquí, era un huichol por ahí lo levantaron tirado y lo recogieron un general Donato Guerra, y lo registraron aquí nada mas para desgraciar a un pueblo, que no hubo otro mas nombrado en la revolución. Y todas las guerras nomás de Huerta se tratan, ni el general López era de aquí, era judío.


El dueño de la Hacienda de la Encarnación, invadió hasta San Nicolás donde están los linderos y de allí hasta Cerro Prieto y toda la gente que no quiso convivir con el se fue. El general López invadió la hacienda de Huacasco, y ahí le dijeron que se fuera para víboras que se acababa de morir un general que se llamaba Anacleto López, y que se pusiera el nombre de él. Ahí en cerro prieto tenía tres minas.


Don Herminio Sánchez estallando la cristiada lo mataron. En los primeros balazos lo mataron. De aquí de Colotlán salieron muchos generales, Victoriano Huerta, La Carra.

Trayendo la lista de 50 sacerdotes del municipio de Colotlán, no agarraron aquí a ni uno, los mártires no eran de aquí: Caloca era de allá del Teúl, Correa de Tepechitlán, Magallanes de Totatiche. En ranchos tan chiquitos de un solo apelativo como la Ciénega de Alejo había cinco sacerdotes: el padre Cortes hijo de don Diego Cortes que vive en Zacoalco,, el padre Navarro hijo de don Prudenciano Navarro, de allí mismo, el padre Montano de ahí de la Ciénega, el padre Pérez hijo don Pánfilo Pérez y el padre Félix. Cinco sacerdotes de ahí de ese rancho, de esos cincuenta veinticinco eran del Refugio, porque allí había delegación, en vez de registrar familia en Momax, los registraban en el Refugio. Los otros quince sacerdotes eran hijos de ricos de Colotlán En el Capulín y todo esa parte de Colotlán, allí estaban los meros protestantes, por allí por esos rumbos no producían ni un solo sacerdote.

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Los señores ricos tenían dinero para meterles a los cristeros. Los cristeros quemaban las escuelas y mataban a los maestros.. Antonio Aguilar estaba aquí educándose porque había escuelas. Mataron a la maestra Curiel por ahí por el 28 en las canoas. Al líder agrario Avelino Navarro a fin de que lo mataran andaban mas de 50 detrás de él. Y no sabe nadie nada, en otra parte usted sabe bien no tiene peligro de decir verdad. Cuando mataron a don Segundo Ortega, así estaba el bolón de gente por dondequiera, estaba oscureciendo y nadie los conocía, ¿No los conocerían? A todos. Pero que iban a decir. ¿Usted cree que no los iban a conocer? Si hasta de muertos. Se iban muriendo y decían

-Ese andaba y ese era.

Unos levantan su historia a su modo a su ideal, otros levantan otra igual. La división del pueblo ha sido muy grande. Los que mataron a Avelino todavía viven, estaban muy nuevos por ahí andan y ni quien diga nada. Ahí en la mesa del parían en Momax el jefe López mando juntar trece familias con todo y criaturas,, los del gobierno y les dio certificados para que fueran a sembrar, y se fueron a sembrar y no se dio cuenta el viejo. El señor de Santiago se voltio y mato a toda su gente don Herminio igual, causaron muchas victimas, ellos mismos y de aquí de su pueblo y su misma gente hay para abajo dondequiera encontraban gente que era villista y los mataban a todos. Una vez subieron unos villistas a llevar maíz de la hacienda de Guadalupe y en la subida los esperaron y no dejaron ni uno les quitaron todo el maíz y allí quedo el tiradero. Al otro día le dijo un señor que venia a ver a sus hijos que estaban de villistas en Santa Teresa y el hombre ese vino a buscar a sus hijos y le dijo el compadre, que no los buscara porque eran villistas .

-Ya llegó la orden del general Santiago que todo el que huela a villista lo maten.

Toda la gente que moría no la enterraban, se la llevaban a tirar al río, y algunos se quedaban en las casas y los metían en donde hacían el servicio. Las tilicas, las Espinozas del hotel, ahí se agregaban los señores grandes y ahí criaron a un carajal de muchachos, y ellas sabían quienes eran sus tatas, como Fernando, la nanota, Amozorrutia, o Raúl Débora, Mucha gente crió criaturas ajenas. Primero la epidemia y luego dos guerras. Hubo tanta sangre aquí que no se imagina. Los cristeros no tenían hambre porque los estaban sosteniendo. Los cristeros peleando contra el gobierno y que culpa tenia los profesores porque pertenecían al gobierno. Los papas de Andrés Torres quedaron pobres. Lo metieron todo para librar a sus hijos padres y hijas profesoras. En Acaponeta se libraron y al profesor se escondió allí y se escapó.

1 Comments:

Blogger Rene Davila said...

Las fotografias corresponden a los martires Caloca y Magallanes. En la tercera fotografia se encuentra el padre Abraham Huizar Sanchez, Luis Huizar Sanchez y otro sacerdote no identificado.

07 December, 2009 20:55  

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