Wednesday, December 16, 2009

Teresita Gaeta



Yo era conocida de Lupe Pérez, nosotras nos conocíamos desde siempre, éramos del Varal, Lupe se caso con Aurelio Huízar, hijo de don Aureliano Huízar y nieto de don Serafín, del mismo apellido. Ellos eran los patrones y mi gente eran los medieros. Ellos enseñaban el catecismo y nosotros acudíamos a donde vivía Lupe que era más poblado, y donde había más gente. Todavía quedan casas completas en el rancho, muchas ya se han caído sus techos. La casa de Don Aureliano era grande, cabían hasta tres familias, dos medieros y el vaquero. (Pedro Ávila era el vaquero, vive enfrente del tropezón). Don Aureliano estaba casado con doña Lupe Sánchez y sus hijos eran: Herminio, Aurelio, Abraham, Adalberto, Angelina y María. Yo conocí a la familia porque cuando Lupe se alivió de Pepito yo me fui a ayudarle. Aurelio su esposo tenía una talabartería en ese tiempo, con el trabajaban el Toto y un señor del Real. Despues se fueron a vivir a Rio Verde, san Luis Potosi. Alla murio Aurelio.

Don Aureliano, el papá de ellos, se dedicaba al campo, en la Toquilla, tenía su rancho y su vaquero, allí era donde iba a ver su rancho, las siembras y los animales. Doña Lupe Sánchez, era bajita un poquito gordita y blanca. Don Aureliano era alto, agüerado y de ojos verdes.

Herminio Huízar también tenía talabartería, allí por la Morelos, en la casa que después fue de don Genaro Robles, allí tenía casa y negocio. En aquella época eran pocas las talabarterías que había en Colotlán. Don Herminio se caso con doña Luz Villareal de Santa María y con ellos vivía doña Doña Rebeca Márquez, madre de ella, que era alta, trigueña y delgada.

Otra familia de la que guardo gratos recuerdos, fueron los Maldonado, los dueños del Molino de Santa Isabel y de los baños. Ellos eran la señora Elia Macias de Maldonado y su esposo Antonio Maldonado de Santa Cruz, ellos se fueron a vivir a México, a una colonia que se llama Paloma Negra. Sus hijos: Antonio, Nacho Marcelino, Felipe, Rosy y Verónica. Ellos siempre fueron muy buenos conmigo, tengo recuerdos muy bonitos.


Subí varias veces al molino, la planta de luz trabajaba dos horas, la luz era solo para el centro. En el molino se molía trigo, a mi ya no me toco verlo en función, era de madera sus pisos, su escalera y pasamanos. Era de 3 pisos. Abajo era en hueco hasta donde llegaba la escalera. Atrás del molino había un baño con su regadera grande en el año de 1956. Atrás del molino estaba la planta de la luz, allí trabajaba Daniel Meza. En seguida de la planta, estaba una pila grande que era la que hacía trabajar la máquina. Enseguida había una noria y había tubería para echar agua a los baños. Había una alberca, para que los muchachos después de hacer su servicio militar fueran a nadar. Allí se realizaban tardeadas, había como un salón grande con vista a la alberca y a la calle, y aquí había música y la gente iba a tardear.

En la plaza eran dos cuadros, primero era el kiosco, y era un cuadro nada mas para el jardín y el kiosco, enseguida era otro cuadro, donde los domingos daban la vuelta las muchachas que tenían un club, como orquídeas o violetas y eso era para la gente más distinguida y el tercero era para la gente que no pertenecía a nada. Cada quien tenia su lugar. Si uno se cruzaba de lado, no pasaba nada, pero se veía feo que uno se igualara con las demás personas. Uno siempre procuro tener su lugar. Como ahorita ya no hay diferencia ¡Verdad¡, antes si había diferencia, había mucha atención para los patrones y para eso, y ahora ya no. Nosotros veíamos que allí andaban las Sánchez, Mayorgas, Huertas, Macias, Ortegas y todo eso que eran las del cuadro del adentro. Afuera era todo el pueblo, donde había mas gente pobre que rica. Los de afuera eran los que teníamos las serpentinas, confeti, ramos y éramos muy felices en el último cuadro.

En aquella época el agua del río llegaba hasta el centro del pueblo por las acequias, pasaba por la Allende, a la Paseo y de allí a la Cuahutemoc y entraba al jardín. La gente tomaba agua de allí, entonces había puros pozos de lazo, esa agua no la utilizaban para lavar ropa, sino para regar plantas, árboles y chinar pisos. Los pisos se chinaban con un peine y una jerga, se chinaban unos ladrillos se recogía el agua y se cambiaba a otro lugar.


En 1943 conocí la hacienda de los Aldana, tenia tres años de edad. El año pasado regrese a verificar si era cierto, o si había soñado. Regresaba la distribución de las piezas, el patio, los accesos. Mi mamá se caso en segundas nupcias con un vaquero de los Aldana. Un día me llevo mi mamá a la hacienda y solo recordaba el río y la hacienda. Se me hizo muy bonita. Por el lado del Varal, esta la hacienda de la Purísima, que era de un señor de Aguascalientes. Actualmente es de don Rafael Haro, pero ya la dejo caer. El predio tiene un toril y un corredero. Una cerca alta con piedras planas, donde había herraderos, y a la que acudían las jóvenes de Colotlán. Frente a la casa esta la primera troca del señor Haro, en ruinas.

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