La prepa

En días recientes ha estado en la prensa la noticia de los estudiantes que fueron asesinados y encontrados en las instalaciones de la Federación de Estudiantes de Guadalajara, así como la serie de declaraciones y polémicas que este hecho a suscitado entre los actores políticos en el estado y que de una forma u otra tienen vela en el entierro. A mí en lo particular me ha retrotraído a reflexionar sobre mi personal experiencia con mi alma Mater: la Universidad de Guadalajara y la FEG, en aquellos lejanos días de mi vida como estudiante preparatoriano.

Fue hacia el año de 1978, cuando se dieron los primeros acercamientos entre la comunidad de Colotlán y la Universidad de Guadalajara con la finalidad de fundar una Escuela Preparatoria en nuestra comunidad. Por aquel entonces el Presidente de la Federación de Estudiantes de Guadalajara era el Lic. Raúl Padilla López, quien se disputaba el control y el poder sobre la Universidad de Guadalajara con otros eminentes políticos tapatíos, muchos de ellos surgidos de la presidencia de la FEG, y otros mas herederos de importantes personalidades en el estado. Entre ellos Genaro Cornejo, Enrique Alfaro Anguiano, Enrique Zambrano Villa, Guillermo Gómez Reyes y Félix Flores Gómez, Horacio García Pérez así como Álvaro Ramírez Ladewig. Coto de poder que había quedado vacante desde hacia una década , tras el asesinato de Carlos Ramírez Ladewig, quien había ejercido esta atribución desde 1951 y por no menos de quince anos, periodo en el que el grupo político del hijo del ex-gobernador Margarito Ramírez, se consolido políticamente al interior de la Universidad y del partido oficial y desde luego no faltaron las envidias y las escisiones al interior del grupo, la principal oposición provino de los hijos de otros también exgobernadores, Jesús González Gortazar y José Guadalupe Zuno Jr, quienes intentaron ganar para su peculio, este carnoso hueso y llevando esta oposición al terreno de las armas y la violencia porril, confrontación por la cual perdió la vida Carlos Ramírez Ladewig, en la cumbre de su poder. Esta larga aclaración es necesaria para señalar las causas por la cuales la Universidad de finales de los setenta, estaba dividida en cotos de poder, entre los diferentes e influyentes grupos y personaje políticos del gremio estudiantil y en donde cada escuela y facultad seguía la línea de uno de estos individuos. Colotlán quedo bajo el cobijo de Horacio García Pérez y en su representación vino un individuo pequeñísimo, pero con desplantes de gente grande, el temible Ramón Félix Gastélum.

Pero no fue sino hasta el año de 1980, cuando abrió sus puertas la prepa en Colotlán, siendo el Rector de la Universidad de Guadalajara, el Arquitecto Jorge Enrique Zambrano Villa, el Presidente Municipal de Colotlán el Sr. Fabio Alonso Ruiz Ortega, qepd, el Presidente de la Federación de Estudiantes de Guadalajara, Lic. Horacio García Pérez, investido líder moral de nuestra escuela y línea política.

El 8 de Septiembre de 1980, iniciaron las clases de la Preparatoria, en la Antigua escuela de Niñas, de Hidalgo 11. El M.V.Z. José Ramón Félix Gastélum fue su primer director, el Ing. Jesús Alfredo López García, Secretario del Plantel y Aurelio Abascal el Oficial Mayor.

Un compañero del blog describe de la siguiente manera a Gastélum y su sequito:

“José Ramón Félix Gastélum, Negrete, Lira, Corrales, el Sinaloa, Medel, Roberto, el Ingeniero Alfredo, los Vallarta, Johnson... son los nombres que me asaltan la memoria y se prenden de mis recuerdos. Todos ellos, parte una comunidad que llegó a a poner en pie un proyecto educativo, vinculado a ciertos intereses que para nosotros los estudiantes no estaban claros, pero estaban visibles y latentes. Los maestros eran jóvenes con una gran determinación y empuje, liderados por Gastélum quien era un personaje de características físicas un tanto singulares; chaparro en serio, ligeramente encorvado, con una mata de pelos abundante y agreste peinada hacia un lado de un rostro recio y rematado por una barba de candado abundante e hirsuta. Vestía impecablemente con ropas de ciudad, zapatos que se vanagloriaba eran caros (y evidentemente de marca) y con alguna suerte de artilugio los tacones le ayudaban a incrementar la alzada. Sus gestos y ademanes se grabaron a fuego en la memoria de los jóvenes de entonces, tanto así, que en nuestros ratos de convivencia solíamos personificarle. El gesto en actitud meditabunda, su reacomodarse el pantalón que se escurría fuera de las modestas proporciones de un cuerpo enclenque y aniñado, su mano dándole la vuelta al cinturón para resituar los pliegues de la camisa, su manera de quitarse los lentes y apretujarse los parpados para darle un descanso a unos ojos miopes y pequeños, su postura desafiante con unas manos velludas y adornadas por costoso reloj , una voz fuerte para sus dimensiones y sus omnipresentes proclamas de poder para que una vez advertidos no lo subestimáramos.”

Efectivamente, Gastélum vino a Colotlán con una triple encomienda: construir una escuela preparatoria académicamente solida, fortalecer el control político de esta preparatoria para el grupo de Horacio García Pérez y desarrollar una propuesta política de izquierda, que en el mediano plazo lograra conquistar el poder político en el municipio (por aquella época estaba en ciernes la unificación de las izquierdas en lo que fue el PSUM y ese fue el vehículo utilizado para intentar alcanzar sus metas).

Para alcanzar el proyecto académico Gastélum hecho mano de algunos maestros de nuestra comunidad y de muchos otros que vinieron con el de Guadalajara tales como: el Lic. Renato Haro Ortega, el Profr. Felipe Valdés Pacheco, el Ing. Francisco Valdéz de Luna, el Profr. José Manuel Pérez Carrillo, el Profr. Luís Ramos Álvarez, el Dr. Abraham Díaz Valenzuela, el Ing. Ernesto Crispin Rubio, , Mary Guevara Aguilar y su hermano Rogelio.

Para el segundo semestre de actividades se incorporaron el M.V.Z. Albert Héctor Medel Ruiz, la Profra. María Elena Macías Ortega, el Ing. José Roberto Fuentes García, el Dr. Sergio Ruiz Vallarta, la Profra. María de Jesús Pérez Navarro, el Doctor Pedro Polanco, el Lic. Juan Manuel Negrete Naranjo y después algunos otros como los hermanos Jesús y Gregorio Ruiz Vallarta, la Dentista Marcela Cruz Rodríguez y su hermana Laura quien es Ingeniero Agrónomo, el Ing. Ricardo Romero Lyra, Francisco Félix Gastélum, Alfredo González Rodríguez, ambos Veterinarios, el Dr. Ramón Montes de Oca García, Ricardo Pérez Romero y su esposa Noemí, el C:D: José Antonio Flores Pérez, el Ing. Julián Sánchez Valle, el Contador Alfonso Ramos Álvarez, el Lic. Ariosto Castro Arias y unos semestres después el Ing. Eleazar Sánchez Valenzuela, el Lic. Javier Montes Vega , el Lic. Antonio González, el Ing. José Antonio Delgado el Ing. Lorenzo Zamora Solís y el Ing. Patricio Castro, así como Martha Villaseñor, Jaime Corrales , la señora Oralia Muñoz, el Veterinario Ángel Corral Gastélum.
Algunos de ellos se les recuerda así:

“Ariosto, era una lumbrera filosófica, agotaba nuestros novos intelectos, con sus profundas disertaciones sobre Hegel, Kant y Heidegger. Igual que en las aulas, pasaba como una exhalación por la plaza, siempre bien high y no solo intelectualmente; Naranjo se solazaba recordando los elotes alemanes, y nos dejo el inolvidable legado de las primeras obras de teatro preparatoriano: Pedro y el Capitán y Bodas de Sangre. Valdez de Luna, era accesible y bonachón. Su mas preciada virtud, la maestra Laura, su inteligente y atrevida pareja. El Dr.Vallarta y su esposa Marcela, eran gente muy humana y muy profesional. Pacientes y sencillos con sus alumnos, el tipo de profesor que jamás se olvida. Ricardo y Mimi, tenían calidad y eran escandalosamente dispares, ella extremadamente irascible y el odiosamente irónico y racional. La manzanita era una enciclopedia histórica caminante, sobre todo en periodo independiente y juarismo, este como muchos más se caso con una preciosa colotlense. El Ing. Alfredo, era un gran lingüista, sus escasas clases de ingles inolvidables (aun recuerdo el da-da-da-da-da)en matemáticas resolvía los ejercicios fáciles del Baldor y nos dejaba los difíciles para el examen, trono a todo el grupo. Jesús Vallarta, era todo presencia y voz, parecía jilguero oficial, de sus clases poco recuerdo. Luis Ramos, nos metió entre las chispas de la política, con sus reuniones clandestinas, al estilo del Che. Tres de la mañana en el río o en una choza en descampado y Gastélum se las sabía todas al día siguiente. Felipe Valdez, le daba clases de Etimologías a toda la escuela, su voz llegaba hasta el campo deportivo. Alfonso Ramos, era confuso e incomodo, no se sabía si venia o iba y los siete pasos del proceso administrativo jamás me cayeron. Medel era un genio, sus clases de biología y genética eran super. El Sinaloa no podía resolver sus propios problemas de genética, ni con el libro los sacaba bien, pero era tan exigente como el que más. Corrales era un trasatlántico, sus exámenes eran temas libres y te los daba por adelantado. Todo mundo sacaba cien y se llevaba dos o tres temas listos, para ponerles nomás el nombre. Pérez Carrillo (qepd)nos sensibilizo en las problemáticas sociales de México, con todo y que los sábados en cuanto pasaba lista y volteaba hacia el pizarrón, se desaparecían los alumnos por filas completas, hasta quedar solo los de adelante. Nos íbamos a desayunar a las tortas. Chuy Pérez, en las clases de desarrollo de la comunidad, era soporífica, eterna y vengativa, no perdonaba nuestros desplantes. El Ing. Roberto era un tipazo, serio, buen maestro. Gastélum, era el terror de la escuela.-Se van a romper las medias, era una de sus frases favoritas. El Archi, era un hermano incomodo mas.

Para muchos de nosotros la prepa fue una verdadera revolución intelectual, los primeros tres semestres eran una calamidad, sobre todo porque allí se fincaban las áreas físico matemáticas, el terror de los estudiantes y donde la deserción hacía estragos entre las filas del estudiantado. El rigor académico diezmaba los grupos como epidemia de peste, pero más allá del cuarto todo era de bajadita, las ciencias sociales y la literatura era pan comido. La mayoría de los profesores eran responsables y entregados a su trabajo académico. Se instalaron de forma permanente en Colotlán impactando positivamente en la comunidad, llegando a conocer sus problemáticas y compartiendo la vida cotidiana con los alumnos y sus familias (muchos de ellos llegaron a casarse con estudiantes de la prepa). La formación académica que trajo la preparatoria nos pareció a la mayoría de los alumnos en extremo rigurosa en su época y nos exigió mayor esfuerzo para acreditar las materias, pero a la postre nos ayudo a formarnos ideas muy generales de diferentes problemáticas sociales, filosóficas y científicas, y con ello consolidar puntos de vista personales sobre nuestro entorno social, familiar y político.

Los sectores tradicionalmente más reaccionarios de la comunidad no tardaron en sentirse agraviados, y más cuanto que se revivió una añeja disputa, que había sido soterrada por décadas. La educación atea y socialista (del agrarismo) Vs los cristeros y la religión católica. En un principio esta situación despertó resquemores incluso al interior de las propias familias, pues los estudiantes preparatorianos fueron etiquetados como ateos y comunistas y la natural rebeldía de los jóvenes, los llevaron en no pocas ocasiones a confrontar las ideas y valores establecidos socialmente. Estas discusiones al interior de nuestras familias ayudaron a crear cauces más racionales de convivencia entre padres e hijos y nos hizo un poco más conscientes de los problemas sociales y políticos de la comunidad. La orientación social y comunitaria de la educación, apoyada en materias de corte social, incluso aquellas de la teoría de la reforma agraria, del adiestramiento de producción animal, nos ayudaron a entender nuestra inmersión en un mundo agrícola capitalista, escindido en dos sectores sociales por las luchas por la tierra, así como los procesos de explotación capitalista, fundamentos básicos de la teoría marxista, que nos fue imbuida de principio a fin de nuestro proceso educativo. Todo esto nos llevo a la postre a convertirnos en individuos críticos del sistema político y en última instancia de la propia filosofía política de nuestro director.

En la prepa nos enseñaron a pensar por nosotros mismos y a ser críticos de todo cuanto se presentaba a nuestra vista, nuestros profesores se esmeraron en hacernos entender las injusticias de un sistema político capitalista y a creer en la democracia y las bondades de la revolución socialista. Por eso cuando Gastélum nos exigió lealtad a ciegas en el, nos fue imposible obedecerle sin faltar a nuestras conciencias. Ese tipo de lealtad era la que tácitamente nos exigía Gastélum, cuando nos quería convencer que democracia era que nosotros apoyáramos incondicionalmente a su candidato a representante de los estudiantes.

Gastélum llego a nuestra comunidad todavía enganchado en la política porril de la FEG, en la que se había formado y como consecuencia desde el primer semestre comenzó a organizar un grupo de porros, para controlar políticamente a los estudiantes y para utilizarlos en el futuro, en sus proyectos políticos. De esa primer horneada surgieron los primeros representantes estudiantiles electos por consenso general y sin oposición (es decir la exclusiva voluntad de Gastélum), entre ellos Rosendo y Antonio Márquez y el compañero Ubaldo Martínez López. Rosendo Márquez fue el primer y casi único líder de este grupo de choque, apoyado por los changos y muy pronto encontró pretexto para poner en actividad su grupo porril, encontrando adversario en "Los terroristas" ( primer grupo pandilleril organizado de la comunidad). Un buen día en plena plaza nos toco ser testigos de algunas escaramuzas entre estos dos grupos y donde salieron a relucir, chacos, cadenas, palos y patadas voladoras que hicieron desistir a "los terros" de esta confrontación.

No obstante la férrea imposición de representantes estudiantiles por parte de la dirección, entre los alumnos de las primeras generaciones, comenzaron a surgir inquietudes de participación política, cuyas primeras oportunidades fueron sometidas con lujo de fuerza. Por órdenes de Gastélum, se persiguió académicamente a los descontentos y se les amenazo con reprimirlos violentamente con recién creado grupo porril. La disidencia no fue tolerada en la preparatoria de Gastélum. Para los mismos profesores que se habían esmerado por desarrollar ciudadanos críticos y democráticos fue un duro golpe que tuvieron que avalar, para conservar el hueso, sin embargo su prístino espíritu misionero fue sufriendo graves menoscabos.

Fue la quinta generación de la prepa a la que le toca luchar por alcanzar el derecho de los estudiantes a votar su candidato y que no fuera impuesto por el director y en este concierto jugó un papel fundamental el Profr. Luis Ramos Álvarez, quien se convirtió, desde las sombras en el autor intelectual del movimiento, movió las piezas políticas para derrocar al rey. Luis desde aquella época era excéntrico e inquisitivo; entre clase y clase se mezclaba entre los estudiantes para jugar volados y chanceaba con ellos ganándose su confianza. A veces disparaba chescos en la cooperativa y en la clase pretendía ser brillante, ingenioso y profundo. Se vestía bien, pero desafiante, llevaba barba y atraía con el magnetismo de su pose de intelectual. Sin saber a ciencia cierta como un buen día nos encontramos, una media docena de estudiantes, conspirando a media noche en las afueras del poblado para derrocar a Gastélum. Y a esta siguieron otras muchas sesiones de las que también estuvo enterado Ramón. Un buen día le dieron destierro a Luis, enviándolo a revolucionar a Guadalajara, sin embargo nos dejo bien encarrerados en nuestra rebelión democrática y no sin un detallado plan contingente para alcanzar nuestro objetivo político.

El proyecto era en extremo sencillo, el lunes o martes, en cuanto se presentara Gastélum a su oficina, los involucrados y otros incondicionales nos daríamos a la tarea de convocar a todos los alumnos del turno matutino en uno de los largos salones de la escuela y acto seguido invitaríamos a Ramón a integrarse a la sesión, y en donde le expresaríamos nuestras inquietudes políticos y le obligaríamos a aceptar una contienda democrática. Todo parecía en extremo sencillo y lo realizamos al pie de la letra, excepto por un pequeño detalle: “quien le pone el cascabel al gato”. Quien o quienes serian los abanderados de nuestra causa que negociarían con Gastélum. El miedo hizo que se paralizaran las quijadas de la media docena de estudiantes y uno entre tantos con la voz y las rodillas temblorosas expreso las demandas de la comunidad:

“No podía existir democracia, con un solo candidato, así que demandamos que se abriera la convocatoria a todo aquel que quisiera participar en la contienda democrática”.

Ramón se debatió con argumentos y sofismas de las líneas políticas, los candidatos de unidad y demás, pero al final acepto a medias, la participación de al menos dos candidatos. Celebramos el triunfo, como si hubiésemos ganado las elecciones, pero sabíamos que Gastélum era un costal de mañas y que no tardaría en encontrar la forma de nulificarnos. Afortunadamente los grupos de quinto y sextos cerraron filas en torno del proyecto y esa noche en una más de nuestras reuniones secretas a orillas del río Colotlán, escogimos nuestro candidato, o mejor dicho Cacama Cacay (Encarnación de Casas Raygoza) se propuso como candidato y le dimos nuestro apoyo y con ello sellamos el destino de nuestra causa. Luis Ramos venido en jornada maratónica desde Guadalajara nos cito a la reunión plenaria y a siete de los ocho que estábamos allí nos pregunto directamente si queríamos encabezar el grupo político, uno a uno dijimos que no y se hizo un silencio ominoso, que rompió el único al que no se le había hecho la pregunta.:
Encarnación y él se propuso asimismo como nuestro candidato, a lo que aliviados todos asentimos gustosos. Cacama Cacay era mucho mayor que cualquiera otro de la parvadita, había estado en los Estados Unidos y aunque no era precisamente brillante, escuchaba de buen modo nuestros razonamientos. Creo que todos estuvimos medianamente de acuerdo con el candidato, excepto Luis, pero hizo de tripas corazón y apechugo con la decisión.

Una gran cantidad de los estudiantes que apoyaban nuestra causa, se preguntaban porque de entre todos había sido precisamente Encarnación el elegido y las explicaciones jamás fueron ni extensas, ni convincentes. La verdad los demás habíamos tenido miedo. Nuestro candidato no era precisamente popular, inteligente, simpático o buen orador, pero de igual forma todos nos sumamos con entusiasmo al proyecto. El lugar que elegimos para nuestra primera reunión de planilla fue el atrio de San Nicolás, por motivo de espacio y secrecía, y ese fue el sitio en el que nos reunimos siempre. A decir verdad la planilla era un gentío, y en esa primer reunión todos apoquinamos lo que traíamos de dinero para enviar la primer delegación a Guadalajara, para conseguir la inscripción de nuestro candidato. Debo reconocer que no éramos estudiantes muy sobrados de dinero y que a todos nos costó sacrificios impulsar esa campaña. Para incluir casi a todos estos participantes en nuestra planilla, debimos de poner nuestro cerebro a trabajar, para desarrollar nuevas secretarias, cada vez más especializadas y con un membrete tan rimbombante que todo mundo quedara casi tan satisfecho como el presidente, el secretario y el tesorero. Un par de fieles escuderos y yo no atrincheramos complacidos en la Secretaria de Prensa y Propaganda.

La mayoría de los estudiantes de aquella época con dificultad habíamos salido más allá de Jerez o Tlaltenanago, Zacatecas. Así que la vuelta hasta la capital del estado, nos parecía una aventura increíble y llena de peligros. Debo confesar que nos llenaba de temores y arrepentimientos. Nuestra percepción más palpable de Guadalajara provenía de los bolillotes de a metro que solían traer nuestros coterráneos, como prueba de su visita a la capital, más allá, todo era un misterio. Además el viaje duraba eternidades siguiendo una ruta que bordeaba los confines de los estados de Zacatecas y Aguascalientes, la carretera por Tlaltenango estaba apenas en construcción. Recuerdo que salimos una tarde de Colotlán y llegamos de madrugada a Guadalajara, Luis nos recibió modorro en su casa y de allí nos giro instrucciones que nos llevaron por diversos rumbos de la ciudad, buscando el aval político de sabe Dios quien, creo que ilusos pretendimos entrevistarnos con Horacio, el ingeniero Ramírez, Tonatiuh o Raúl, en esa primer visita no vimos a ninguno de ellos. La FEG, la facultad de Derecho y Filosofía y letras, fueron puntos que tocamos en un deambular tortuoso y descorazonador. Fueron varias las visitas a la ciudad y muchas las puertas que debimos tocar para lograr el registro de nuestro candidato y en cada ocasión cada uno de nuestros compañeros saco unos centavos de su bolsillo para sufragar la vuelta. De allí me nació la aversión al terrible centralismo político que afecta nuestras vidas en México. Para resolver problemas que nos competen meramente a los ciudadanos de nuestro poblado, debemos de ir a buscar la venia bendita de cada jijo del queso, individuos que como es de esperarse se ponen a más no poder sus moños. Si para lograr la candidatura para presidente de una minúscula prepa, había que recibir la venia de las altas jerarquías de la UdeG, imagínense lo que había que hacer para aparecer en las listas a presidentes municipales o diputados. La estrategia de Gastélum era desesperarnos y hacernos desistir, pero nuestros deseos y terquedad fueron mayores. Al final, después de hacernos dar muchas vueltas y nosotros de buscar quien nos apadrinara, Horacio accedió a permitir la justa democrática y Encarnación logro su registro.

Un fin de semana vino Luis con la novedad de que ya tenía el Plan de Trabajo de nuestra planilla, un primoroso y extenso documento, elaborado con delicada caligrafía, que nos leyó con parsimonia y claridad, un domingo a mediodía, en otro de sus escondites favoritos: una choza de barro, con techo de Carrizo, fresca y ventilada. Lo que decía el documento y nuestros objetivo a cumplir se olvidaron casi al mismo tiempo que se fueron desgranando las palabras firmes y sonoras de Luis. Ni antes ni después de la elección nadie se preocupo de volver a leerlo y mucho menos de intentar ponerlo en práctica. Gilberto o Andrés Parras, creo que fue el nombre del candidato oficial de Gastélum, se encargo de evidenciar que nuestro plan de trabajo lo había redactado Luis Ramos, pero la grandeza del documento nos permitió taparles la boca a la oposición.

La campaña estuvo llena de actividad, interminables discusiones para convencer a los estudiantes y muchas más para apabullar a los grilleros de la oposición. Formamos brigadas de politización que se dedicaban salonear y a convencer a los indecisos de votar por nuestro candidato, en alguna ocasiones el mismo Encarnación saloneaba, pero parecía ser contraproducente. Por alguna circunstancia el grupo cercano al candidato decidimos que Encarnación nunca debería de estar solo, que de forma permanente uno de nosotros debería siempre procurar estar con él, sobre todo si el director intentaba entablar contacto. Esa fue una de las medidas que llevamos a cabalidad durante el proceso, sin embargo a medida que se acercaba el plazo para las elecciones la situación se ponía cada vez más ríspida, sobre todo porque el presidente de la prepa, Antonio Márquez y su grupo de porros, se encargaban de intimidar a los nuestros y a los indecisos. Hasta que una tarde en que llevábamos a cabo un mitin en el patio de la escuela, Antonio Márquez intento de una vez por todas hacernos desistir de nuestra empresa y saco una revolver con el que nos amenazo de muerte, si no nos retirábamos del plantel. Valientemente Jaime Sánchez y algún otro de los estudiantes, lo encararon y tomando Jaime el arma por el cañón se le apunto a su propio pecho, retándolo para que la disparara. Antonio retrocedió e hizo un disparo al piso, que reboto en pedazos y algunas de las esquirlas fueron a incrustarse en los cuerpos de algunos estudiantes, entre ellos el mismo Jaime, el enojo de los estudiantes creció ante la cobarde acción y abalanzándose sobre él lo hicieron recular hasta que salió por piernas de la escuela.

El sucedido trascendió por toda la comunidad estudiantil, alcanzando las casas de la mayoría de la población y marco el final del predominio de los candidatos de Gastélum. Estos conatos de violencia alertaron a muchos de nuestros padres de familia. Recuerdo que una noche, cuando ya estaba acostado, vino inusualmente mi padre a aconsejarme negociar con Gastélum, y sin decir ni SI, ni NO, pensé que no habíamos llegado hasta allí para renunciar. Algunos otros compañeros que tenían armas de fuego, comenzar a pasearse con ellas por la plaza, alardeando con ellas y amenazando usarlas si llegaba la oportunidad. Afortunadamente, Gastélum y Antonio, comprendieron que ese no era el camino y prudentemente la FEG mando un grupo de estudiantes a tomar control de las elecciones que tuvieron lugar un 18 de octubre a las 10:00 de la mañana. Cuando las elecciones vinieron Cacama Cacay gano sino por un amplio margen, por lo menos suficiente para que no quedaran dudas de nuestro triunfo. Entre los festejos y los exámenes de fin de semestre y las posadas, no nos quedo absolutamente tiempo de hacer nada al comité estudiantil ese semestre. Sin embargo entre la algarabía del triunfo, todos olvidamos de mantener la firme custodia de Encarnación y cuando nos dimos cuenta, ya el director lo había invitado a conversar a solas en su oficina. Los resultados del encuentro no los supimos, pero de inmediato los radicales nos llamamos a traición. La sospecha de que Encarnación se había vendido, convirtiéndose en un agente encubierto de la dirección nos duro el resto del periodo.

Para el Segundo semestre realizamos algún torneo deportivo y la dirección preocupada por nuestros reclamos de bajo nivel académico, convocaron a un foro de propuestas académicas, el cual boicoteamos por incompatibilidad de ideologías. De las decenas de secretarias que formaron la extensa planilla de Encarnación, la única que se volcó a realizar algún tipo de actividad, excepción deportes, fue la Prensa y Propaganda, que abrió fuego mansalva sobre los profesores con mayores debilidades y deficiencias académicas. Utilizamos las mamparas de la escuela para insertar nuestras acervas y sardónicas caricaturas, con tanto éxito que una media docena de profesores se sintieron agraviados y nos retiraron el saludo e hicieron casi imposible la graduación de mis otros dos compañeros. Uno de ellos de plano mejor se fue a los Estados Unidos y el otro debió hacer regularizaciones y esperar un semestre mas y el cambio de profesores para poder graduarse. Otro de nuestros grandes logros fue la publicación de la primera gaceta estudiantil de la prepa, un gran logro sobre todo porque en aquel entonces no había medios de reproducción gráficos e hicimos uso del mimeógrafo de la notaria parroquial y porque la totalidad de la planilla estaba en contra de nuestra gaceta, aguijoneados por Encarnación que se quejaba de la radicalidad de nuestros artículos y temía las represalias de Gastélum, ante nuestros ataques.

El último acto de rebeldía, fue no acudir a la entrega de reconocimientos y al baile de graduación que realizo la administración para nuestra generación, sin embargo en esta última demostración de congruencia con nuestros ideales de lucha, no me siguió nadie. Todos prefirieron hacerse presentes en el estrado, recibir su pergamino y estrechar la mano de Gastélum y sus distinguidos invitados de Guadalajara y después disfrutar del banquete y el bailongo. Yo no se los tome a mal, si mis principios me lo hubieran permitido, creo que yo también hubiera estado allí, despidiendo una increíble etapa de nuestra vida.

Después de esto a Gastélum ya no le quedo mucha cuerda en nuestra comunidad, el siguiente fue su último semestre, había chocado con la iglesia, los estudiantes y el partido hegemónico y había perdido la partida. Después de el vino Miguel Marentes Herrera, con una visión mas conciliadora, pasiva y conformista. Con este cambio de dirección se pretendió enterrar la radicalidad que el primer movimiento universitario tuvo en la comunidad de Colotlán y por un tiempo se dejo dormir el proyecto político de izquierda que se había iniciado con Gastélum, teniendo a Valdez de Luna como el presidente del PSUM en el municipio y que se encargo de invitar a los estudiantes e individuos más radicales de la comunidad a integrarse a este recién creado partido en Colotlán. Se dice que la altas expectativas académicas de los primeros semestres se diluyeron en esta segunda etapa de la preparatoria.