Colotlan: La Ciudad del Dios Viejo
Estas muertes trajeron un poco de reflexión y prudencia entre estos dos grupos, quienes se disputaron el poder de forma pacifica en los años subsecuentes, encontrándose la benéfica alternancia en el poder. El grupo del Carrizal a la muerte de Agustín Rivera se vio fortalecido con figuras tales como: Don Guadalupe Rivera, hermano de Agustín, Secundino Márquez, David Leaños, Rafael Raygoza, y Faustino Hernández, quien gracias a los vínculos que creo con el diputado y después gobernador del estado Juan Gil Preciado, logró la permanencia de su grupo en la disputa por el poder. Por el otro lado, se distinguían las figuras de los hermanos Moreno Ávila, progresistas, inteligentes y muy preparados políticos colotlenses; José Ortega, Carlos de León, Felipe Macías, quienes tenían su principal soporte en el Cap. Adalberto Ortega Huízar, que tenía importantes vínculos con la presidencia de la republica, a través de su cuñado el general Justo Lacarra Rico. Estos pleitos se dirimían al interior del mismo partido revolucionario, mientras que los ricos abanderaban el sector popular, los agraristas se refugiaban en el comité campesino regional.
La llagada del señor Refugio Raygoza Pacheco a la presidencia municipal , atenuó aún más los conflictos políticos entre estos dos grupos, sin embargo la lucha por los repartos agrarios continuaron arrancando pedazo a pedazo a los propietarios colotlenses. En los años cincuenta y sesenta se formaron la mayor parte de los ejidos en el municipio de Colotlán, y en esta lucha destacó como líder el Sr. Avelino Navarro Alejo, quien muriera como consecuencia de los balazos que le dieron asesinos a sueldo de los del partido del capital. Sin embargo esto no impidió la repartición de las propiedades entre los ejidatarios colotlenses. Casi un quinto de la propiedad rural en el municipio pasó a manos de los ejidatarios colotlenses.
Es durante esta época que comienzan los grandes éxodos de las familias acomodadas colotlenses hacia las urbes más importantes del país. En los años veinte y treinta se habían marchado los de los grandes capitales. Quedando solo algunos importantes como los de don Agustín de Ávila, rico de abolengo; y don Santiago Alejo, dueño de una importante porción de las productivas huertas del municipio. Son también los años de las grandes transformaciones urbanas, con la introducción de los servicios, gracias al trabajo consensuado y coordinado del partido, cuya cabeza visible y líder moral del poblado se encuentra en el señor Refugio Raygoza, que fungirá por tres ocasiones como presidente, acercando las grandes mejoras a la parte céntrica del poblado.
El grupo caciquil hará sentir su fuerza política y su unión en los siguientes periodos, con elementos netamente de su grupo, en tanto que los diferentes sectores del partido se encargaran de mantener cohesionados a los diferentes segmentos de las población. Todavía algunos repartos agrarios tardíos mantendrán viva la esperanza y su devoción por el sistema de los campesinos colotlenses. El final del reparto agrario en los ochenta, terminara con este idilio entre el grupo político y su base popular campesina, y recrudecerá las pugnas internas en el partido. Estos años se verán marcados con un continuo e interminable desfile de los campesinos colotlenses para los estados unidos. Los ranchos se vaciaran de gente, las mujeres y los niños vendrán a vivir a Colotlán, en tanto que los varones jóvenes y adultos engrosaran las filas de los trabajadores agrícolas en los campos norteamericanos.
Las pugnas políticas al interior del PRI, favorecerán la llegada de la alternancia al poder en el municipio de Colotlán, y las reformas constitucionales de 1985, que aumentan la autonomía y los recursos de los municipios, le dará la posibilidad al nuevo gobierno de emprender grandes mejoras en la vida de los colotlenses, principalmente aquellos que viven en las zonas rurales. Este cambio de política publica, junto con las desavenencias al interior del tricolor, permitirán su permanencia por tres periodos en el gobierno. Hasta que finalmente el abuso y la prepotencia del grupo en el poder dará al traste con su proyecto y el PRI a través de un candidato de origen popular reconquistará el gobierno, para volver a perderlo en las elecciones siguientes.
En la actualidad, nuestro Colotlán, es un Colotlán, sin raíces, sin banderas, sin identidad y sin un lugar al cual dirigir nuestros esfuerzos. No existe proyecto de comunidad, y no sabemos quienes somos, ni tampoco sabemos si queremos lograr algo. La toma de conciencia de un pueblo es la única posibilidad de allegarse un destino, quizás sino brillante, por lo menos no mediocre como el que vivimos actualmente. Colotlán que fue grande entre sus vecinos, hoy se ve apocado y sumiso ante la avasalladora competencia comercial de Tlaltenango y Jerez. Culturalmente estamos igual de sumidos en el pozo.
La llagada del señor Refugio Raygoza Pacheco a la presidencia municipal , atenuó aún más los conflictos políticos entre estos dos grupos, sin embargo la lucha por los repartos agrarios continuaron arrancando pedazo a pedazo a los propietarios colotlenses. En los años cincuenta y sesenta se formaron la mayor parte de los ejidos en el municipio de Colotlán, y en esta lucha destacó como líder el Sr. Avelino Navarro Alejo, quien muriera como consecuencia de los balazos que le dieron asesinos a sueldo de los del partido del capital. Sin embargo esto no impidió la repartición de las propiedades entre los ejidatarios colotlenses. Casi un quinto de la propiedad rural en el municipio pasó a manos de los ejidatarios colotlenses.
Es durante esta época que comienzan los grandes éxodos de las familias acomodadas colotlenses hacia las urbes más importantes del país. En los años veinte y treinta se habían marchado los de los grandes capitales. Quedando solo algunos importantes como los de don Agustín de Ávila, rico de abolengo; y don Santiago Alejo, dueño de una importante porción de las productivas huertas del municipio. Son también los años de las grandes transformaciones urbanas, con la introducción de los servicios, gracias al trabajo consensuado y coordinado del partido, cuya cabeza visible y líder moral del poblado se encuentra en el señor Refugio Raygoza, que fungirá por tres ocasiones como presidente, acercando las grandes mejoras a la parte céntrica del poblado.
El grupo caciquil hará sentir su fuerza política y su unión en los siguientes periodos, con elementos netamente de su grupo, en tanto que los diferentes sectores del partido se encargaran de mantener cohesionados a los diferentes segmentos de las población. Todavía algunos repartos agrarios tardíos mantendrán viva la esperanza y su devoción por el sistema de los campesinos colotlenses. El final del reparto agrario en los ochenta, terminara con este idilio entre el grupo político y su base popular campesina, y recrudecerá las pugnas internas en el partido. Estos años se verán marcados con un continuo e interminable desfile de los campesinos colotlenses para los estados unidos. Los ranchos se vaciaran de gente, las mujeres y los niños vendrán a vivir a Colotlán, en tanto que los varones jóvenes y adultos engrosaran las filas de los trabajadores agrícolas en los campos norteamericanos.
Las pugnas políticas al interior del PRI, favorecerán la llegada de la alternancia al poder en el municipio de Colotlán, y las reformas constitucionales de 1985, que aumentan la autonomía y los recursos de los municipios, le dará la posibilidad al nuevo gobierno de emprender grandes mejoras en la vida de los colotlenses, principalmente aquellos que viven en las zonas rurales. Este cambio de política publica, junto con las desavenencias al interior del tricolor, permitirán su permanencia por tres periodos en el gobierno. Hasta que finalmente el abuso y la prepotencia del grupo en el poder dará al traste con su proyecto y el PRI a través de un candidato de origen popular reconquistará el gobierno, para volver a perderlo en las elecciones siguientes.
En la actualidad, nuestro Colotlán, es un Colotlán, sin raíces, sin banderas, sin identidad y sin un lugar al cual dirigir nuestros esfuerzos. No existe proyecto de comunidad, y no sabemos quienes somos, ni tampoco sabemos si queremos lograr algo. La toma de conciencia de un pueblo es la única posibilidad de allegarse un destino, quizás sino brillante, por lo menos no mediocre como el que vivimos actualmente. Colotlán que fue grande entre sus vecinos, hoy se ve apocado y sumiso ante la avasalladora competencia comercial de Tlaltenango y Jerez. Culturalmente estamos igual de sumidos en el pozo.
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