Sunday, November 25, 2007

EDUCACION HOY


En días recientes una serie de reflexiones se han abierto paso hasta mí y no puedo sino declararme incapaz de darles la espalda. Dadas las circunstancias no puedo hacer otra cosa que empezar a despejar los temas que me han impactado: la educación y el poder; entendidos ambos como parte integral del desarrollo de cualquier comunidad y elementos que se entrelazan de una manera significativa en el intento de uno y otro por mejorar las condiciones de vida de aquellos a quienes están dirigidos. Para ello haré referencia a percepciones de índole personal que si bien no alcanzan para cubrir las exigencias de un discurso formal, por lo menos se insertan en el sentir de alguien que piensa que el primer paso para trabajar a favor de una comunidad es tener la voluntad y el deseo de ser parte activa de ella y aceptar y entender que se está determinado por lo que dicha comunidad es y padece.

Haré un ejercicio imaginativo en el que las escuelas o las instituciones educativas forman parte del universo que compone la comunidad y desde las cuales se generan las condiciones para el desarrollo y la capacitación de los individuos, asimismo, la comunidad con sus poderes para establecer condiciones de mejoría o bienestar para todos los ciudadanos sin mayores distinciones, forma, junto con los padres de familia, la trilogía que sustenta la realidad y en buena medida el futuro de las generaciones y de los pueblos; sin embargo el futuro está comprometido.

Las labores de docencia tienen como elementos constitutivos, la enseñanza propiamente dicha, los padres de familia que desean ver a sus hijos salvar los obstáculos que la misma enseñanza dispone, sin importar si hay o no una experiencia de aprendizaje; los directivos de las instituciones educativas a quienes en lo fundamental les interesa marchar a la par de lo que los objetivos de quienes diseñan los proyectos educativos plantean y el profesor que se encuentra ante el mundo de disyuntivas planteadas por la nota aprobatoria o el conocimiento, o bien la enseñanza de calidad o la conservación del trabajo.

Todos tenemos nuestras propias justificaciones y espejismos para satisfacer parte de nuestras apetencias personales: los directivos que al analizar las cifras estadísticas concluyen que su labor se cumple; los padres de familia que incapaces de determinar si existe calidad en la enseñanza recibimos las notas aprobatorias con beneplácito, y los maestros quienes desligados por fuerza o por voluntad de el compromiso ético y moral con la formación de los educandos se dedican simplemente a cumplir, plegándose a las iniciativas de quienes desean que los planes se lleven a cabo o las materias se aprueben.

Es difícil situación; se compromete la calidad de la enseñanza y se incuban las razones de un pueblo en el que día con día se extraña más el respeto y los deseos de mejorar.
La educación atraviesa por uno de los momentos más álgidos desde la fundación de la Escuela Preparatoria Regional de Colotlán; la disociación entre el compromiso del maestro por dar su mejor esfuerzo y la búsqueda de la solución a su problemática económica, marcan de una manera negativa el futuro de muchas generaciones; si a esto aunamos el hecho de la gran confusión que impera en estos tiempos, donde se han roto tantos esquemas y supuestos que formaban la realidad ético-moral que daban sentido y legitimidad a nuestros actos, nos daremos cuenta de que el panorama es complejo.
Por otra parte, otro de los elementos fundamentales en la promoción del desarrollo de la comunidad lo representan los ayuntamientos, no se explica su razón de ser sin este objetivo, su deber está constituido en lo fundamental por la salvaguarda de los valores y los recursos existentes y por la creación de nuevas formas de desarrollo que tengan como objetivo el progreso y el bienestar material y espiritual de sus pueblos. Para desempeñar esta labor no existen formulas que garanticen el éxito, siempre se ven sometidas a una crítica excesiva que en muchas ocasiones no son sino comentarios mal intencionados y rumores; elementos constitutivos de un actuar político pre-moderno; sin embargo, en el cumplimiento de sus tareas pueden existir condicionantes de diversa índole, desde materiales y presupuestales, hasta formativos y culturales, pero algo que no debe ser desechado, es el ejercicio de la creatividad y la imaginación y de la capacidad para entender la realidad que subyace a los diferentes problemas a los que se ve enfrentado, es decir, esa habilidad que en buena medida se aprende dentro de las aulas, con profesores que dejan parte de su ser y de su vida en el corazón y el intelecto de sus alumnos, en escuelas que siguen invocando los valores de la educación como una contribución al bienestar de la persona y del mundo en general y con padres de familia que hacen suyo el compromiso de encauzar a sus hijos desde la prédica del ejemplo. Lo que somos se manifiesta en cada uno de nuestros actos y motivos, por ello, entre más rica sea la persona de experiencias académicas y de vida tendrá más capacidad de imprimir variedad y riqueza a su desempeño personal y profesional asimismo tendrá más conciencia de lo que desea y más recursos para lograrlo.
Es por lo anteriormente expuesto que podemos afirmar que todos somos partícipes de lo que afecta y constituye nuestra comunidad, que no existen elementos que se puedan considerar por separado, que estamos ligados y que nuestros destinos se entrelazan lo deseemos o no, que es importante garantizar calidad en la educación y responsabilidad y amor en las familias, que es indispensable un liderazgo capaz, que la viabilidad de la comunidad está relacionada con la solución a la problemática de la educación, que un buen liderazgo pasa por una buena formación, que la nobleza y los buenos sentimientos pasan por una familia que cría en valores de armonía y respeto y que para tener una comunidad dónde nos veamos reflejados hay que aportar cada quien, según su aptitud y capacidad nuestro respectivo granito de arena.

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