Pedro Macias Orozco
Don Nicolás Orozco, fue mi abuelo materno y fue talabartero y fue él quien enseño el oficio a los principales talabarteros de Colotlán: entre ellos don Cruz Fernández y Refugio Ortega. Él siempre tuvo talabartería con muchos oficiales, ocho o diez. Su última talabartería estaba ubicada por allí, donde fue el hotel México, y donde después fue la casa popular. Mi abuela se llamó Maria Guadalupe del Real. Mis abuelos venían a nuestra casa a comer todos los domingos, después de cerrar la tienda, como a las tres de la tarde.
Mi papá fue ganadero, agricultor y comerciante, abrió su primera tienda un 17 de noviembre del año 1929, y yo nací dos días después. Durante mucho tiempo fue la mejor tienda en su tipo en Colotlán. Yo comencé a trabajar en ella a los diez años, en mayo de 1940, ya trabajaba yo allí y dure 40 años en ella. Allí se vendía de todo, era tienda mixta. Mi papa tenia una maquina para hacer fideo, y de eso me acuerdo, porque la maquina tenia un volante de 50-60 centímetros. Se subía uno a un banco para hacer el fideo. La maquina de fideos se la vendió mi papá a don José Ortega. Actualmente esa maquina la tiene Toño Díaz. Para 1940 ya no se vendían abarrotes, pero si vendíamos ropa, calzado y sombreros.
En un principio los ayudantes de mi papá en la tienda eran sus hermanos, Protacio y Maria Dolores, ya cuando creció mi hermano Uriel, era él quien le ayudaba. Mi hermano Uriel era 10 años más grande que yo, durante mucho tiempo estuvo al frente de la tienda, pero en 1944, Uriel salió a Aguascalientes y yo me quede al frente del negocio, Después de que se fue mi hermano nos ayudaba mi hermana y Nicolás. Mi papa siempre estuvo allí, nos enseñaba y nos dejaba entendernos del negocio. Entonces se usaba vender mucha tela para hacer toda la ropa, entonces no había mucha ropa hecha, tela para toda la gente: mezclilla, manta, se vendía mucho la bagueta roja, la bagueta es como el paño de lana ahora, las mujeres la acostumbraban mucho para sus chomités, que lo usaban debajo del vestido como especie de fondo. Después crecimos en el negocio vendiendo línea blanca, estufas, camas colchones y refrigeradores.
La gente entonces vestía bien con traje y había sastres muy buenos don Domingo Ruvalcaba era especialista en hacer trajes, en la tienda vendíamos casimires muy buenos, de pura lana. Vendíamos calzado fino, había zapateros en Colotlán que hacían zapato fino, cosido a mano. Entonces todo era hecho a mano. Fuimos distribuidores de Good Year Oxo. Cuando nos quemaron la tienda, mucha mercancía que aun quedaba de la tienda se consumió en el incendio.
Esta fue región eminentemente de toros y toreros, mucho antes que hubiera charros, festejamos la fiesta brava, mi papá vivió y platicaba mucho de cuando estuvo aquí la zona militar, y que hubo la revolución que estuvieron aquí el general La Carra y el General Quintero, en ese tiempo había muchos soldados y los jefes militares les pedían toros a los hacendados y rancheros de la región: Huacasco, Laurel, Hepazote, San Pedro, Tortugas. En aquellos tiempos había ganado bravo, yo pienso que por tradición traían sementales con los que se formaban las ganaderías bravas. En todos los ranchos grandes y las haciendas había toros bravos, para torearse muy buenos. Los jefes militares formaron una cuadrilla, y había toros cada ocho días. Les exigían cuatro toros a cada propietario de hacienda o rancho importante. La carne se la comían los soldados en la semana. En esa cuadrilla participaron don Lauro Felguerez, don Juan Antonio Díaz, Alberto Macias y don Jesús de Santiago. Ellos eran los picadores, salían dos de ellos cada domingo. Yo por mi edad, vi picar a mi papá solo dos veces. Don Felipe Sánchez era matador de toros, también don Ramón, que era fotógrafo. Yo me hice de un muy buen estoque por conducto de mi tía Toña Macias, que era comerciante, maestra y había formado la típica, un ensamble musical de mucha calidad. Daniel Ortega y yo somos primos segundos porque mi abuela doña Maria Guadalupe del Real y doña Paula del Real, la abuela paterna de Daniel, mamá de don José eran hermanas. Conchita y Daniel los más grandes de la casa, se venia a pasar los domingos a nuestra casa. Comíamos y nos íbamos al catecismo, nos veíamos como hermanos. Un día Daniel me pidió regalado el estoque. Después él se lo regalo un amigo suyo compadre de Eloy Cavazos. Daniel le pidió a cambio un estoque nuevo de Toledo. La afición taurina nos alcanzó también a nosotros y formamos una cuadrillita que se presentaba en los festejos importantes del pueblo, pero no matábamos a los toros, nada más los toreábamos y banderillabamos.
Hay un programa de 1930, donde toreaba Marcos Ruvalcaba, ese programa lo tenia el original don Julián Sánchez. Así como “El Rondo”, hijo de Chana Ruiz, y hermano de Emma y Guillermina Ortega. Esa cuadrilla es anterior a la nuestra. Colotlán era entonces un centro importante de la fiesta brava, afición que se fue desluciendo con los años. A mi me llevaban hasta en brazos a los toros y sigo fiel a esa tradición. Recientemente cumplí 55 años de asistir a la fiesta de San Marcos a los toros. La poca afición de aquí que quedaba, se termino cuando tumbaron la placita donde esta hoy el Centro Social. Con el Lienzo Charro la afición por los deportes bravíos ha aumentado.
En el año de 1943, el teniente coronel, Dr. José León Oropeza, formó una sociedad para traer a Conchita Cintrón , se juntaron cien socios, de aquí de Villa Guerrero, Totatiche, Santa Maria, Huejucar, cada uno de a 100 pesos. En esa ocasión llovió y no recuperaron la inversión. Después en mayo volvieron a traer a Conchita Cintrón, pero ya solo cuatro socios y el teniente coronel. Se ponía una gradería de madera que salía hasta media calle de la plaza. En aquel entonces la madera era muy difícil de conseguir. El teniente coronel que era el amo dela región se traía la madera sin ningún problema forestal. Mi papá era el que contrataba con los toreros y con Conchita y había que proporcionarles lo que ocupaban. Donde hoy es el hotel San Luis era la casa de mi tía Cleotilde, allí dejaban los caballos. Mi papa era el contratista como empresario. Conchita la mayor parte del tiempo la pasaba con mis tías. En esta ocasión llovió también en mayo, y la gente no fue y se perdieron cinco mil pesos, en lugar de tres mil novecientos. Así fue el asunto de los toros.
En el tiempo del herraje de los toros, la gente ayudaba mucho y mi papá sabía mucho de ganado, llegamos a tener hasta ciento cincuenta becerros de nacencia en los tres ranchos. San Pascual, la Hierbabuena. Los sementales daban toros manos o menos buenos para torearse, y entonces llevaba yo a mis amigos al herradero, a José Dávila la Bastolia, después trabajar de herrar y vacunar, toreabamos toda la tarde o toda la mañana. Hubo toreros muy buenos Manuel Valdez, Toño Sillas, Raúl Flores, “el Cachito" . La Becerra, Fernando Gallegos. Don Jesús del Real, era muy buen torero. A medida de la plaza siempre se llenaba. Ellos eran una generación muy anterior. Nosotros toreamos desde el año 55 hasta el 68. En el año de 1959 para las reinas patrias, se sacaban tres candidatas y la reina se elegía con dinero. La Comisión Federal de Electricidad, quería $55,000 de cooperación para la electrificación del poblado. Yo fui casi el fundador del TPCH, y en ese año nos dieron una candidata, otra se la dieron a la presidencia y la otra a la comisión contra el paludismo, que estaba aquí la base regional.
Nosotros trabajamos mucho en esa campaña, el presidente del comité era un Lic. que estaba de Ministerio Publico, también muy aficionado a los toros, yo era el tesorero, hicimos muchos bailes y actividades finalmente ganamos la elección y sacamos a nuestra candidata, Polencho Vázquez. Sacamos mucho dinero para la electrificación. Cinco o seis años estuvimos toreando. Yo tenía los contratos de Conchita Cintrón y de los principales toreros, entre ellos Ricardo Balderas, que vino de novillero aquí, sobrino de Antonio Balderas. En ese incendio de la casa se quemaron todos esos documentos.
El TPCH, estaba formado ente otros por: Agustín Olague, Raúl Vázquez, Tereso Gandara, Daniel Ortega, Nicolás Macias, Pedro Macias, Fabio Ruiz, Daniel Navarro. En el año de 1959 estaba en su apogeo. Nos juntábamos toda la palomilla, de hombres y de mujeres, en la cenaduría de Chilo Ramos. Las mujeres formaron el Club Violeta y los hombres el TPCH. Incluso se mando hacer un estandarte.
Mi papá nació en Santa Maria de los Ángeles, mi tío Felipe ya nació aquí en Colotlán. Ellos fueron seis de familia: Cleotilde, Toña, Alberto, Lola, Protacio y mi tío Felipe. Mi papa quedo huérfano de mamá de seis años y de papa de doce. Ellos salieron adelante, ellos eran muy trabajadores. La más rica de entre ellos fue mi tía Toña. Ella compro la hacienda del Hepazote. Ella les presto dinero a mi tío Felipe y a don Gustavo Sánchez, dueños de la hacienda de Santa Maria, ella les presto $20,000 pesos para comprar la hacienda, que se las había recogido el gobierno a los dueños por falta de contribuciones. Mi tía a su vez se las recogió a ellos, por que no le pudieron pagar. Entro el agrarismo, que tenia 11,000 y pico de hectáreas, y le dejaron tres mil hectáreas que no servían para nada. La hacienda les quedo a los hijos de mi tío Protacio. Mi papá nunca quiso que nos escriturara nada mi tía. Porque nosotros teníamos cerca de dos mil hectáreas de terrenos. Les quitaron las tierras hace muchos años, yo era muy niño. Cuando tenía doce o trece años yo llegue a ir la hacienda ya era de ellas. La hacienda le pertenecía a don Eusebio Barragán, su casa era don de esta la terminal, que era una casa muy bonita.
Mi tía toña a los diecisiete años era directora de escuela, tenia un carácter muy determinante y con mucha decisión. Ella inició con una escuelita para educar a mi hermano Claudio, Elia mi prima, Manuel mi primo y yo, así como la sirvienta que se llamaba Consuelo Enciso, mamá de Luís Arellano. A este grupito nos puso doce meses de escuela y nos enseño a leer, escribir, capitales, sellos aztecas. Entonces no había escuelas, estaba el pleito de la guerra cristera, la gente no quería mandar a sus hijos a la escuela, después dejo la escuela y puso una tiendita, enseguida de la carnicería de don Luís Humberto, ella vendía petróleo y gasolina, eran productos importados. Ella era la distribuidora. Ella le vendió la concesión a don José Ortega. Mi tía tenía muchos negocios y pleitos en el juzgado, ella misma contestaba las demandas. Cuándo murió tenia siete u ocho casas muy buenas. Era dueña del cine colonial, la casa del Restaurante la Hacienda, también donde esta Armando Pinedo, la del Dr. Aceves, la de Nicolás mi hermano, una en la Ramón Corona, otra que el dio a la sirviente a un lado de con Artemio González.
Mi tía Cleotilde era la hermana mayor, ella nació en 1898 y mi papá en 1894. Mi tía Lola fue maestra normalista que estudio en Lagos de Moreno, por aquella época aquí en Colotlán había una directora llamada Willibalda, con mucha visión y empuje, y probablemente fue ella, la que les ayudo a mis tías a ampliar sus horizontes y buscar mejores condiciones. Esto fue durante la época de la escuela socialista y los papás no enviaban a sus hijos a la escuela, y evitaban todo trato con el gobierno. Por esta causa mi hermana Maria y yo nos registramos hasta el año 1975, nunca habíamos sido registrados y no contábamos con acta de nacimiento. A mi hermana que nació en 1927, la bautizaron a escondidas, por allá por las huertas.
En 1952, se le ocurrió a mi padre Alberto Macias en sociedad con Cuco Ortega, hacer una presa sobre el arroyo de la tierra blanca, tres kilómetros arriba de San pascual el objetivo era regar unas treinta hectáreas de tierra. La casa de san Pascual la hizo mi padre para tener ganado, unas treinta vacas, caballos y bodegas para almacenar la cosecha. La presa se trono en el año 58, vino el problema de decepción porque se gasto mucho en hacerla y en reparar los daños que hizo. Nos quedamos descapitalizados, y la casa quedo abandonada, solo unas cuantas vacas que tenía mi hermano nos quedaron de aquel infortunio. En la aparte de abajo, en el arroyo de la tierra blanca, mi papá puso un capillita, y en uno de los pisos, dejo la forma para una capilla de tres naves, más grande para mi hermano el padre. Nosotros, la familia, los hijos, incluso mi mamá, nunca fuimos de la idea de que hiciera esa obra. Le decíamos haga un hotel, compre una casa en Guadalajara. Pero ese era su pensamiento. En otro rancho que tenemos también comenzó una casa grande que no esta terminada. El era de la idea de darle trabajo a la gente, pero su visión no fue para hacer negocio. Aquí en el pueblo nunca le gusto comprar casa, todas las que compraba las vendía.
Mi papá fue ganadero, agricultor y comerciante, abrió su primera tienda un 17 de noviembre del año 1929, y yo nací dos días después. Durante mucho tiempo fue la mejor tienda en su tipo en Colotlán. Yo comencé a trabajar en ella a los diez años, en mayo de 1940, ya trabajaba yo allí y dure 40 años en ella. Allí se vendía de todo, era tienda mixta. Mi papa tenia una maquina para hacer fideo, y de eso me acuerdo, porque la maquina tenia un volante de 50-60 centímetros. Se subía uno a un banco para hacer el fideo. La maquina de fideos se la vendió mi papá a don José Ortega. Actualmente esa maquina la tiene Toño Díaz. Para 1940 ya no se vendían abarrotes, pero si vendíamos ropa, calzado y sombreros.
En un principio los ayudantes de mi papá en la tienda eran sus hermanos, Protacio y Maria Dolores, ya cuando creció mi hermano Uriel, era él quien le ayudaba. Mi hermano Uriel era 10 años más grande que yo, durante mucho tiempo estuvo al frente de la tienda, pero en 1944, Uriel salió a Aguascalientes y yo me quede al frente del negocio, Después de que se fue mi hermano nos ayudaba mi hermana y Nicolás. Mi papa siempre estuvo allí, nos enseñaba y nos dejaba entendernos del negocio. Entonces se usaba vender mucha tela para hacer toda la ropa, entonces no había mucha ropa hecha, tela para toda la gente: mezclilla, manta, se vendía mucho la bagueta roja, la bagueta es como el paño de lana ahora, las mujeres la acostumbraban mucho para sus chomités, que lo usaban debajo del vestido como especie de fondo. Después crecimos en el negocio vendiendo línea blanca, estufas, camas colchones y refrigeradores.
La gente entonces vestía bien con traje y había sastres muy buenos don Domingo Ruvalcaba era especialista en hacer trajes, en la tienda vendíamos casimires muy buenos, de pura lana. Vendíamos calzado fino, había zapateros en Colotlán que hacían zapato fino, cosido a mano. Entonces todo era hecho a mano. Fuimos distribuidores de Good Year Oxo. Cuando nos quemaron la tienda, mucha mercancía que aun quedaba de la tienda se consumió en el incendio.
Esta fue región eminentemente de toros y toreros, mucho antes que hubiera charros, festejamos la fiesta brava, mi papá vivió y platicaba mucho de cuando estuvo aquí la zona militar, y que hubo la revolución que estuvieron aquí el general La Carra y el General Quintero, en ese tiempo había muchos soldados y los jefes militares les pedían toros a los hacendados y rancheros de la región: Huacasco, Laurel, Hepazote, San Pedro, Tortugas. En aquellos tiempos había ganado bravo, yo pienso que por tradición traían sementales con los que se formaban las ganaderías bravas. En todos los ranchos grandes y las haciendas había toros bravos, para torearse muy buenos. Los jefes militares formaron una cuadrilla, y había toros cada ocho días. Les exigían cuatro toros a cada propietario de hacienda o rancho importante. La carne se la comían los soldados en la semana. En esa cuadrilla participaron don Lauro Felguerez, don Juan Antonio Díaz, Alberto Macias y don Jesús de Santiago. Ellos eran los picadores, salían dos de ellos cada domingo. Yo por mi edad, vi picar a mi papá solo dos veces. Don Felipe Sánchez era matador de toros, también don Ramón, que era fotógrafo. Yo me hice de un muy buen estoque por conducto de mi tía Toña Macias, que era comerciante, maestra y había formado la típica, un ensamble musical de mucha calidad. Daniel Ortega y yo somos primos segundos porque mi abuela doña Maria Guadalupe del Real y doña Paula del Real, la abuela paterna de Daniel, mamá de don José eran hermanas. Conchita y Daniel los más grandes de la casa, se venia a pasar los domingos a nuestra casa. Comíamos y nos íbamos al catecismo, nos veíamos como hermanos. Un día Daniel me pidió regalado el estoque. Después él se lo regalo un amigo suyo compadre de Eloy Cavazos. Daniel le pidió a cambio un estoque nuevo de Toledo. La afición taurina nos alcanzó también a nosotros y formamos una cuadrillita que se presentaba en los festejos importantes del pueblo, pero no matábamos a los toros, nada más los toreábamos y banderillabamos.
Hay un programa de 1930, donde toreaba Marcos Ruvalcaba, ese programa lo tenia el original don Julián Sánchez. Así como “El Rondo”, hijo de Chana Ruiz, y hermano de Emma y Guillermina Ortega. Esa cuadrilla es anterior a la nuestra. Colotlán era entonces un centro importante de la fiesta brava, afición que se fue desluciendo con los años. A mi me llevaban hasta en brazos a los toros y sigo fiel a esa tradición. Recientemente cumplí 55 años de asistir a la fiesta de San Marcos a los toros. La poca afición de aquí que quedaba, se termino cuando tumbaron la placita donde esta hoy el Centro Social. Con el Lienzo Charro la afición por los deportes bravíos ha aumentado.
En el año de 1943, el teniente coronel, Dr. José León Oropeza, formó una sociedad para traer a Conchita Cintrón , se juntaron cien socios, de aquí de Villa Guerrero, Totatiche, Santa Maria, Huejucar, cada uno de a 100 pesos. En esa ocasión llovió y no recuperaron la inversión. Después en mayo volvieron a traer a Conchita Cintrón, pero ya solo cuatro socios y el teniente coronel. Se ponía una gradería de madera que salía hasta media calle de la plaza. En aquel entonces la madera era muy difícil de conseguir. El teniente coronel que era el amo dela región se traía la madera sin ningún problema forestal. Mi papá era el que contrataba con los toreros y con Conchita y había que proporcionarles lo que ocupaban. Donde hoy es el hotel San Luis era la casa de mi tía Cleotilde, allí dejaban los caballos. Mi papa era el contratista como empresario. Conchita la mayor parte del tiempo la pasaba con mis tías. En esta ocasión llovió también en mayo, y la gente no fue y se perdieron cinco mil pesos, en lugar de tres mil novecientos. Así fue el asunto de los toros.
En el tiempo del herraje de los toros, la gente ayudaba mucho y mi papá sabía mucho de ganado, llegamos a tener hasta ciento cincuenta becerros de nacencia en los tres ranchos. San Pascual, la Hierbabuena. Los sementales daban toros manos o menos buenos para torearse, y entonces llevaba yo a mis amigos al herradero, a José Dávila la Bastolia, después trabajar de herrar y vacunar, toreabamos toda la tarde o toda la mañana. Hubo toreros muy buenos Manuel Valdez, Toño Sillas, Raúl Flores, “el Cachito" . La Becerra, Fernando Gallegos. Don Jesús del Real, era muy buen torero. A medida de la plaza siempre se llenaba. Ellos eran una generación muy anterior. Nosotros toreamos desde el año 55 hasta el 68. En el año de 1959 para las reinas patrias, se sacaban tres candidatas y la reina se elegía con dinero. La Comisión Federal de Electricidad, quería $55,000 de cooperación para la electrificación del poblado. Yo fui casi el fundador del TPCH, y en ese año nos dieron una candidata, otra se la dieron a la presidencia y la otra a la comisión contra el paludismo, que estaba aquí la base regional.
Nosotros trabajamos mucho en esa campaña, el presidente del comité era un Lic. que estaba de Ministerio Publico, también muy aficionado a los toros, yo era el tesorero, hicimos muchos bailes y actividades finalmente ganamos la elección y sacamos a nuestra candidata, Polencho Vázquez. Sacamos mucho dinero para la electrificación. Cinco o seis años estuvimos toreando. Yo tenía los contratos de Conchita Cintrón y de los principales toreros, entre ellos Ricardo Balderas, que vino de novillero aquí, sobrino de Antonio Balderas. En ese incendio de la casa se quemaron todos esos documentos.
El TPCH, estaba formado ente otros por: Agustín Olague, Raúl Vázquez, Tereso Gandara, Daniel Ortega, Nicolás Macias, Pedro Macias, Fabio Ruiz, Daniel Navarro. En el año de 1959 estaba en su apogeo. Nos juntábamos toda la palomilla, de hombres y de mujeres, en la cenaduría de Chilo Ramos. Las mujeres formaron el Club Violeta y los hombres el TPCH. Incluso se mando hacer un estandarte.
Mi papá nació en Santa Maria de los Ángeles, mi tío Felipe ya nació aquí en Colotlán. Ellos fueron seis de familia: Cleotilde, Toña, Alberto, Lola, Protacio y mi tío Felipe. Mi papa quedo huérfano de mamá de seis años y de papa de doce. Ellos salieron adelante, ellos eran muy trabajadores. La más rica de entre ellos fue mi tía Toña. Ella compro la hacienda del Hepazote. Ella les presto dinero a mi tío Felipe y a don Gustavo Sánchez, dueños de la hacienda de Santa Maria, ella les presto $20,000 pesos para comprar la hacienda, que se las había recogido el gobierno a los dueños por falta de contribuciones. Mi tía a su vez se las recogió a ellos, por que no le pudieron pagar. Entro el agrarismo, que tenia 11,000 y pico de hectáreas, y le dejaron tres mil hectáreas que no servían para nada. La hacienda les quedo a los hijos de mi tío Protacio. Mi papá nunca quiso que nos escriturara nada mi tía. Porque nosotros teníamos cerca de dos mil hectáreas de terrenos. Les quitaron las tierras hace muchos años, yo era muy niño. Cuando tenía doce o trece años yo llegue a ir la hacienda ya era de ellas. La hacienda le pertenecía a don Eusebio Barragán, su casa era don de esta la terminal, que era una casa muy bonita.
Mi tía toña a los diecisiete años era directora de escuela, tenia un carácter muy determinante y con mucha decisión. Ella inició con una escuelita para educar a mi hermano Claudio, Elia mi prima, Manuel mi primo y yo, así como la sirvienta que se llamaba Consuelo Enciso, mamá de Luís Arellano. A este grupito nos puso doce meses de escuela y nos enseño a leer, escribir, capitales, sellos aztecas. Entonces no había escuelas, estaba el pleito de la guerra cristera, la gente no quería mandar a sus hijos a la escuela, después dejo la escuela y puso una tiendita, enseguida de la carnicería de don Luís Humberto, ella vendía petróleo y gasolina, eran productos importados. Ella era la distribuidora. Ella le vendió la concesión a don José Ortega. Mi tía tenía muchos negocios y pleitos en el juzgado, ella misma contestaba las demandas. Cuándo murió tenia siete u ocho casas muy buenas. Era dueña del cine colonial, la casa del Restaurante la Hacienda, también donde esta Armando Pinedo, la del Dr. Aceves, la de Nicolás mi hermano, una en la Ramón Corona, otra que el dio a la sirviente a un lado de con Artemio González.
Mi tía Cleotilde era la hermana mayor, ella nació en 1898 y mi papá en 1894. Mi tía Lola fue maestra normalista que estudio en Lagos de Moreno, por aquella época aquí en Colotlán había una directora llamada Willibalda, con mucha visión y empuje, y probablemente fue ella, la que les ayudo a mis tías a ampliar sus horizontes y buscar mejores condiciones. Esto fue durante la época de la escuela socialista y los papás no enviaban a sus hijos a la escuela, y evitaban todo trato con el gobierno. Por esta causa mi hermana Maria y yo nos registramos hasta el año 1975, nunca habíamos sido registrados y no contábamos con acta de nacimiento. A mi hermana que nació en 1927, la bautizaron a escondidas, por allá por las huertas.
En 1952, se le ocurrió a mi padre Alberto Macias en sociedad con Cuco Ortega, hacer una presa sobre el arroyo de la tierra blanca, tres kilómetros arriba de San pascual el objetivo era regar unas treinta hectáreas de tierra. La casa de san Pascual la hizo mi padre para tener ganado, unas treinta vacas, caballos y bodegas para almacenar la cosecha. La presa se trono en el año 58, vino el problema de decepción porque se gasto mucho en hacerla y en reparar los daños que hizo. Nos quedamos descapitalizados, y la casa quedo abandonada, solo unas cuantas vacas que tenía mi hermano nos quedaron de aquel infortunio. En la aparte de abajo, en el arroyo de la tierra blanca, mi papá puso un capillita, y en uno de los pisos, dejo la forma para una capilla de tres naves, más grande para mi hermano el padre. Nosotros, la familia, los hijos, incluso mi mamá, nunca fuimos de la idea de que hiciera esa obra. Le decíamos haga un hotel, compre una casa en Guadalajara. Pero ese era su pensamiento. En otro rancho que tenemos también comenzó una casa grande que no esta terminada. El era de la idea de darle trabajo a la gente, pero su visión no fue para hacer negocio. Aquí en el pueblo nunca le gusto comprar casa, todas las que compraba las vendía.
2 Comments:
Yo soy nieto de Protacio Macias, vivo en Tijuana que interesante es conocer estas historias.
Que padre conocer estas mayorías
De la familia de mi abuelito pedro
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