UNA REVELACION

Una revelación

El orgullo de la administración del Profesor Carrillo Sandoval, lo constituyó sin ninguna duda el flamante Boulevard construido durante su gestión, y la cereza que corono dicha magna obra, fue el monumento erigido en la parte sur del mismo y que fue dedicado al migrante. Dicho monumento consta de tres pilares en orden creciente y asimétricamente colocados sobre una línea recta, coronados por sendas esculturas de lo que el autor quiso convencernos que eran palomas de la paz.

En el ir y venir del trajín cotidiano, muchas veces había pasado frente a ese ambiguo y desangelado monumento, que no dice nada de nosotros, nuestros héroes o nuestra historia y había sentido un tremendo desasosiego. Me preguntaba porque gastar tanto dinero y el tiempo y el talento de nuestro querido pintor Ricardo Urista, en algo tan desusadamente feo. No que no hubiera estatuas o monumentos más feos, como aquel otro ubicado frente a la secundaria foránea. ¿Por que no haber echo algo mas digno o por lo menos mas representativo de los colotlenses? Sobre todo, porqué esos tres pajarracos burdos, con las alas desplegadas y agudos picos, todo parecían menos mansas y bucólicas palomas. No fue sino hasta hace unas cuantas noches, que en mitad de la noche, me desperté con una vandálica imagen impresa en mi memoria. Un adolescente de cara y cuerpo escurridizo se solazaba pintarrajeando de spray negro, las regordetas figuras sobre los pilares del monumento al migrante. Fue en ese momento que comprendí el mensaje y la grandiosidad del maestro Urista, las figuras de metal que coronan el monumento y pintadas de inmaculado blanco automotriz, no representan en realidad tres palomas, sino tres negros y bien cebados zopilotes. Nos despista el albo color blanco, pero debajo del color, en realidad encontramos tres feroces aves de rapiña, que orgullosas se posan, en actitud desafiante, sobre un esplendido pedazo de carroña.

El genio de Urista, quizás influido por la novísima obra de Dan Brown, en que explora exitosamente algunos de los mensajes codificados del genial Leonardo Da Vinci, buscó legarnos una obra que sobreviva a su momento y que con el tiempo nos de una lectura mas precisa del momento histórico que le toco vivir. Me atrevo a aventurar, que dicha obra hace más bien alusión a los tres peces gordos de la administración que hizo posible el Boulevard , y que el autor fiado a las benevolencias del tiempo, espera que una vez que la pintura utilizada se caiga a pedazos, pueda surgir en su real dimensión su obra y que podamos admirar en toda su expresión los tres soberbios zopilotes que paradas sobre sendas pilas de monedas, nos permitan entender nuestro momento histórico, como uno de cinismo, robo y pillaje, perpetrada por las máximas autoridades municipales. En cierto sentido es un monumento a los hijos ausentes, pero no representados por las tres palomas andariegas, sino por las verdaderas causas que han hecho factible su existencia migrante. Los malos gobernantes que en su afán de dinero, reconocimientos y poder han echado por la borda nuestras oportunidades reales de desarrollo y bienestar. Es un monumento a la rapacidad, a la mentira, a la injusticia y a la deshonestidad.