Monday, October 26, 2009

Don Simon Navarro: recuerdos


El general de Santiago fue el que comenzó a colgar a los rebeldes. El era nativo de Colotlàn, de los de Santiago. El papá del general era de las Loberas, aquí para bajar del Hepazote. Lo conocí, porque el señor pasaba por allí por el rancho, por el camino real.

Don Herminio Sánchez tuvo dos hijo, Herminio y Antonio, el y yo éramos de una edad. Después de la muerte de don Herminio, Herminio hijo se fue a la escuela militar y solo Antonio se quedo aquí con su mama y su abuelita, dueña del Yerbaniz. Antonio iba todos los días a la Boquilla, donde tenía una potrerito y unas vaquitas que ordeñaba, en el pueblo, y me invitaba a acompañarle. Antonio siempre tuvo debilidad por el trago, y de eso fue de lo que murió, murió joven, el no se dedico a nada. Rodeos no dejaba uno, compraba caballos muy seguido y pronto se los acababa, porque no les daba de comer, puro trabajo. Duraba 24 horas con el tamborazo. Yo tenía un caballito que me dieron, yo mismo lo amanse, y salió muy bueno coleando. El me lo compro, me dio por una yunta de bueyes por el. Fue por hay, el año cuarenta, y los caballos regulares valían cincuenta pesos. Ese fue el primer caballo que amanse. Mi papa le dijo. –Hay si el te lo quiere vender, pos es de el. Y se lo vendí. Fuimos al rancho del Yerbaniz por el ganado, el rancho de la abuelita, allí tenían ganado. Para ese entonces Herminio ya estaba en el colegio militar, nomás Antonio era de hombre. Se acabo el capital, vendió todo el ganado de la mama y de la abuela, y todo lo que pudo vender sin escritura. Tenían dos ranchos las Tarjeas y el yerbaniz, eran ricos. Ellos vivían a media cuadra, de donde estaba la coca. Yo conocí bien la casa, porque cuando salíamos de la escuela, allí nos íbamos a jugar. Tenían caballos y nos íbamos a lazar. Antonio y yo éramos compañeros de vaganza. El duraba días y meses borracho, no se la cortaba, el tenia mucho dinero, no le faltaba. Don Herminio era un hombre alto, grueso, bien parecido, fue en su casa donde lo conocí. Era muy respetuoso, de mucho valor, los ricos lo eligieron para que defendiera ese partido. Calcularon mal porque el gobierno es gobierno, y como se iba a dejar de ese grupo. Luego mal ajuareados, sin armas, municiones y caballos. Andaban algunos en mulitas. Sus rifles con unos cuantos cartuchos. Don Herminio era muy católico, se vestía de traje, quizás los domingos nomás. Pero en su casa lo veía vestido de traje. Cuando iba al rancho se vestía natural, con blusa blanca con alforzas, pantalónes charros y botines. Antonio y yo convivimos muchos años, ya cuando falto su padre, y recibió la herencia el manejo los bienes de la familia. Un caballo le duraba unos cuantos rodeos. Vendía el caballo barato y se compraba otro. Su papa le había dejado su buen capital. Después don Manuel de León, esposo de doña Clementina se entendió de él.

Me platicaba don Mauro Huerta que el y don Herminio eran compadres y que lo había invitado a participar en la guerra, que el anduvo también en la revuelta.

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