Sunday, April 19, 2009

Conchita Cintrón




Hija de madre americana y padre puertorriqueño, Conchita Cintrón nació el 9 de agosto de 1922 en Chile. Desde los once años comenzó a montar a caballo y apenas cumplió trece enfrentó a su primer toro. Conchita no fue solo una espléndida rejoneadora, sino también una tremenda torera. Muchas veces se dio el lujo de torear, rejonear y matar al toro a pie. De cualidades atléticas extraordinarias, y un temple temerario, Conchita Cintrón fue una de las mas celebres matadoras de todos los tiempos. Su radiante belleza y espectacular sonrisa, ayudaron a incrementar su fama y le abrieron la puerta al cariño y admiración de los aficionados a la fiesta brava y de muchos otros profanos. Más de 750 toros mató en sus más de 1o anos de carrera, repartidos entre Europa y América. La primera vez que toreo en público, fue en Lima, en enero de 1936 y dos años después, en el mismo lugar, debutó como novillera. En agosto de 1938 hizo su debut en la Plaza del Toreo, en México, en donde causo tremendo impresión entre los aficionados, a pesar de haber fallado al matar el toro.

Valor, belleza, audacia e inteligencia fueron prendas que adornaron con creces a "La Diosa Rubia", como le conoció el pueblo mexicano y donde fincó su reputación de matadora; mujer de convicciones, defendió a capa y espada su arte, incluso en tierra gringa, donde una gran mayoría de su población se horrorizaba de la fiesta brava y donde con especial encanto preguntó: No merece un toro que va a terminar sacrificado en el rastro, la oportunidad de morir con honor y gallardía en el ruedo? Una sola vez toreo en "América", como se embelezan los gabachos en llamar a su tierra prometida y confundiendo de pasada, el todo por las partes. Fue cerca de san Francisco y no se le permitió darle la puntilla al toro. Fue una mujer en extremo valiente, en dos ocasiones el toro la agarro con sus cuernos, una en Guadalajara y la otra en México, ambas veces fue llevada a la enfermería de donde salió de inmediato para regresar a matar el toro y desvanecerse casi sobre el mismo toro agonizante.

En el año de 1943, el teniente coronel, Dr. José León Oropeza, formó una sociedad para traer a Conchita Cintrón a Colotlán, se juntaron cien socios, de aquí de Villa Guerrero, Totatiche, Santa Maria y Huejucar, cada uno de a 100 pesos. En esa ocasión llovió y no recuperaron la inversión. Después en mayo volvieron a traer a Conchita Cintrón, pero ya solo cuatro socios y el teniente coronel. Se ponía una gradería de madera que salía hasta media calle de la plaza. En aquel entonces la madera era muy difícil de conseguir. El teniente coronel que era el amo de la región se traía la madera sin ningún problema forestal. Don Alberto Macias, era el empresario que contrataba con los toreros y principalmente con Conchita, y se encargaba de proporcionarles todo lo que ocupaban. Donde hoy es el hotel San Luís se dejaban los caballos. Conchita la mayor parte del tiempo la pasaba con las Macías. La segunda vez también llovió, en pleno mayo, y la gente no fue y se perdieron cinco mil pesos, en lugar de tres mil novecientos de la vez anterior. Pero ver torear a Conchita fue una experiencia increíble, en un Colotlán que desde su fundación había tenido una orgullosa afición a la fiesta brava, pero que en las últimas décadas se fue desmoronando y que se extinguió casi por completo cuando tiraron la placita de toros, para construir el centro social.

Cuatro de la tarde, ineludible momento del toreo, cuando la mayoría de las corridas comienzan y el sol declinando golpea de frente en los ojos del toro, deslumbrándolo con sus brillos incandescentes. Pese a todo, ninguna de esas dos tardes, en que Conchita toreo en Colotlan, se dejo ver el sol. Por el contrario pertinaz llovizna no cejo en todo el día, y cuando detrás de las puertas cerradas del patio de cuadrillas, Conchita, montada y lista, esperaba con un frió que entumía su cuerpo hasta los huesos, quizás solo entonces sintió por un momento un miedo cerval, repentino como un rayo que se anido en el fondo de su estomago y como muchas otras veces se pregunto: ¿Qué toro me depara hoy el destino? ¿Será este mi día?

En ese momento todo quedo en silencio, incluso la lluvia se detuvo por un momento; tan solo el agolparse de la sangre en sus sienes y el crecido tamborilear de su corazón llego hasta sus oídos. La voz de un aficionado deseándole suerte; después las puertas se abrieron y el sonido de las trompetas resonó en la plaza de toros. Se santiguo rapidamente, -Mi Dios, y comenzó el ritual de la sagrada fiesta: el toro y el torero frente a frente.

Fue también a las cuatro de la tarde, muchos anos atrás, cuando ella se atrevió a tocar a las puertas de la escuela de toreo de don Ruy da Cámara. Fue también un día frío, pálido del invierno peruano, apenas contaba once anos y el sitio estaba desierto. Da Cámara se encontró frente a el una chamaca esmirriada de cabellos de oro y ojos azules, metida en un muy suelto pantalón de perchera. Le extendió un billete de diez soles y le pidió una lección, agregando que sí, sí sabía montar un poquito, le habían regalado un caballo el día de su primera comunión.

Da Cámara noto entonces, lo que los fanáticos adoraron después en ella, su delicadeza, su solemnidad y su arrojo. Sus finas manos le permitieron girar y presentar la muleta, atrayendo la atención del toro y jugando a su antojo con él, con extraordinaria maestría. Sus verónicas le ganaron la incondicional entrega de su público. En un principio ella jamás censo en trabajar con capas o muletas, sino hasta el día en que el maestro da Camara, alentó a sus pupilos a poner las banderillas en un viejo sillón, desde el lomo del caballo. Ella tomo el juego con tanto interés que en el camino a su casa, puso su talento en juego, sobre un viejo toro camino al matadero. Su caballo, mientras le soltaba la rienda y lo dejaba correr en pos del toro, trastabillo con miedo, pero ella encajo con firmeza sus banderillas sobre el lomo del animal. Así fue como a los diez y seis, aun cuando sus padres esperaban que ella hiciera algo muy femenino, como estudiar francés, ella comenzó sus giras profesionales en las plazas de toros de Latinoamérica.

En agosto de 1942, Maximino Ávila Camacho, terminaba su periodo como gobernador de Puebla, y para señalar el fin de una era, se festejo el mismo su cumpleaños e hizo que para tan trascendental acontecimiento, el congreso de Puebla, lo declarara: "hijo predilecto del estado" y su nombre fue inscrito con letras de oro, en los muros del recinto legislativo. Entre las muchas fiestas que fueron ofrecidas en su honor, se destaco la del gobernador Gonzalo Bautista, en donde asistieron 1200 invitados y la comida se sirvió en platos ribeteados de oro. Aproximadamente 5,000 personas visitaron Puebla con motivos de los festejos ofrecidos a Maximino, el cual en alguno de estos momentos, aprovecho para aparecer en la Plaza de Toros, vestido de luces, con traje de albo color blanco, y acompañado con una atuendo similar por su novia la rejoneadora Conchita Cintrón, con quién se le vio pasear por todo México, a pie, a caballo y en lujosos automóviles. Se habían conocido 4 años atrás, ella, tenía apenas 16, comenzaba a ser torera y le atraía jugar con el peligro: toros, autos y hombres. El ya era Maximino, revolucionario, político, rico, enamorado y extremadamente peligroso. Dueño de la Plaza de toros “El Toreo”, donde ella tuvo la primera oportunidad en México de mostrar sus destrezas. Maximino le llevaba con más de treinta años de edad, y ella se acercaba a él como quien se acerca a un precipicio: con miedo, curiosidad y un poco de temor suicida. Era en cierta forma la misma sensación suicida de enfrentar al peligroso toro, a sabiendas que puede costarte la vida, o de acelerar el poderoso motor de un auto, hasta lo ultimo, como ella gustaba de correr en las carreteras mexicanas.

Maximino fue en extremo famoso por sus excesos, uno de los "hermanos incómodos" más molestos con los que tuvo que lidear un presidente mexicano, era grosero, violento y deshonesto. Su ambición no conocía límites y utilizaba todos sus recursos e influencias para lograr sus propósitos. Elegante, parrandero y enamorado no reparaba en limites para satisfacer sus caprichos. Se le conoció como Mr. 15 por ciento, que era el porcentaje que cobraba por cualquier trato en que participara el estado, a través de el y sus influencias en el gobierno de su hermano. Era ferozmente anticomunista y simpatizaba con el nazismo situación por la que el gobierno de los Estados Uniodos hacia hasta lo imposible por atraerse o comprar sus favores. Con su despiadado tráfico de influencias acumulo una inmensa fortuna: mansiones, ranchos, negocios, hoteles, caballos árabes y 1000 trajes de seda, con sendos zapatos y accesorios que hacían juego con ellos. Maximino era un hombre ambicioso, elegante y terriblemente enamorado, no había vedette, cantante o torera, como Conchita Cintrón, que le gustara y que no rindiera con regalos, galanteos e incluso amenazas. Hizo expulsar de México, al marido de la bailarina española Conchita Martines, tan solo para eliminar la competencia y poder enamorar a sus anchas a la bella mujer. Siempre creyó que la presidencia de México le correspondía a él, y no a su hermano Manuel, pero cuando estuvo listo para ir por ella, murió en una fiesta en Atlixco en agosto de 1945, se dijo que había sido envenenado. Conchita Cintrón, perdió con su muerte, su más dedicado promotor taurino, un enamorado, un maestro, pero sobre todo un buen amigo y compañero de locuras y excesos.

La ilusión de toda la vida de Conchita Cintrón, fue terminar su carrera profesional coronada de gloria en España. Pero la madre patria de Franco, no tenía espacio en sus ruedos para una mujer torero; la estricta legislación prohibía terminantemente a las mujeres torear a pie, para evitar que una herida del toro pudiera exponer sus partes pudibundas. Conchita había sido entrenada como rejoneadora y en tal calidad, sobre el lomo del caballo, fue aceptada infinidad de veces su presentación en la tierra por excelencia del toreo.

Vestida no con la gala del traje de luces, sino una modesta chaqueta de seda, pantalones de cuero, botas y un sombrero alto, amplio con aro metálico, fue que Conchita se presentó en Jaén en 1949 para dar lugar a uno de los momentos más dramáticos en la historia de la tauromaquia.

En un momento de una inspirada corrida, Conchita se aproximo al presidente de la mesa y pidió permiso del oficial para romper la ley que le impedía desmontar de su caballo y torear a pie. Su solicitud fue negada y haciendo caso omiso Conchita desmontó y arrebatándole espada y capote al novillero encargado de darle el estoque final a sus toros, le dio varios pases al animal, para terminar citándolo para matarlo. El animal se impulsa con toda su potencia y Conchita le espera imperturbable con la espada en lo alto, entonces dramáticamente La deja caer sobre la arena y con su mano acaricia el lomo del animal, cuando pasa como un bólido a su lado. El público festeja con una atronadora ovación y ella se retira lentamente para ser arrestada por la policía a la entrada del anillo. La gente protesta con ruido ensordecedor y a punto de iniciar una revuelta, es dejada en libertad y perdonada, mientras su público nubla el cielo con lluvia de sombreros y flores.

A los 27 años de edad se retiro Conchita Cintrón de los ruedos para casarse con el hombre de su vida, no sin una pequeña nota de coquetería: "No se puede mantener a una dama esperando por siempre, y creo que ya he esperado demasiado.” Poco tiempo antes había declarado que ella se retiraría del toreo para casarse, si encontraba un hombre apropiado para ella: “un intelectual, quien pueda dominarme” –toda mi vida profesional he estado dominando toros, y no quiero que le suceda al hombre que yo escoja para casarme. Francisco de Castelo Branco fue el hombre que escogió para pasar el resto de su vida.

3 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Me habia tocado ver fotos de Conchita Cintron en varios archivos familiares de la poblacion de Colotlan, pero solo hasta hoy supe cual era la importancia de esa mujer en Mexico y el mundo. Por otra parte me hace recordar que es la fiesta brava, la primer actividad deportiva y de espectaculo publico implementado en nuestra comunidad desde la epoca de su fundacion. Creo que Colotlan fue un pueblo que durante mas de tres siglos tuvo la corrida de toros como uno de los espectaculos populares mas importantes, es de hace tres o cuatro decadas que ese interes comenzo a decaer y culmino con la destruccion de la plaza de toros: El Progreso. Probablemente el declive de los toros, ha coincidido con el desarrollo de la charreria, o la ultima ha venido desplazando a la primera. En mis tiempos me toco ver vestidos de luces a personajes como Pedro Macias, Daniel Ortega y Benjamin Marquez. Hermosos recuerdos, una pena que muy pocos tengan memoria de ellos y aun peor que se halla borrado de la faz de Colotlan una tradicion tan nuestra.

Tito Escobedo

22 April, 2009 20:10  
Anonymous Anonymous said...

mi tio abuelo Mariano Sanchez le compuso un paso doble.

Raul Sanchez Vazquez

28 September, 2009 21:33  
Anonymous Anonymous said...

Raul ojala pudieras reacatar ese paso doble para darlo a conocer es parte de la historia de colotlan.

28 May, 2011 10:04  

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