Esperando a Villano

Atendiendo a una llamada vuestra emitida por una reconocida revista editada en la Nueva España en la capital mexica, y con permiso del 2 de febrero por la sancta y dibina inquisición y dada la solicitud del Birrey conde de la oca y de nuestro inquisidor, que vido promober la cultura en ésta tierra hoy de Dios y antes de yndios como vuestro servidor lo sabe, y que a bien a tenido que por fin las letras sea conocidas en éstas tierras chichimecas, dónde las distancias. los olbidos y los temporales secos se ensañan, e creído de mi obligación adjuntar a vuesa decisión dos de mis más malos pero onrados poemas para ser correjidos y editados en el túnel.
Como puede ser de vuestro conocimiento que la rebista y cosas de Nortes y Decires la hemos dejado aflojar y sin embargo la idea ha sido vuena semylla de dios y de los nuestros é tomado a bien inbitaros o que ustedes me inbiten que formemos filas para ofrecer a la dibina audiencia que nos onre con su presencia a participar en el 2do Foro de la problemática de la Zona Norte de Jalisco en el próximo anibersario de la fundación de las fronteras de San Luis de Colotlán.

Esperando su decisión y este dios con ustedes y conmigo.
desde la tierra chichi.

Villano.
Penúltimo recuento...

He perdido la noción del ser
también
el hacer ha roto su maquinaria
y los finos engranes se han soltado
o han saltado
como ratas moribundas.
He querido -como muchos- atar el mundo a mi espalda
y a mi memoria
establecer la distancia adecuada del universo hasta mí
y sin embargo
este sin embargo que siempre existe
ciego
loco
incomprensible
me deja cada día más débil
menos animal
y más cosa.

¿Que pues soy?
¿Hombre?
¿Animal?
¿Cosa?
¿Nada?

¡SSS, silencio!
Soy nada en este universo
un grano de arena
una voz que recorre la piel
una luz que se apaga
nada.


Travesuras de la costumbre.

Lanza ya tus dardos rotos, infantiles,
sobre la pedregosa costumbre
de la noche azul y bohemia
entre trajes y gestos
lejanos gestos del andador
del tomador de los mil vinos
del vividor de las once mil vírgenes.

Lanza ya tus dardos envenenados, ingenuos,
ángel de la inocencia
a los pies de mi cama
la tan prohibida, y tan desvelada
cama de piel y tiempo
del nadador y del tomador
que sueña sueños que nunca son propios
y paga crímenes que son ajenos.

Lanza ya tus dardos tontos, inútiles
que te están sangrando la mano
ángel de la inocencia
y que te están sangrando el alma
lánzalos uno a uno,
medidos por el impecable reloj de la distancia.
Lánzalos.

Pero cuando se calme tu coraje
cuando toda tú te halles en calma
devuélveme por favor las llaves del departamento
y cierra mi puerta, sin hacer ruido, al marcharte.

El poema y la palabra

Y cuando por fin había decidido
cambiar el nombre de las cosas
y los hechos más o menos trascendentes
por cuestión de higiénica composición
atendiendo de lectores escrupulosos
de la Biblia y el Cantar de los Cantares
comprendí en invisible lazo que nos ata
y/o que ata
la resonancia de las palabras
con el ventrículo derecho del corazón
afectando vía pulmonar a la piel
con un tono morado oscuro
que distingue a la falta de oxígeno
sabiendo que cualquier tonto nos podría decir
que se trataba de un suicidio por falta de
comprensión semántica.

Entonces he ahí pues que
todo poema es un lindo disfraz para los ojos
que convierte lo oscuro en brillante
y lo grosero en sacra celebración
por ello no debí borrar palabra alguna
y que aquellos astrólogos,
los lectores de la Biblia y el Cantar de los Cantares
y todos los lectores que pueda haber,
lectores del cielo, sus astros y sus ciclos,
lectores de la tierra, sus alimañas y sus aguas,
lectores de las plantas, sus arbóreas y sus leñosas,
lectores del hombre, sus ciervos y sus sátrapas,
eran buenos lectores, antes que nada,
del periódico y sus infames noticias.
villanoEl