Friday, April 29, 2011

Rosita Loera





Mis bisabuelos fueron amigos de los papás de mi marido, de un mentado tío Pancho del Real, era dueño del mesón de San Luis, frente a la plaza de toros (centro social). Yo me case en 1940, desde entonces vivó aquí en Colotlán. Me case de veintiún años, conocí a mi marido aquí en Colotlán. Pero antes el había tenido amistad con mi familia. Don Pancho, hermano de Paulita mi suegra era el dueño del mesón de San Luis. Eran tres de familia nada más, doña Lupe, Paulita y don Pancho. Elvira y Mauro eran hermanos, Elvira se caso con Jesús González, papá de Ubaldo González.

Dieciséis años viví en Guadalajara, y luego ya me avisaron que la casa se estaba cayendo y regrese a arreglarla, saque un dinero del banco y comencé a repararla. Después me compraron una parte y termine de arreglar lo que me quedo. Yo vivía cerca de la plaza de toros, en los altitos viví cinco años, en 1945, me cambie a esta casa. Everardo hizo el trato de esta casa, con don Eustolio Mayorga, que era el dueño, pero como no tenía los centavos fue y le dijo a Romualdo, que Polo la estaba vendiendo en $10,000. En esos días llegó mi papá, que era el primer ganadero en Tlaltenango. y ya le platico y Romualdo le dijo a mi papá.

- Yo no tengo más que seis mil y Polo quiere al chas chas, y mi papá le prestó los otros cuatro mil, yo no supe que se los halla pagado.

Nos cambiamos para acá, estaba destruida la casa, llena de hoyos, mi marido comenzó a repararla, en partes. Los únicos árboles que había en el patio eran una lima y una bugambilia, allí les puse su columpio a mis hijos y se venían Renatoy Jaime Haro a jugar. Cuando comenzó a florecer la lima y a tirar flores por toda la casa, hasta debajo de las camas. Le dije a Miguel Ruvalcaba, que estuvo de recaudador:

-Me ayudas a tirar la bugambilia.

-Si yo se la tiro, agarró un talache y termino con ella, y se quedo el patio limpio.

Entonces quede viuda, en 1957. Romualdo se dedicaba al comercio, tenía una miscelánea por la calle Morelos, en la esquina con Obregón. Allí encontrabas calcetines, huaraches, ropa, sogas, sombreros, petróleo, tequila, gasolina, aceites, pinturas, allí en la esquina de don Jesús de Santiago. También tuvimos una huerta y tenía naranjos, membrillos, limas y otras frutas, allí pegado con las propiedades don Santiago Alejo. También a el lo conocí y Flavio Alejo no era hijo legitimo, porque don Santiago nunca se caso, a él le dejo todo. Las huertas, la primavera. Don santiago era muy rico y se lo dejo todo a Flavio, que era de buen cuerpo, prietillo como la mamá, su padre era muy blanco. El se caso con Concha Lozano. Flavio y Avelino Navarro, se paseaban por todos lados, que hasta cerraban los hoteles. Conchita tenía unas tías en EE.UU. y ellas lo animaron a que se fueran para allá. Don Santiago grande era muy elegante, siempre usaba traje y se ponía una mascada agarrada por una argolla, en el cuello y su bastón. Dicen que cuando Luis Huízar arreglo un cuarto le cayó un chorro de monedas y cuando murió dijeron que se había engasado porque había sacado un tesoro del pozo de la casa.

Los hermanos de mi marido fueron siete, Enrique, Alfonso (vivían en EE.UU. desde que murió don Poncho, y se quedo Paulita con los demás, su casa era en contraesquina de la plaza de toros), José y Refugio, fueron a los que conocí mejor. Federico otro hermano de mi esposo, era curtidor, ponía a unos muchachos que le hicieran huaraches y hacía trabajo de talabartería. Se caso con una muchacha de Monte Escobedo, Chepa Márquez, prima de Ma. Elena Márquez, la del hotel Colotlán.

El club de Leones lo vino formando el recaudador de renta, Amador González, el comenzó a formarlo, siendo parte mi cuñado José Ortega, mi marido, Manuel de León, el Lic. Martínez, Benjamín Ávila, no llegaban a veinte. Cada rato venían los visitantes que de León, Guadalajara, Durango. Pero cuando fue la mera fiesta, fue cuando trajeron una mentada fiesta constitutiva, la fiesta fue en la casa que hoy es de las pipas. Vino el gobernador de los leones, y se vistieron todas de largo. Lucita también estuvo allí, el Prof. Víctor Manuel Márquez Huízar, me parece que estaba don Eliseo Navarro de presidente, don Lauro Martínez, Luis de la Isla, Chabela Torres. Veinte o veinticinco parejas. Hacíamos bailes y cenas. Hacíamos muchos beneficios sociales, regalos de cobija, juguetes a la gente, fiestas de reinas de fiestas patrias. En el Club nunca nos aceptaron bien, las señoras de aquí a las de fuera entre ellas estábamos: Josefina Estrella, Luz Elena Jiménez, esposa del capitán Herminio Sánchez, Lucita Villareal, Emma y Tere Campos, Lupe Hernández y yo, éramos de fuera y no nos juntaban las de aquí. Nosotras hacíamos nuestra fiesta.

A Lucita Villareal la conocí ya casada con Herminio Huízar, precisamente en el club de Leones, de sus hermanos conocí a Juan, que era tremendo, toda la vida de parranda, en que trabajaría quien sabe. Se vino casando con Evangelina Huízar, hermana de Herminio. Angelina y Guadalupe eran hijas de don Aureliano y María del Refugio. Las hermanas de don Aureliano Huízar, les dejaron una herencia que recogió Luis y puso una tiendita, muy buen negocio. También pusieron unas granjas en el rancho de la Toquilla. Y en una temporada de aguas, se reventó una presa que había puesto don Alberto Macías y se llevó todos sus cochinos.

Las Márquez, hijas de don Rosendo fueron un montón, ellas eran muy guapas, Josefina, estaba casada con un Dr. Flores, que tenía la concesión del oxigeno en Guadalajara, ella nos estuvo dando clases, un hijo trabaja en educación apellida Flores Márquez. También eran Victoria y Bertha, esta última era la más hermosa de todas ellas. Una se caso con uno de Montes Escobedo. Ellas eran sobrinas de Lucita Villareal. Don Rosendo y Rebeca Márquez, mamá de Lucita eran hermanos. Yo conocí muy bien a don Rosendo Márquez, lo mismo que a don Tereso Aldana, al Dr. Oropeza, y a Salvador Mayorga, porque con mi marido se juntaban a jugar baraja. Don Rosendo tenía un rancho en el Sauz de los Márquez, a él lo conocí ya grande, acabadón. Tenía un hotel en los portales, y Lidia la mujer que lo atendía, decían que ella se había encontrado el dinero de don Rosendo allí, en el hotel. De la herencia que les dejo don Rosendo, Victoria puso una fábrica de ropa, todas viven en México, solo Josefina vive en Guadalajara. El Dr. Oropeza estuvo aquí como director de salubridad.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home