…aquí todo sigue igual…

Entra una nueva administración y los ciudadanos quisiéramos ver transformado todo de la noche a la mañana, que los nuevos funcionarios, al día siguiente de su toma de posesión comenzaran a operar milagrosas transformaciones en las diferentes áreas de la presidencia. Pero las cosas ni son tan rápidas, ni tan sencillas; toma un poco de tiempo para que el nuevo funcionario se encanche, conozca de sus labores, adquiera seguridad y comience el proceso de transformación. Desafortunadamente, los trienios no dan para tanto, y cuando el funcionario apenas se empieza a sentir cómodo hay que hacer lugar para el que sigue. Todos entendemos que ese tipo de situaciones son de lo más normal del mundo y procuramos participárselas a nuestros funcionarios, para que no se sientan mal, por no poder alcanzar sus ambiciosas metas, en el mejoramiento y desarrollo de nuestras comunidades. Sabemos que ellos le han echado los kilos, sudado la gota gorda y sufrido lo indecible por ver que nuestras condiciones de vida se vean mejoradas, día tras día.

Desde luego que nuestras expectativas crecen a medida que dichos funcionarios se consolidan en el gobierno por más de un trienio y cuando llegan al tercero o incluso al cuarto, pues nuestras demandas se encuentran ya por el cielo. Dichas maravillas de servidores públicos, han probado con suficiencia la excelencia de su trabajo, su creatividad, su compromiso y su total entrega a la administración y no por nada han sido ratificados una y otra vez para cumplir con ese enorme honor y responsabilidad de servir al pueblo.

Ese es el caso de nuestro actual presidente, que ha sido entronado por la sociedad para que dirija nuestros destinos por segunda vez, y si en la primera ocasión teníamos grandes esperanzas puestas en él, pues el día de hoy se ha duplicado. Queremos doblemente que resuelva los problemas de seguridad pública, económicos, sociales, culturales y educativos.

Igualmente esperamos más de aquellos funcionarios públicos que como él, han estado ya más de una vez en el candelero, como es el caso de los directores de comusida, rastro, comunicación social y cultura. Personajes que por su ya dilatada experiencia en la administración pública están listas para dar el sur plus que nuestra comunidad requiere.

Pongamos por caso la dirección de cultura, que esta semana nos sorprendió con ese sur plus en materia de talleres culturales. Los novedosos talleres que esta temporada están promocionando son:

Dibujo y Escultura (concierto de rayones y barruntos de cal a diestra y siniestra por el novísimo maestro Serrano Arenas, con quince años en Casa de la cultura haciendo exactamente lo mismo).

Pintura. Desconocemos al Picasso.

Música. Banda Municipal, con el Prof. Romualdo con otros quince años a cuestas, cuarenta canciones en escena y un puñado de alumnos.

Ballet Infantil, dos trienios y un regular papel.

Guitarra, dos trienios y buena aceptación.

La directora de Cultura no obstante su enorme afición por la cultura, y su prolongada experiencia en la materia como presidenta de la extinta Asociación Cultural del Norte de Jalisco y con seis años de celosa servidora publica, se conformó con presentar la misma oferta que los panistas han estado ofreciendo en los últimos seis años. ¿Acaso no hay capacidad para promover un taller de teatro, de literatura, de cine, marionetas? Algunos cursos de idiomas, de computación, diseño gráfico, redacción, fotografía, video etc. Clases de yoga, pilates, aeróbic, meditación etc. Claro además de sus ciclos de cine de arte, de autor, de género o ya de perdiz de moda, y no olvidemos su museo virtual, su biblioteca y su servicio de Internet, que no deben faltar en una institución de cultura que se precie de serlo.

Creo que los ciudadanos entendemos que los funcionaros públicos acceden a dichos puestos de gobierno, con el objetivo principal de allegarse una forma de subsistencia, lo cual es legitimo y honrado, todos tenemos derecho a hacerle la lucha de encontrar la mejor manera de subsistir, pero también es importante señalar que dada la naturaleza publica de dichos cargos, las personas que los ocupan deben de comprometerse a entregar resultados, a ofrecer mejores opciones que redunden en beneficio de la población. Los recursos que se destinan a cultura son por regla miserables y desperdiciarlos en actividades que ya han probado hasta la saciedad su inutilidad, es absurdo y cínico. Yo entiendo que existen los compromisos con los picapiedras del partido, pero bueno siempre esta el recurso de la obra publica, en el caso de aquellos que son muy buenos con el yeso. O una mayor exigencia para entregar resultados, y más compromiso en el caso, de aquellos que trabajan 4 horas por semana y cobran como regidores.

Contrario a la creencia general que tenemos los colotlenses, los artistas no se dan por generación espontánea, son el resultado de un proceso social. Es decir que como en todo proceso productivo hay que invertir recursos para poder generarlos; ahora entendemos por que son tan escasos en nuestro Colotlán, muy bien podríamos presentarlos como una prueba mas de los milagros de la creación, por que en esencia son eso, un milagro. Y se preguntaran ¿Y qué pues con los artistas? ¿Para que sirven, además de andar como melolengos todo el día? En realidad pienso que son la evidencia más palpable de lo que anda haciendo falta a nuestro mundo, un mundo lleno de brutalidad, de violencia y de egoísmo. Las pasiones más animales del ser humano están aflorando sin control, ante la indiferencia o incapacidad de las instituciones encargadas tradicionalmente de domeñarlas. Cien años atrás nuestros abuelos todavía conocieron de esa necesidad de temporizar entre las distintas pasiones de nuestro ser, de alcanzar los justos medios, de lograr los equilibrios y someter las pasiones. Hoy en día todas esas barreras se han derrumbado y los seres humanos han dejado salir su animalidad, intereses, egoísmos, pasiones, brutalidad y sadismo. Ya ni siquiera el nombre de Dios les produce temor a los hombres de nuestro tiempo y ante esa circunstancia, quizás tan solo el arte y la cultura tiene la capacidad de alcanzar esa sensibilidad en los seres humanos, donde somos mejores y más desprendidos. Porque el arte es precisamente la expresión de los sentimientos más nobles y puros de los seres humanos, o por lo menos su búsqueda. Un hombre que ha tenido esa sensibilización en el arte no puede ser tan malo o tan brutal, como si no lo hubiera recibido. Por lo menos eso creo yo.

Educación y cultura son la claves de nuestro tiempo, si queremos formar un mundo mejor, por que al paso que vamos y si seguimos con las mismas tendencias del magnifico futuro que teníamos nosotros cuando éramos niños, a nuestros hijos no les va quedar ni el recuerdo de que hubo alguna vez futuro.


Creo que en materia de cultura, no se trata tanto de dinero, como de ganas de trabajar.



No recuerdo en donde lo escuche o lo leí, pero estas palabras son atribuidas a Sócrates quien decía que lo único que el espíritu de un hombre se lleva con su muerte es su educación y su cultura, por ello no desaprovechemos la oportunidad para irnos de esta vida con algo…