Si yo fuera Presidente

Primera Parte.
El sueño de niñez de la gran mayoría de los mexicanos de provincia, es llegar a ser presidentes, no digamos de la republica, pero si por lo menos de nuestro pueblo. En nuestro fuero interno ese sueño nunca muere aun cuando lo desestimemos, lo ocultemos o de plano nos burlemos abiertamente de el. Es un sueño hermoso donde nos sentimos una especie de héroe justiciero dispuesto a remediar los abusos y hacer el bien entre la gente más humilde. De bien a bien no sabemos exactamente las medidas necesarias a aplicarse para alcanzar el progreso de la comunidad, pero creemos que nuestra buena voluntad bastara para salvar los escollos. Ser presidente aun del pueblo más rabón de México no es cosa sencilla y no son muchos los que llegan, de entre varios suspirantes metidos a la contienda política, solo uno de ellos se corona cada tres años y pareciera hecho adrede que el afortunado siempre parece haber sido el menos apropiado para el cargo, por lo menos así lo atestiguan la marejada de errores, omisiones, corruptelas y abusos que dejan tras de sí. En algunos casos la responsabilidad del fracaso administrativo se carga sobre las espaldas de la inexperiencia gubernativa de los candidatos y en los restantes, en lo retorcido del colmillo de los mismos.

Aún cuando los motivos que impulsan a cada uno de los aspirantes a convertirse en presidentes, pueden ser en extremo variables, podemos coincidir que en el origen existe una genuina voluntad por ayudar, que poco a poco se va disolviendo para dejar paso a intereses más mundanos y carnales. De tal grado que entre el sueño del niño y la realidad del adulto presidente, por lo general media un tremendo abismo. Y si bien en algunos casos la verdadera vocación por ser de utilidad persiste, en los hechos los individuos que llegan a ser presidentes se ven limitados por una amplia serie de factores entre ellos: la deficiente formación académica, limitaciones personales en la comprensión de las problemáticas municipales y sus soluciones, la ingerencia de su partido en la toma de decisiones, las limitaciones de formación de la gente que lo apoya e incluso el egocentrismo a que son afectos por lo general los seres humanos, pese a sus repetidos señalamientos de humildad.

La desilusión de la gente con los candidatos actuales viene no solo del hecho evidente de su incompetencia, ignorancia, populismo o evidente falta de idoneidad para el puesto, sino de que hoy en día, gracias a los modernos medios de comunicación, hemos llegado a tener un conocimiento mas preciso de nuestros candidatos, la constante critica y exposición en la web de los mismos, nos permite a los ciudadanos conocerlos a mayor profundidad, con el consiguiente desencanto por parte nuestra, cuando descubrimos que entre uno de ellos y cantinflas solo se encuentra un copete, o respecto de la Chimoltrufia, solo nos separa la ropa y las joyas caras. En el nivel local los distintos simpatizantes de los candidatos a presidentes han dejado un rastro claro en las redes y paginas de Internet, de los aciertos y errores públicos y privados de los diferentes candidatos, haciendo señalamientos sobre todo de las limitaciones de ellos, pero sin acudir a un examen mas profundo de sus capacidades, experiencias y propuestas. En realidad los mismos candidatos no han hecho mucho por subsanar esa falta de información, por lo menos en los medios electrónicos, pareciera que efectivamente su capacidad por construir un proyecto y una plataforma política va más allá de sus capacidades intelectuales, y desde luego las de sus colaboradores. Sus aportaciones al debate político se limita a subir fotografías de campaña, con los candidatos a otros puestos de elección y los mítines en diferentes barrios o localidades del municipio, pero sin establecer una clara fundamentación teórica de sus principios y objetivos de gobierno.

 Requisito mínimo y básico para los candidatos con mayores posibilidades de alcanzar la presidencia Bajo estas circunstancias una herramienta útil para nuestras comunidades democráticas en la actualidad debería de ser una especie de examen de conciencia de los candidatos a representarnos en los distintos niveles de gobierno, en donde los aspirantes contestaran a preguntas básicas tales como:

¿Por qué quiero ser presidente?
 ¿Para que quiero ser presidente?
¿Cuál es la visión que tengo de mi comunidad?
¿Cómo pretendo alcanzarla?
¿Quiénes comparten dicho proyecto y estarán apoyándolo?
 ¿Con que recursos pienso lograrlo?

Cualquiera que pretenda ser candidato mínimamente a regidor debiera de ser capaz de contestar con relativa facilidad estas preguntas, porque siendo el bienestar común una de sus preocupaciones políticas de siempre, en el curso de su vida ha debido llegar a formar una explicación personal de las problemáticas de su comunidad y desde luego las soluciones y su participación personal en ello. Máxime que alguien que se visualiza como una parte importante de la solución de los problemas de la comunidad, debe tener un historial claro de actividades de servicio y entrega a su gente, totalmente desinteresadas. Para servir a la comunidad no hace falta ser parte del gobierno, las personas cuya voluntad es ayudar lo hacen desde cualquier trinchera en la que participen socialmente. Los líderes se especializan en ser útiles, en servir y trabajar desinteresadamente en sus comunidades: iglesias, instituciones deportivas, educativas, culturales o de beneficencia pública, incluso entre sus vecinos y amigos. Si analizamos la idoneidad de los candidatos a presidentes municipales bajo esa óptica de su trayectoria de servicio y apoyo a la comunidad necesario es preguntarnos, quienes alcanzan a llenar la horma de tamaños zapatos:

¿Acaso, el sencillo e ubicuo Rubén; el profesor, burócrata de toda la vida y empresario Víctor ; El abogado defensor de los Derechos Humanos, catedrático y charro Chuy; El Biólogo, profesor universitario y difusor de la cultura Roberto; o el avezado empresario Armando?

A continuación un ejemplo simulatorio, con el ánimo de proyectar mis sueños de niño y adulto:

¿Por qué quiero ser presidente municipal de Colotlán?

 Porque tengo la convicción de que mi participación es absolutamente necesaria para darle el empuje y el cambio de dirección en el gobierno municipal, que nuestra comunidad necesita en este momento actual, en que las instituciones no responden cabalmente a las necesidades de la comunidad. Por que estoy cierto que nuestra comunidad necesitan cambios fundamentales de actitud que los gobernantes tradicionales nos son capaces de entender, en la resolución de problemas fundamentales de la comunidad, y creo que vale la pena intentar nuevos paradigmas. Es importante afrontar el quehacer gubernamental con una actitud de servicio realmente genuina y comprometida con la comunidad, no de dientes para afuera y con desplantes y prepotencia como es usual en los gobernantes actuales. Para ello se hace necesario el trabajo comunitario del presidente en actividades menos de relumbrón y más de ejemplo y comedimiento publico. Hace falta la cercanía de la autoridad en actividades cotidianas como las de las escuelas, competencias deportivas y actividades de beneficio público que sienten un ejemplo y un precedente en la comunidad. Un presidente más cercano a la gente, que los escuche y no les endose el discurso de la posteridad. Y así como el presidente hace falta que cada uno de los burócratas y servidores públicos que tienen contacto con la gente, se bajen de su nube y atiendan con gusto, prestancia, calidad y diligencia a sus usuarios.

Los gobiernos de las últimas tres décadas han empobrecido a nuestra población no solo materialmente sino espiritualmente. Con sus aires demagógicos y de bienestar social malentendido han destruido una de las principales fortalezas de nuestra comunidad, la del desprendimiento. Una sociedad que no es capaz de dar, de brindarse desinteresadamente, de apoyar a las causas importantes de su comunidad, esta destinada a empobrecerse cada día más. Eso es lo que nos ha pasado, somos cada día más pobres no solo en recursos, sino también en actitud. Los diferentes programas sociales mal empleados han hecho que nuestra gente halla olvidado su natural bondad y capacidad de apoyo, haciéndolos mezquinos, interesados, flojos, ventajosos y oportunistas. Nuestras comunidades se caracterizaron en el pasado por tener una fuerte cohesión y solidaridad social, jamás fuimos ricos, pero siempre hubo la voluntad y apoyo para los más desprotegidos, así en la necesidad sobrevivimos por siglos, a hambrunas, plagas, sequías, epidemias y escaseces y en total aislamiento y sin las oportunas gestiones del presente en que cada tercer día los presidentes municipales corren al estado a solicitar apoyo para todo. Las grandes obras que logro construir nuestra comunidad fueron fruto del esfuerzo sostenido de todos los miembros de la comunidad, y hoy día si el gobierno no lo hace, nosotros no somos capaces de mover un solo dedo, así sea para mejorar nuestras propias vidas, barrios, calles, escuelas etc.

Esta falta de compromiso y síndrome del rastrillo (vengase todo para acá) se nota por todos lados, los maestros nada mas se la pasan coyoteando las horas y buscando ventajas de trabajo y escalafón, sin dar la entrega en el aula que se requiere para sacar a los niños y jóvenes del tremendo retraso académico en que estamos. Los burócratas pasan las horas de trabajo jugando solitario o metidos en las redes sociales, en lugar de hacer un trabajo mejor y más eficiente. Los agricultores, en lugar de pensar en producir buscan como sacar los apoyos de Procampo, los comerciantes y escasos productores en lugar de innovar y ofrecer mejores precios buscan maximizar sus ganancias incrementando precios (¿o no tortilleros?). Por ello es crucial reenseñar a la población a ser desprendidos de los dones que a cada uno de nosotros nos fueron dados, si queremos progresar como comunidad debemos ser capaces de dar y no solo de recibir. Poner en movimiento a esa increíble y preparada comunidad de colotlenses para que brinden lo mejor de cada uno de ellos, ese es el verdadero reto de cualquier presidente. Los apoyos, presupuestos, subsidios y demás ayudas que vienen del estado y la federación son importantes, pero la fortaleza de nuestra comunidad, esta en nuestra gente, no solo la que vive en el municipio, sino también aquellos que viven en otras comunidades y países. Y sin olvidar aquellos que viene desde Guadalajara a ocupar puestos académicos y gozar de buenos sueldos, sin aportar casi nada al desarrollo no de Colotlán, ni tan siquiera de su crecido numero de alumnos, a los que contentan con una hora de clase presencial y otra en línea por semana y las otras que no dan, por estar en camino de ida o de regreso a Guadalajara, porque vienen a Colotlán no por elección sino por castigo o no hay de otra para comer.

A esos habría que exigirles resultados, no solo pedírselos delicadamente.

¿Para que quiero ser presidente?

Yo, quiero ser presidente municipal de Colotlán, para lograr todas esas transformaciones cualitativas y cuantitativas que es posible alcanzarse en nuestro tiempo, con nuestros recursos y bajo las circunstancias actuales, para beneficio actual y futuro de nuestra comunidad. Dichos cambios atañen a los diferentes aspectos de nuestra actividad gubernamental y social, mejores servicios, de mayor calidad y a mejores precios; mayor eficiencia y calidad en el gobierno y rapidez de respuesta; actualización tecnológica y apoyo al desarrollo de la comunidad. Y para romper con los monopolios que se han formado en diferentes sectores de la nuestra sociedad.

¿Cuál es la visión que tengo de mi comunidad?

Yo veo a mi comunidad como una comunidad fuertemente integrada, con sólidos lazos de apoyo y solidaridad social capaz de enfrentar con entereza los retos más acuciantes de nuestro momento histórico. Una comunidad con una vigorosa formación cultural y educativa, sustentada en el trabajo conjunto de las instituciones, publicas, el gremio de profesores, los padres de familia, los educandos y una fuerte y comprometida sociedad cultural y artística.

Yo veo una comunidad plena de valores positivos, de interés creativo y capaces de disfrutar plenamente de su entorno, familia y comunidad, en un medio democrático, responsable y respetuoso de las divergencias.

Veo una sociedad moderna, con una economía local estable basada en una fuerte oferta de servicios de calidad y de producción de mercancías agrícolas e industriales; con una permanente creación de empleos bien remunerados, resultado del trabajo creativo y armonioso de una comunidad preparada eficiente y socialmente responsable.

 Veo una ciudad limpia, organizada, con instituciones eficientes y con una crecida oferta de opciones de salud, educación, esparcimiento, recreación y formación personal. Veo ciudadanos felices, desprendidos y generososos, comprometidos, responsables, creativos, entregados de corazón al trabajo de voluntariado y respetuosos.

 ¿Cómo pretendo alcanzar esa visión?

 Estoy convencido que el factor humano es la clave de la transformación que nuestras comunidades mexicanas necesitan, para ello es necesario despertar, incentivar, formar o construir esas actitudes positivas que se requieren para lograr los cambios. Por inicio de cuentas estoy convencido de que el desarrollo en todo sentido de las comunidades corre paralelo a su formación cultural. Entre mejor formación cultural y académica tenga dicha sociedad sus condiciones de vida serán mejores. Por ello mi apuesta de mejoramiento se finca en la educación y la cultura y la clave para ambas esta en la lectura. Construir una sociedad de ávidos lectores es uno de los pilares fundamentales de mi visión. Y desde luego que hay muchas áreas de oportunidad en mi propuesta (y también dificultades) pues de los casi veinte mil habitantes de nuestro municipio, con dificultad encontrare un par de centenas de fanáticos de la lectura, así que allí hay mucho campo de trabajo por hacer y bueno hablar de la infraestructura existente en la materia, es hablar de la casi nulidad, la orgullosa herencia de decenas de ediles ignorantes y boquiflojos, sin agraviar al dos veces actual.

Por lo demás es necesario desarrollar una actitud totalmente nueva en lo que respecta a la figura del presidente, romper con los moldes anticuados de la respetabilidad y la gazmoñería y adicción al besamanos tradicionales y atreverse a innovar, a tender lazos con la comunidad, a salir del confort del papel tradicional de corte de listones y sumarse al trabajo de base; reintroducir los mecanismos de mejora social utilizados tradicionalmente en la comunidad y hacer a un lado los resquemores partidarios para involucrar a todas las partes en el proceso de modificación. Sin la participación y entrega de la gente no vamos a ningún lado y mucho menos a enfrentar los problemas serios que vive nuestra sociedad. Ya basta de palmaditas que no resuelven nada.

¿Quiénes comparten dicho proyecto y estarán apoyándolo?

Aquí en este espacio hablaría de todos esos colotlenses que son capaces de dar y apoyar desinteresadamente para el progreso de su comunidad y que afortunadamente son muchos en nuestro pueblo y fuera de el, pero a los cuales ni se les da el crédito, ni se les apoya, pero están por todos lados, haciendo su labor callada y en forma individual. Y bueno desde luego, el equipo de trabajo cercano como dijo el biólogo estaría formado por el grupo de los mejores, más capaces, más determinados y comprometidos de nuestra sociedad, sin atender a cuotas partidistas, amigazgos o nepotismo, pero en esencia todo el mundo esta convocado a participar. Nuestros mismos migrantes en otros estados y naciones pueden dar un apoyo que ni siquiera imaginamos. Lo mismo que nuestros jubilados, los padres de nuestra comunidad, las asociaciones de todo tipo y todos los burócratas y el nutrido gremio de profesores que deberían de ser los mas comprometidos en este proyecto.

¿Con que recursos pienso lograrlo?

Este asunto de los recursos, es uno de los más delicados por supuesto, porque siempre son limitados y dependen en buena parte de la buena voluntad y disponibilidad de las autoridades de niveles superiores, gobernadores, presidente, secretarios de estado y demás. Situación por lo que me resulta paradójico que los candidatos a presidentes municipales de Colotlán se hallan ido tan grandes con sus ambiciosos proyectos de desarrollo para Colotlán en el próximo trienio a sabiendas de lo limitado de los recursos que normalmente dispone el gobierno municipal, aunque hay que reconocer su sagacidad, al disfrazar muchos de ellos bajo la cartera de gestión, que en concreto significa:

“Nosotros les vamos a comentar allá arriba y ya será su decisión si nos hacen caso.”

Teniendo como premisa el hecho de la escasez de recursos, confieso que la mayor parte de estos deberán de provenir necesariamente de la comunidad, sobre todo en lo que a trabajo y esfuerzo se refiere y también a un poco de sus recursos materiales. Así que no se llamen a sorpresa cuando cualquiera de estos días pase a sus casas a solicitarles de su apoyo. Y como las cuentas claras y el chocolate espeso son el mejor antídoto contra la maledicencia, se trasparentaran todos los gastos e ingresos del ayuntamiento, tratando de maximizar los recursos, reduciendo los gastos sobre todo en pago de nomina de regidores, por lo menos aquellos que no cumplan una función sustantiva, de tiempo completo y un décimo del sueldo del presidente se utilizara en el proyecto del acervo bibliográfico de nuestras bibliotecas municipales. Porque la cabeza debe siempre dar el ejemplo de apoyo comunitario.

Las graves problemáticas que enfrenta México y en el nivel local nuestra comunidad, no será posible resolverlas si continuamos observando el prototipo de liderazgo político que se ha afianzado en nuestra comunidad en las ultimas dos décadas y que tristemente es la única propuesta que alcanzan a visualizar los presentes cinco candidatos que aspiran actualmente a la presidencia municipal, con sus variantes de grado, todos ellos se encasillan en el rol del presidente gestionador y constructor de obra publica, dispuesto hasta donde sea posible y alcance el presupuesto (por lo menos de palabra) a resolver todas las necesidades de la comunidad. Barnizados con una ligera capa de sensibilidad deportiva, ecológica y cultural y desarrolladores del potencial productivo local, con los créditos microchangarreros.

Nuestra sociedad requiere de un líder que sea capaz de construir consensos sociales sobre otra base diferente de la partidista que permita llegar a otro tipo de experiencias comunitarias mas ricas, amplias y perdurables. Un líder capaz de sumarse a las tareas más humildes pero importantes para la comunidad; sensible a las necesidades espirituales de su población y capaz de incentivar y el mismo sumarse a la tarea enriquecimiento educativo y cultural con los otros lideres de la comunidad