Monday, October 26, 2009

Don Simon Navarro: recuerdos


Una vez veníamos del rancho mi hermano Benjamín y yo, traíamos la leche a vender. Nos despacharon en un burro, Benjamín venia delante en la tijera del burro, los botes colgados de los picos del fuste, y yo sobre una cobija en la enanca. Estaba el río con poco agua, y cuando veníamos a mitad del río, cuando salieron por la calle del rastro, cuatro cristeros en joda, perseguidos por el 75 regimiento. En esos días no había destacamento de planta. Así que los cristeros entraban y salían del pueblo como Pedro por su casa. Aquí desayunaban, comían y cenaban. Y que hay nomás va llegando el 75 regimiento, en unos caballazos negros, grandes, de un puro color. Y salieron los del ejercito en joda detrás de ellos tirandoles balazos, y nosotros a medio río. Que susto llevamos, dejamos el burro en mitad del río y nos fuimos refugiar, allí por la Ramón Corona, con don Matías, que era ollero. Después de que paso la trifulca, fuimos alcanzar al burro hasta el rancho. Llegaban al rancho los cristeros a comer y llegaban los del gobierno a preguntar: -¿Oiga que aquí estuvieron los cristeros? –Si señor. -¿Y les dio de comer?. – Si señor, Pos que mas me quedaba. Mi papa les hacia entender, que como se negaba, que contra los rifles en la mano no había mucho que hacer y les daba lo que hubiera.

En esos años llovía mucho y había abundancia de flores, además en enero y febrero las cabañuelas mantenía la humedad así que se daba muy bien la miel, mi papá tenia como 100 enjambres de abejas. La miel era muy abundante, teníamos miel para todo el año. Castraba en mayo y también para el día de los muertos. Yo nací en el año de 1916, en el año del hambre, decía mi papá que venia a Colotlàn a buscar maíz y que no hallaba, que nadie vendía. El que tenía guardado, no lo daba a saber porque tenía miedo que lo robaran o que el gobierno le exigiera que lo repartiera a los demás. Tenia un amigo, de nombre Teodoro, que le vendía maíz, pero tenia que ser a media noche, cuando ya no hubiera gente, que fuera a su casa y le tocaba. Le vendía una medida de maíz, en un peso de plata. En tiempo normales comprabas una anega, con ese peso.

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