Saturday, October 1, 2011

Los Gritos...


El movimiento de independencia señala uno de los acontecimientos más importantes de nuestra patria, porque marca el fin de la vida de México como colonia y el principio de su existencia como nación independiente.

El gran movimiento libertario tiene sus más hondas raíces en la inhumana explotación a que fueron sometidas las clases populares mexicanas y las grandes desigualdades sociales, económicas y políticas a que se veían sujetos todos aquellos nacidos en suelo mexicano, llámeseles, indios, mestizos, negros, zambos y criollos.

El gran líder mexicano que inició el movimiento de independencia, no podía ser sino un hombre conocedor de las graves injusticias cometidas principalmente en las gentes más humildes, Don Miguel Hidalgo y Costilla, Sr.Cura de un pueblito de Guanajuato, de nombre Dolores. Fue él quién inicio el movimiento de independencia. Era un sacerdote sencillo, que les hablaba en su lengua a los indígenas y les auxiliaba en todo cuanto le era posible. Sus principales postulados fueron la abolición del tributo indio, la abolición de la esclavitud, la eliminación de limitaciones a la producción industrial y agrícola. Un estimulo a la producción del vino, y un fin a los impuestos fijados al ron y al pulque. En su lucha invoco el apoyo divino, llevando como bandera un estandarte de la virgen de Guadalupe. La población humilde mexicana le dio su apoyo total a don Miguel Hidalgo, miles de indios, mestizos y clases medias y acomodadas se unieron a su causa en el transcurso de semanas.

A continuación citaremos un pequeño fragmento del día 16 de septiembre, fecha en que ocurrió el grito de Dolores.

“Al arrojar el sol sus primeras luces del 16 de septiembre de 1810, Don Miguel Hidalgo se dirigió a la iglesia parroquial de Dolores donde llamó a misa, acudiendo numerosos fieles por ser domingo, Ya antes había liberado a los presos y se le había unido una parte de los soldados del regimiento de Allende.Ahí les recordó los agravios de que había sido objeto, la opresión que sufrían por parte del gobierno y los españoles y las ventajas de la independencia, excitando al pueblo a la independencia, a la libertad y contra el gobierno. El pueblo fue a armarse a sus casas con lanzas, machetes y palos; iniciando una lucha incierta que trataba de satisfacer las aspiraciones del pueblo mexicano, de libertad, de independencia e igualdad.”

Ese mismo día llegó Hidalgo y sus seguidores a Atotonilco, en donde tomó como insignia del movimiento una estandarte de la virgen de Guadalupe. En San Miguel el grande se le unió el regimiento de la reina al que pertenecían Allende y Aldama. De ahí continuo Hidalgo la marcha de ciudad en ciudad, que le llevaría hasta las puertas de la capital del virreinato.

Al saberse en Colotlán el grito de independencia dado por Hidalgo, el Gobernador interino de Colotlán, don Gregorio Pérez, de origen español, mando de inmediato reunir a las compañías de frontera, encargadas de custodiar a la región desde Tlaltenango al valle de Jerez. Estas fuerzas aquí acantonadas se mostraron desde el principio favorables a la causa de la independencia, por ser en su mayoría indios flecheros deseosos de recobrar los privilegios concedidos desde la fundación de Colotlán por Felipe II, y reducidos por las reformas implementadas por la casa de los Borbones a partir de 1780.

Los indios flecheros abrazaron fervorosamente la causa de la independencia, sin que les hubiese amedrentado la excomunión lanzada por el obispo cabañas de Guadalajara, contra los que apoyaran la causa de don Miguel Hidalgo.

A finales del mes de septiembre apareció por esta ciudad el Cura Calvillo, sacerdote que había servido de vicario en este lugar, y que tenía muy buena aceptación entre el pueblo colotlense, y que llevaba intima amistad con los jefes de las compañías, así como con don Marcos Marcelo Escobedo.

Un sábado de finales de septiembre por la noche, con pretexto de una fiesta, don Pablo Calvillo reunió a muchos indígenas en su casa, y después de las once de la noche, salieron a la calle armados de flechas, hondas, garrotes y machetes, capitaneados por el cura Calvillo, con una imagen de la virgen de Guadalupe en el sombrero, gritando ¡Viva la virgen de Guadalupe, viva la independencia, mueran los gachupines! Se dirigieron a las casas reales en donde habitaba el gobernador y había venido a refugiarse treinta dos españoles de diferentes lugares de la región.

El Cura calvillo se introdujo en la casa sin que la guardia opusiera resistencia e instó al gobernador y a los españoles allí reunidos a rendirse ante la causa de la independencia. De esta manera ocurrió el primer movimiento de independencia en el municipio de Colotlán, sitio desde el cuál partirían los indios flecheros colotlenses, a combatir a los ejércitos realistas. Siendo la batalla más importante aquella la del puente del Calderón, donde se decidió adversamente, el destino de la causa de independencia promovida por Hidalgo. Se dice que de esta batalla regresaron sin bajas, los tres mil indios flecheros colotlenses.

Año con año, el día quince de septiembre por la noche, en cada pequeña o grande población mexicana, rememoramos estos hechos gloriosos de armas que nos condujeron a nuestra independencia, y lo festejamos de una manera muy singular con lo que llamamos el grito.

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